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La criptoeconomía latinoamericana, otro reflejo de la región

Con cada día que pasa, los latinoamericanos usan más las criptomonedas en su vida cotidiana. Pero en el contexto regional, los riesgos suelen superar la capacidad de las autoridades para enfrentarlos.

  • Este trabajo fue realizado gracias a una alianza entre Revista Vistazo, El Espectador y CONNECTAS en el marco de la investigación global La Cripto Lavadora, liderada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación.
  • Las criptomonedas se presentan como una gran oportunidad para los latinoamericanos, tanto los ‘buenos’ como los ‘malos’. Los primeros las utilizan, por ejemplo, para invertir o resguardar sus ahorros de la inflación y para enviar remesas. Y los segundos, para sus operaciones de lavado de dinero y corrupción. Mientras tanto, las autoridades apenas comienzan a entender esta tecnología, que ha revolucionado las operaciones financieras.

    LEA: La Cripto Lavadora: el paraíso de las finanzas ilegales

    De acuerdo con el informe de adopción de las criptomonedas 2025 de Chainalysis, América Latina fue la segunda región que más creció, con una tasa interanual de 63%. Aarón Olmos, experto venezolano en economía digital y miembro de Fintech Circle, comenta que tradicionalmente “los países que adoptan cripto tienen desequilibrios monetarios, cambiarios, fiscales y comerciales. No es casualidad que países subsaharianos, asiáticos, de América Latina y el Caribe estén mucho más abiertos a adoptar Bitcoin y las otras criptomonedas, que Suecia, Finlandia o Noruega”.

    $!Gráfico: Connectas.

    Sin embargo, aclara que las distorsiones no lo explican todo. Gabriela Battiato, coordinadora del área legal de la ONG Bitcoin Argentina, coincide en este punto. Para ella las criptos crecen en el mundo por su utilidad y eficiencia. Por ejemplo, destaca el envío de remesas, pues las transacciones por blockchain son instantáneas y menos costosas.

    El índice global de adopción de criptomonedas de Chainalysis destaca a Brasil, Venezuela y Argentina. En Brasil, el mercado institucional es muy importante y crece el interés de las instituciones financieras. En Venezuela, el Gobierno las ha usado para evadir las sanciones y comprometió (aparentemente perdió) al menos 16,6 mil millones de dólares de la estatal petrolera en transacciones opacas, que incluyeron el lavado de dinero a través de criptoactivos. Mientras tanto, tanto los venezolanos de a pie como los argentinos han recurrido a las criptos para resguardar sus ingresos o ahorros de la inflación.

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    Pero a la par de la adopción, también ha aumentado su uso ilícito que va desde estafas y el lavado de activos hasta la compra de material de explotación sexual infantil. “El ecosistema ilícito en la cadena de bloques ha experimentado una creciente profesionalización, con una gama cada vez mayor de organizaciones y redes de actores ilícitos que utilizan criptomonedas, así como una mayor complejidad en sus operaciones”, reporta Chainalysis en su informe sobre delitos en este sector.

    La entidad ha estimado que las acciones ilícitas no alcanzan ni el uno por ciento del total de las transacciones, que no incluyen las operaciones de lavado de dinero o de pago por narcotráfico. El informe aclara que, aunque estas transacciones son prácticamente indistinguibles de las lícitas en los datos de la cadena de bloques, la información en poder de las autoridades les permitirían desenmascarar los delitos.

    Entre los grandes responsables de permitir que el dinero sucio fluya por este sector, se posicionan las empresas intermediarias.

    La Cripto Lavadora, una investigación transfronteriza dirigida por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) revela “cómo las empresas de criptomonedas se benefician de actividades ilícitas sin temor a las consecuencias, mientras que dejan sin recurso a las víctimas de los delincuentes que las utilizan”.

    Instrumento del engaño

    Pero no solo se trata de transacciones, lícitas o ilícitas, sino de abiertas estafas. Por ejemplo, durante al menos dos años, una pirámide con visos espirituales, lanzada desde Argentina, afectó a miles de personas en al menos 17 países. Prometía ganancias rápidas y fáciles, en una narrativa que mezclaba lo financiero con el desarrollo personal y espiritual. El líder de este esquema Ponzi, que estiman alcanzó 120 millones de dólares, acumula investigaciones judiciales en varios distritos de Argentina y decenas de años en prisión. La organización tras el esquema piramidal, Generación Zoe, prometía ganancias mensuales entre 7,5 y 10% y aseguraba que su criptomoneda, Zoe Cash, estaba respaldada en oro.

