Esta maravilla de la ingeniería que une dos ciudades entre Suecia y Dinamarca, a través del mar, costó 1.500 millones de dólares: lo mismo que el terreno que fue aplanado para la fallida refinería del Pacífico. ¡Sí que sabemos desperdiciar!
La obra tiene aproximadamente 16 kilómetros de largo. Cuenta con tres secciones: un puente, una isla artificial y un túnel submarino. El puente tiene 8 kilómetros de extensión. Está sostenido por dos pilones o vanos centrales de 204 metros de altura. Los automotores van en el nivel superior y debajo en otra estructura están las rieles del tren.
Una isla artificial, denominada Peberhol, conecta tanto a la autopista de vehículos como las rieles del tren, a un túnel subterráneo de cuatro kilómetros de extensión. La isla no solo une las pistas con el túnel, sino que ha permitido el desarrollo de plantas y animales.
La isla artificial de Peberholm no solo conecta al puente con un túnel subterráneo, sino que se ha convertido en un santuario de flora y fauna
El puente es la realización de un sueño antiguo de las comunidades de Copenhague en Dinamarca y Malmö en Suecia. “El mar no solo representó por siglos una barrera física, sino también psicológica para los habitantes de estas dos ciudades, disuadiendo el comercio y las relaciones más cercanas por las dificultades del viaje marítimo”. Finalmente en 1991, los dos gobiernos firmaron un acuerdo y encargaron a un consorcio privado, con capital de los dos países, la construcción y operación. La construcción se inició en 1993 y la operación comenzó en diciembre de 2000. Los habitantes pagan un peaje al operador, cuya concesión vence en 2037. El viaje en auto toma 10 minutos y en tren 35. La obra ha beneficiado a más de 3.700.000 habitantes. Su costo de construcción fue de 1.500 millones de dólares.
Durante el gobierno de Rafael Correa aplanar el terreno y dotar de infraestructura básica a la refinería fallida de El Aromo, en Manabí, costó exactamente la misma cantidad que este maravilloso puente.
Las condiciones climáticas y los fuertes vientos del mar Báltico y del Norte hizo de esta construcción una llena de grandes retos en ingeniería. Para controlar la vibración de los cables se instalaron amortiguadores de resorte de compresión, en el centro de los cables.