La vida de Angélica Cevallos, de 34 años, quedó trastocada en menos de dos semanas por dos eventos dolorosos e incomprensibles.
El primero fue la muerte de su hermano. Y el segundo, quedar atrapada en el país donde él vivía, sin poder volver a Ecuador a reposar de su duelo junto a sus seres queridos.
Angélica Cevallos -ecuatoriana de nacimiento, que tiene la doble nacionalidad por parte de su madre venezolana- se encuentra en Caracas contra su voluntad. Venezuela no le permite salir, a menos que obtenga un pasaporte de ese país, un trámite que en la crisis en la que se encuentra sumida la nación, puede tomar varios meses.
La penosa travesía de la joven comenzó el pasado 13 de febrero. Angélica salió de su natal Quito hacia el Aeropuerto Internacional de Maiquetía pues el estado de salud de su hermano, víctima de cáncer se agravó. Un viaje que originalmente sería en marzo, tuvo que ser súbitamente adelantado. Y así, llegó a Caracas el 14 de febrero.
Sin embargo, desde antes de abordar, este viaje ya empezaba a ser un conflicto.
"Cuando llegué al counter del aeropuerto, uno de los trabajadores de la aerolínea Copa me indicó que debía llamar para confirmar si mi ingreso era permitido en Venezuela. Pregunté por qué, si Venezuela no pide visa para ecuatorianos. Pero ahora es así: pasajero por pasajero, llaman a preguntar si los van a dejar entrar o no", cuenta en una entrevista telefónica con Revista Vistazo.
Según narra, los ecuatorianos que desean viajar a Venezuela, tienen que pasar por este trámite. "En el aeropuerto te enteras, con el pasaje comprado, si te van a dejar entrar a Venezuela siendo ecuatoriano o no". Hace un par de semanas, tres personas que ya estaban a punto de embarcar no obtuvieron la autorización del lado venezolano y tuvieron que quedarse, cuenta la misma Angélica, de acuerdo a información que obtuvo en el aeropuerto.
Al ver esto, explica, entró en desesperación: su hermano no soportaría mucho más y su viaje era más que urgente. Entonces mostró su cédula de identidad venezolana, obtenida en ese país hace algunos años, durante una visita de vacaciones. "También soy venezolana y no me pueden negar la entrada", dijo. Pudo viajar.
Al llegar a Venezuela y pasar por migración, se llevó otra sorpresa. "Presenté mi pasaporte ecuatoriano y la cédula venezolana, para que no pase lo mismo que ya había pasado en Quito, entonces me preguntaron por mi pasaporte venezolano, que yo no había llevado pues estaba vencido. Viajé con el ecuatoriano y traje la cédula venezolana para que vean que tengo doble nacionalidad".
La persona encargada del counter de migración en ese momento le dijo que ella entraría al país como venezolana, por lo tanto, no le sellaron el pasaporte ecuatoriano. Pero antes de pasar, le dieron una advertencia: como estaba ingresando al país como ciudadana, para irse tenía que tramitar un permiso de salida en el SAIME, el Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería.
En su desesperación por llegar a ver a su hermano, no le importó nada. Ok. Como sea. Déjenme pasar, pensó.
Su hermano murió el sábado 15 de febrero y desde el lunes 17 intenta infructuosmente volver a Ecuador.
"En el SAIME hay filas de dos y tres horas para ser atendido. Una vez adentro, un funcionario me dijo que tengo que solicitar mi pasaporte venezolano y que me lo darían en algunos meses. Debo hacer la solicitud, pagarlo y regresar para ver si me dan el permiso de salida del país.
Esto implica un gasto y un tiempo que yo no tenia previsto, pues tomé vacaciones de mi trabajo en Quito para venir al funeral de mi hermano, sin pensar en que todo esto ocurriría de esta manera".
Angélica siente que las puertas se le cierran por todos lados. El Cónsul de Ecuador en Venezuela, Gonzalo Vega, le indicó que el país no puede hacer nada por ella, pues sería una intromisión de Ecuador en la jurisdicción venezolana. "Tengo que acatar las órdenes de aquí y aquí nadie me presta ayuda", dice Angélica, con desesperación. Revista Vistazo intentó obtener una versión de la Cancillería sobre todo este tema, pero nos indicaron que las respuestas serían remitidas posteriormente por correo electrónico.
Los sistemas tampoco juegan a su favor: intenta hacer la solicitud para el trámite y este no le permite ni ingresar con su número de cédula ni recuperar su clave. Explica que le han ofrecido tramitarle un pasaporte más rápidamente, de forma corrupta e ilegal, por un valor que sobrepasa los $1000. Cuenta, mientras pasa los días en la casa de otro de sus hermanos, que teme que el sistema y las leyes le sigan poniendo trabas.
Según el abogado especialista en Derechos Humanos, Mario De Freitas, la Embajada está obligada a brindarle apoyo porque es una migrante en una situacion de vulnerabilidad. "De acuerdo a la Ley Organica de Movilidad Humana, en su Artículo 21, deberian prestarle ayuda", indica.
Explica además, que en 2016, la Corte Constitucional de Venezuela, para los casos de personas que tienen doble nacionalidad, determinó que la venezolana siempre primará sobre la otra. No obstante, eso no significa que deba suceder lo que está pasando con Angélica: pedirle una documentación específica para salir del país, si es que no hay alguna prohibición explícita determinada por la ley.
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos indica en su Artículo 12, numeral 2, que "toda persona tendrá derecho a salir libremente de cualquier país, incluso del propio". En el númeral 3 se especifica que "nadie podrá ser arbitrariamente privado del derecho a entrar en su propio país".
Así mismo, esta normativa explica que los los derechos mencionados "no podrán ser objeto de restricciones salvo cuando éstas se hallen previstas en la ley, sean necesarias para proteger la seguridad nacional, el orden público, la salud o la moral públicas o los derechos y libertades de terceros".