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McCarrick, el cura católico de más alto rango y que era un depredador sexual; tres papas conocieron los rumores

miércoles, 11 noviembre 2020 - 04:13
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El Vaticano reveló la investigación sobre el exarzobispo de Washington Theodore McCarrick, de 90 años, expulsado del sacerdocio y del colegio cardenalicio por Francisco por abusos a menores, en el que se explica que el papa argentino conocía "sólo de oídas" su "comportamiento inmoral con adultos" y que Juan Pablo II y Benedicto XVI, a pesar de los continuos rumores, dejaron pasar el asunto.
 
Theodor McCarrick, el cura católico de más alto rango acusado de abuso sexual, fue nombrado en altos cargos por diferentes papas, entre los que figuran Juan Pablo II y Benedicto XVI, a pesar de los señalamientos en su contra. El caso no se tocó durante los primeros cuatro años del papa Francisco.
 
El informe, de 461 páginas publicado ayer por el Vaticano tras dos años de investigaciones a petición del mismo Francisco, apunta un sistema durante años de mala información por parte de los obispos y los nuncios al papa, de desestimación de las denuncias anónimas por parte de las víctimas, de superficialidad y de falta de investigación de una conducta considerada entonces impropia, pero que en realidad escondía reiterados abusos sexuales y de poder de un verdadero depredador.
 
Una mujer, por ejemplo, aseguró que vio cómo el cardenal le acarició los muslos internos a sus dos hijos. Pero más que relatos, la indagación probó que la Iglesia ya conocía múltiples acusaciones por el comportamiento de McCarrick, y a pesar de ello, el clérigo se convirtió en una figura influyente tanto en Estados Unidos, como en viajes internacionales en los que ejercía "diplomacia blanda" de la Santa Sede, es decir, no de manera oficial. 
 
El caso estalló cuando el exnuncio en Estados Unidos, Carlo María Viganò pidió en agosto de 2018 en una carta de once páginas, publicadas en medios católicos conservadores, la renuncia del papa Francisco al asegurar que éste conocía ya desde 2013 las acusaciones que pesaban sobre el cardenal McCarrick.
 
FRANCISCO SABÍA SOLO DE OÍDAS LA CONDUCTA IMPROPIA, PERO ACTUÓ CON LA PRIMERA DENUNCIA
 
En el esperado informe se subraya que hasta 2017 a Francisco nunca se le entregó ningún documento o cartas anónimas sobre McCarrik y que nunca habló del tema con Benedicto XVI ni con el entonces prefecto de la Congregación para los obispos, Marc Ouellet.
 
Pero, concluye que el "papa Francisco había conocido sólo de oídas las acusaciones y rumores respecto a una conducta inmoral con adultos relativa al periodo anterior al nombramiento de McCarrik como arzobispo de Washington".
 
No obstante, "considerando que las acusaciones habían sido ya examinadas y rechazadas por Juan Pablo II y considerando que McCarrik, que en 2013 tenía 83 años, estuvo en actividad durante el pontificado de Benedicto XVI, Francisco no vio necesidad de modificar la línea adoptada en los años precedentes", escriben en las conclusiones.
 
JUAN PABLO II CONOCÍA LAS ACUSACIONES, PERO FINALMENTE LO NOMBRO ARZOBISPO DE WASHINGTON
 
La carrera de McCarrik empieza cuando es elegido obispo de Mentuchen en 1981 y de Newark en 1986, donde empieza a destacar por ser hábil en recoger fondos para la Santa Sede y su nombre empieza a resonar para la poderosa diócesis de Washington, que va ligada siempre a convertirse en cardenal.
 
En el informe se recoge que uno de los testigos al que llaman "cura 1" de la diócesis de Metuchen afirmó que había notado las actividades sexuales de Mcarrik con otro sacerdote y después lo intentó con él.
 
Se sabía que el prelado había "compartido cama" con jóvenes adultos en la residencia del obispos en Metuchen y Nerwak y que también los llevaba en una casa que tenía cerca del mar en New Jersey.
 
