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No hay plata pa’ tanta gente: una radiografía al IESS

lunes, 19 noviembre 2018 - 11:15
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“Compañero jubilado, no te dejes engañar. No hay gobierno en la historia que haya fortalecido más la seguridad social. Tus pensiones no se van a tocar”. Era abril de 2015 y el entonces presidente Rafael Correa Delgado insistía en la existencia de un superávit, en el  fondo de las pensiones de jubilación de los ecuatorianos. Por esos días, Richard Espinosa, quien era presidente del Consejo Directivo del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), aseguraba que este fondo tenía sostenibilidad para al menos 23 años.
 
En 2015, el Consejo Directivo adoptó dos decisiones cruciales. El efecto de ambas fue devastador para ese fondo, del cual dependen 450 mil pensionistas en el país. Documentos aquí revelados prueban el impacto.  La reserva en lugar de crecer decayó. Grupos de estudio de distintas vertientes académicas coinciden que no habrá plata para tantos jubilados en menos de lo imaginado. 
 
“Es una bomba de tiempo”, advierte Rodrigo Ibarra, matemático y presidente de la firma consultora Actuaria, que realizó la auditoría actuarial más completa sobre los fondos de la seguridad social, por encargo del mismo IESS.  Actualmente, el experto investiga el problema desde una línea académica. 
 
 
“Si no se toman medidas ahora, no habrá recursos para los jubilados de mañana”, alerta por su lado Augusto de la Torre, exgerente del Banco Central, exjefe para América Latina del Banco  Mundial y profesor de la Universidad de Columbia. El académico acaba de hacer una investigación regional sobre los sistemas de pensiones. “Hay decisiones urgentes por adoptar, en la entidad donde yo colaboré, por ejemplo, la edad mínima para la jubilación ya fue  incrementada, porque los trabajadores vivimos más tiempo”.
 
Los expertos concluyen en que solo un paquete de reformas integrales permitirá la sostenibilidad del sistema ecuatoriano. La consecuencia es inevitable: quienes se vinculan ahora al mercado laboral y empiezan a contribuir al régimen de la seguridad social, deberán trabajar durante más tiempo y aportar un mayor porcentaje de su salario, para tener el acceso garantizado a una pensión jubilar en el futuro.
 
Para jubilarse, en la actualidad se deben cumplir requisitos mínimos: 60 años de edad y 30 de aportes. Los distintos estudios apuntan que para que el esquema sea sostenible, la edad mínima de jubilación debe ser de 65 años.
 
Anémico
 
Desnutrido, por falta de recursos. El fondo de pensiones de la seguridad social perdió por efecto de una reforma legal, en 2015, una de sus principales fuentes de ingresos: el aporte del gobierno, que equivale al 40 por ciento del total de jubilaciones. Esto tuvo como efecto que en lugar de crecer el fondo empezara a disminuir.
 
La reserva bajó de 9.678 millones de dólares en 2015 a 7.850 millones en 2018. En teoría, esos recursos en 2017 debían llegar a 12 mil millones. Según documentos del IESS, 2014 fue el último año de saldo positivo para el fondo. A partir de 2015, su balance se empezó a pintar en rojo. Ese año, cuando se eliminó la asignación fiscal del 40 por ciento, dejó de percibir 1.260 millones. En 2016, para pagar pensiones, tomó de su reserva 1.588 millones. En 2017, debió usar 1.752 millones y en 2018, utilizó 1.669 millones de las reservas.
 
 
Un fallo de la Corte Constitucional, de marzo de este año, restituyó la obligación fiscal de contribuir con el 40 por ciento del fondo de pensiones; pero únicamente a partir de 2019. Por tanto, el hueco que se abrió por los tres años de falta de aportes no será cubierto. La factura de la decisión del correísmo la pagarán los jubilados del futuro. Ellos tendrán menos plata. “Nos estamos comiendo las reservas. El patrimonio del fondo de pensiones se reduce, cuando debía crecer a través del tiempo”, alerta Ibarra. Como catedrático de la Universidad San Francisco de Quito, el matemático y actuario promueve investigaciones que esbozan escenarios frente a la seguridad social. Además integra un grupo de análisis académico, la mesa de estudios de la seguridad social, impulsada por la Fundación Esquel.
 
