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Pobreza, tala y polución, los motivos del "No" para prohibir la minería en el Chocó Andino

sábado, 5 agosto 2023 - 13:25
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Una verde y exuberante vegetación es la puerta de entrada al Chocó Andino, una reserva de la biosfera de excepcional riqueza natural y cultural, que ocupa parte del área metropolitana de Quito, y que afronta una consulta popular para prohibir la minería legal, actividad que muchos de sus pobladores en condición de pobreza ven como una opción para mejorar su calidad de vida.

La actividad minera no es nueva en el lugar, pues hay una mina en etapa de cierre, doce concesiones en exploración y ocho más solicitadas, que abarcarían en total unas 20.000 hectáreas, pero la consulta popular convocada para el próximo 20 de agosto ha dividido a sus habitantes.

Una parte de la población y grupos ecologistas piden votar "Sí" para frenar la expansión minera y preservar el ambiente, pero quienes respaldan el "No" aseguran que una minería responsable cuidaría la naturaleza y apoyaría a los más necesitados.

Extendida sobre 124.296 hectáreas, la Mancomunidad del Chocó Andino (con algo más de 18.000 habitantes), está compuesta por las localidades de Calacalí, Gualea, Nanegal, Nanegalito, Nono y Pacto, que forman parte de las once que integran la reserva de la biosfera, de 287.000 hectáreas.

"MÁS OPORTUNIDADES DE VIDA"

Para Marilex García, paramédico nativa de Pacto, la más poblada con unos 5.000 habitantes, su parroquia es una de las "más lindas", pero lamenta que no haya desarrollo, "ni por parte del turismo ni tampoco dejan que entren otras empresas", y los ambientalistas han provocado "pelea y división".

García aspira a que todos en su pueblo tengan "más oportunidades de vida: sueldo digno, trabajo estable". Lo mismo augura Marcia Dután, quien desde los 15 años hace panela, en jornadas que inician de madrugada y que no le han dejado suficiente dinero para educar a sus cinco hijos, repitiendo así su propia historia y la de sus nueve hermanos.

"Mis padres han sido pobres y no les alcanzaba para el estudio", dijo Dután, cuyos hijos también se dedican a la producción de panela que, junto al turismo, es una de las fuentes de ingreso en Pacto, donde el monocultivo y la ganadería han cambiado el paisaje.

“Se ha acabado la montaña por la agricultura. Para sembrar la caña, toca botar el monte", dijo a EFE al anotar que en su zona no ha visto ecologistas que reclamen por la contaminación de ríos. En un recorrido de prensa -al que EFE fue invitado- la alegría de unos jóvenes bañándose en el cristalino río Chirapi contrastaba con las viscosas aguas del mismo afluente que, pocos metros abajo, recibía aguas residuales de barrios cercanos, dejando desechos en sus orillas y pestilencia en el ambiente.

Allí, Germán Velázquez aseguró a EFE que la falta de tratamiento de agua es una amenaza, mas "no la minería legal", que considera que puede abrir otras actividades económicas y apoyo a emprendimientos comunitarios.

DECIDEN AJENOS AL LUGAR

Según Estalin Andrango, oriundo del lugar, hace unos 70 años, gente del sur del país llegó a Pacto en busca del oro: "Hemos sido, por cultura y trayectoria, mineros de toda la vida". "Sin embargo, hace más de 20 años se enquistaron en nuestra sociedad movimientos ecologistas, que han venido rompiendo este tejido social", apuntó Andrango, para quien la minería responsable y legal es "un aliado" para el desarrollo.

"Lamentablemente estamos en medio de una campaña sucia, donde el ciudadano del Chocó Andino no está siendo escuchado; y colectivos, que hacen un mal uso de redes sociales y de medios de comunicación, han logrado establecer un falso criterio", en los habitantes de Quito, dijo.

Va "a decidir gente que no debería decidir por nosotros", anotó Dután, en referencia a unos dos millones habilitados para votar en Quito. "Nosotros somos los que vivimos con bajos recursos; no hay trabajo, solamente en la panela", se lamentó.

ORO Y OSOS

Según Fernanda Verdugo, relacionista comunitaria, en la zona de las concesiones hay oro y algo de plata en vetas geológicas aptas para pequeña minería. En el sector no hay bosque primario, pero sí varios cultivos de caña, cacao, cítricos, y una pequeña construcción rodeada de árboles, que era una mina que operó 20 años "sin afectación ambiental", comentó a EFE.

"El oso (de anteojos) no camina por aquí", pues no es su hábitat, aseveró al referirse a una de las preocupaciones de los ecologistas. La Cámara de Minería, que hace campaña por el "No", apuesta por un desarrollo integral, con estrategias para combatir la pobreza y conservar el ambiente en el Chocó, amenazado por la tala de árboles, el tráfico de especies, la minería ilegal y mal tratamiento de las aguas residuales.

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