Y es que desde principios de los noventa, varios funcionarios de la iglesia estadounidense y el embajador del Vaticano en el país recibieron seis cartas anónimas en las que se acusaba al clérigo de ser un “pedófilo” al que le gustaba que le llamaran el 'tío Ted'.
 
Todas estas acusaciones fueron recogidas en una carta que el 28 de octubre de 1999 del cardenal John O'Connor, arzobispo de nueva York, al nuncio apostólico y que llega a Juan Pablo II.
 
O'Connor desaconseja su nombramiento porque considera que sería un gran escándalo. Juan Pablo II pide un informe al entonces nuncio en Estados Unidos, Gabriel Montalvo, quien pide su parecer a los cuatro obispos de New Jersey y, según la investigación, "las respuestas de los obispos confirmaron que McCarrik compartió cama con jóvenes", pero no indicaban con claridad que hubiera una "mala conducta sexual".
 
En un principio, el papa prefirió apartar la candidatura de McCarrik para Washington pero éste el 6 de agosto escribe al secretario personal de Juan Pablo II, Stalisnaw Dziwisz y asegura que "en los 70 años de su vida jamás ha tenidos relaciones sexuales con ninguna persona hombre, mujer, joven o viejo, religioso o laico, no ha abusado de una persona o la ha tratado sin respeto".
 
"McCarrick reconoció que compartió cama con seminaristas en la casa del mar y que fue algo imprudente, pero insistió en que no había nunca tenido una conducta sexual impropia y que todo eran calumnias".
 
Juan Pablo II creyó a Mcarrick  a quien conocía muy bien desde los años 70 y como presidente de la Papal Foundation, que recogía importantes donaciones para el Vaticano, y le nombró arzobispo de Washington.
 
EL VATICANO ASEGURA QUE LAS DONACIONES DE McCARRICK NO INFLUYERON EN LAS DECISIONES.
 
El informe del Vaticano se concluye que las transferencias que fueron enviadas a diferentes personas del Vaticano durante varios años "no influyeron en las decisiones" tomadas sobre la carrera de McCarrik.
 
El año pasado el diario "The Washington Post" desveló que McCarrik envió desde su propia cuenta, donde llegaban las donaciones que recogía para la Iglesia en Estados Unidos, hasta 600.000 dólares durante casi dos décadas.
 
La investigación de este periódico afirmaba que envió dinero donado a la iglesia por donantes estadounidenses a más de 100 funcionarios católicos, incluidos Juan Pablo II, que recibió 90.000 dólares, y Benedicto XVI, que recibió 291.000 dólares.
 
BENEDICTO DESESTIMA PROCESO Y LE ORDENA PERFIL BAJO, QUE NUNCA CUMPLIO
 
Cuando en 2005 vuelven a surgir las acusaciones contra McCarrik de abusos sexuales a adultos, Benedicto XVI decide poner fin a la prórroga que había decidido sobre la jubilación del arzobispo, que acaba de cumplir 75 años. McCarrik le pide que espere unos meses para no amplificar el escándalo.
 
En 2006 y 2008, Viganò, que trabajaba en la secretaría de Estado, realizó dos informes sobre la conducta en los años 80 de McCarrik y preocupado porque podría surgir un escándalo sugirió abrir un proceso canónico.
 
El secretario de Estado, Tarciso Bertone y el sustituto para los Asuntos Generales de la secretaría, el argentino Leonardo Sandri, compartieron la preocupación y se lo dijeron al papa Benedicto, pero se desestimó un proceso canónico y se indicó sólo en 2006 al purpurado que mantuviese un perfil bajo.
 
El Vaticano destaca que los documentos hablan de recomendaciones y no de sanciones.
 
Sin embargo, McCarrik siguió viajando por el mundo sin que nadie lo impidiese. Se puntualiza que ni el nuncio Pietro Sambi ni después el mismo Viganò ,que fue embajador desde 2011, impidieron o dijeron nada sobre los continuos viajes y participaciones en actos del exarzobispo.

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