Una joven de 26 años, identificada como Evgenia Shulyatyeva, estaba tomando un baño y puso su teléfono a cargar cerca de la bañera. El dispositivo cayó dentro y provocó una descarga eléctrica que la mató al instante.
El cuerpo de la mujer, quien era una contadora rusa, fue encontrado por su madre. Al ver que pasaban varias horas y Evgenia no respondía a sus llamadas, la madre acudió al apartamento de su hija y se encontró su cuerpo en la bañera. Llamó a una ambulancia, pero no había nada que hacer, la joven había fallecido.
La policía abrió una investigación de su muerte, aunque la hipótesis que se maneja es que fue inmediata y producida por la descarga eléctrica del celular, que estaba cargándose conectado a la corriente.
Aunque la muerte de la joven en la ciudad de Kirovo-Chepetsk, al oeste de Rusia, ha conmocionado al país, noticias como esta no son frecuentes en Rusia. La muerte de Evgenia es la octava de su tipo en doce meses en ese país, una estadística alarmante que ha hecho que las autoridades se movilicen y emitan un comunicado a la ciudadanía pidiendo extremar las precauciones.
“Relajarse en una bañera con un teléfono móvil es como jugar a la ruleta rusa”, dijo un ingeniero al periódico Daily Mail, que reseñó la muerte de la joven.
En agosto, una niña de diez años murió al caer su teléfono en la tina de su casa en Serov, un pueblo minero ubicado en los Urales. El celular también estaba enchufado a la red eléctrica.
En julio, un joven de 17 años murió electrocutado por el mismo motivo mientras escuchaba música y se daba un baño.