Este grupo de expertos acaba de lanzar una alerta roja. “En la actualidad ya existe una descapitalización del fondo de invalidez, vejez y muerte; de no tomarse las medidas necesarias y considerando que el monto de ingresos por prestaciones supera los ingresos por aportes, este fondo se agotará en poco tiempo”.
 
 
El estudio actuarial independiente, a cargo de Ibarra y contratado por el IESS, recomendó al Consejo Directivo, en 2010, que la tasa de aportación para pensiones fuera duplicada, sin cambiar el esquema de contribuciones. Más de la quinta parte del sueldo mensual de los trabajadores en relación de dependencia se aporta al sistema de seguridad social, que administra el IESS. Una parte de la contribución la paga el trabajador de su bolsillo; otra parte la contribuye su empleador. Del total, casi la mitad se destinaba al fondo de pensiones de jubilación y muerte. Pero en 2015, contradiciendo la recomendación actuarial, el Consejo Directivo presidido por Richard Espinosa, bajó ese porcentaje. El efecto, en el primer año de la medida, fue disminuir el flujo para pensiones en casi la mitad, y duplicar los recursos para el fondo de salud. Si bien se definió una fórmula de cálculo que en 2021 devolverá a pensiones el aporte principal, es posible que sea demasiado tarde.
 
Insostenible
 
Patricia Borja Laverde, de 23 años, acaba de graduarse como abogada en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Para ella, la jubilación está a 37 años de distancia: cuando cumpla los 60 y tenga tres décadas de aportes a la seguridad social podrá optar por ese  beneficio, que ahora parece muy lejano en el horizonte de su vida. Sin embargo, apenas empiece a aportar a la seguridad social ella estará contribuyendo al pago de los pensiones de los actuales jubilados. Así se sostiene el sistema ecuatoriano, que es solidario, de reparto, y con capitalización colectiva.
 
El sistema parte de un principio de solidaridad intergeneracional. Los pensionistas actuales dependen en gran medida del aporte de 3,15 millones de afiliados. Pero la tasa de crecimiento de jubilados se incrementa a mayor velocidad de lo que aumentan los pensionistas.  La diferencia se explica por un fenómeno global: la tasa de natalidad baja; mientras la esperanza de vida sube. Ahora hay siete contribuyentes por cada pensionista; en 2055 serán cuatro contribuyentes por cada jubilado.
 
Patricia Borja se suma a las voces de alerta sobre el futuro de la seguridad social. En los dos últimos años investigó el fondo de pensiones, y acaba de publicar los resultados en el libro “La descapitalización del fondo de pensiones del IESS versus el derecho de los afiliados”.  “Las reformas y decisiones que adoptaron las administraciones del IESS fueron antitécnicas y no es aventurado advertir el riesgo de inminente descapitalización”, advierte
 
 
La jurista planteó en dos ocasiones pedidos formales para acceso a cifras oficiales sobre la seguridad social, pero sobre ellas pesaba una cláusula de reserva. El velo de confidencialidad solo fue levantado a inicios de este año, cuando los balances actuariales se hicieron públicos. “Desde una perspectiva de derechos, la seguridad social está contemplada en la Constitución y en las leyes, pero las distintas decisiones con carácter politiquero vulneran ese derecho de los ecuatorianos”.
 
Según Augusto de la Torre, la transición demográfica hace urgente una reforma estructural. Pero –además– las medidas coyunturales adoptadas por las últimas administraciones vulneraron el sistema. “Los gobiernos tienen la tentación de manejar los fondos de pensiones con un tinte clientelar. Es fácil anunciar ahora beneficios para los votantes que serán los jubilados del futuro, porque a otros gobiernos les tocará honrar esas promesas”.
 
Un análisis integral de este tema está a cargo de la Vicepresidencia de la República. Debe articularse con el Consejo Directivo del IESS, que es el órgano tripartito de gobierno para la seguridad social. El Consejo lo integran un representante del Ejecutivo, que lo preside; un delegado de los empresarios y uno de los trabajadores. El delegado de los empresarios está en funciones prorrogadas, y el de los trabajadores fue cesado. El presidente del Consejo Directivo, Manolo Rodas, aún analizaba el pedido de entrevista de Vistazo al cierre de esta edición. El director general del IESS acababa de renunciar en esos días. Hay una acefalía parcial en la seguridad social. 

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