    Más allá del país austral, “las estafas de inversión crecen casi un 40 % interanual a medida que la industria del fraude aprovecha la IA y aumenta su sofisticación”, concluye el reporte de Chainalysis. Y detalla: “Proveedores de IA ofrecen tecnología que ayuda a los estafadores a suplantar la identidad de otras personas o generar contenido realista que engaña a las víctimas”.

    Una investigación reciente de la Agencia Lupa, halló “69 páginas fraudulentas que operan en Brasil y en otros 12 países”. Según esta, el esquema comienza con noticias falsas en las que supuestas celebridades generadas con IA prometen ganancias fáciles. Incluso, la mayoría de los enlaces los direccionaron a páginas alojadas en un dominio “registrado por MainReg INC., empresa mencionada en un informe de seguridad digital como responsable de registrar cerca de 400 sitios vinculados a estafas de inversión o de relaciones en línea”, dice la nota. En ocasiones no se trata de imágenes falsas, como ocurrió este año en Argentina con el presidente Javier Milei, que accedió a promocionar el proyecto Libra, lo que ocasionó un aumento inmediato de su valor, antes de su colapso. Milei enseguida borró el tuit promocional, ha sido señalado de tener vínculos con los creadores del proyecto y es investigado penal y políticamente.

    También en algunos casos esas estructuras se han extendido en el tiempo: “Smart Business Corp, es un esquema Ponzi con una década de antigüedad que tiene como objetivo a los países de habla hispana, en particular a México. En 2022, Smart Business Corp incorporó bitcoin a su cartera de inversiones y prometió a sus afiliados rendimientos exorbitantes basados ​​en un esquema de inversión escalonado. Ese mismo año, la Comisión de Seguridad de los Servicios Financieros y de los Empleados Públicos, la agencia mexicana de protección al consumidor, advirtió que Smart Business Corp no estaba registrada para ofrecer valores en México. Hasta la fecha, Smart Business Corp ha recibido 1.500 millones de dólares en la cadena de bloques”, explica el informe de Chainalysis.

    De acuerdo con ese mismo reporte, las estafas con criptomonedas recaudaron al menos 9.900 millones de dólares el año pasado. “Una estimación que aumentará a medida que identifiquemos más direcciones ilícitas asociadas con fraudes y estafas en los próximos meses”, aclara el informe.

    Battiato y Olmos coinciden en que la clave para evitar las estafas es la educación de los usuarios. Olmos explica que, de acuerdo con CoinMarketCap, hay más de 20 mil criptomonedas, pero solo “el 2% sirve para algo, porque le solventa a alguien un problema: de registro, de transferencia de valor, de reserva de valor”. Por ello, insiste en la necesidad de estudiar a profundidad el proyecto en el que se quiere invertir.

    En esa línea, Battiato recuerda que el ecosistema cripto es muy variado y que cada blockchain tiene un uso particular. “En Argentina hay proyectos regulados por CNV (Comisión Nacional de Valores) que venden, por ejemplo, metros cuadrados de un campo productivo que da una rentabilidad. Eso es una inversión más parecida al mercado de capitales, pero en tecnología blockchain. Es un bono o una acción, te puede ir bien o mal. Pero no sería una estafa”.

    Francisco Orozco Bendímez, líder regional para Monterrey (México) del FAIR Center for Financial Access, Inclusion and Research, añade la importancia de la regulación.

    “Cuando tú inviertes en la bolsa de valores de cualquier país hay una entidad regulatoria, unas reglas del juego. La información financiera debe ser auditada para garantizar que los valores son razonablemente correctos”.

    Pero, aclara, esta práctica no está generalizada en el sector cripto.

    Nuevo instrumento para el crimen, nuevos retos para las autoridades

    “Las criptomonedas —con su capacidad única de permitir transacciones rápidas, transfronterizas y anónimas— están siendo aprovechadas cada vez más por organizaciones criminales transnacionales, incluidos los cárteles mexicanos”, afirma un análisis de TRM Labs.

    De acuerdo con esta firma, los carteles no solo compran químicos a los chinos, sino que se apoyan en ellos para el blanqueo de capitales. “Muchos de estos monederos han sido sancionados por el Tesoro de Estados Unidos, con la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) apuntando a direcciones vinculadas a actividades de cárteles”, señala el artículo. Además afirma que los ilícitos que fluyen por el sistema cripto son más fáciles de desmantelar que las operaciones físicas de los carteles.

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    De hecho, los expertos consultados coinciden en que el sector cripto no es bueno para cometer ilícitos. Orozco lo argumenta:

    “Esta tecnología, la blockchain, permitió algo que antes era imposible, que es el tema de la trazabilidad. Cuando tienes una cuenta en un wallet, tienes una dirección única. Entonces, cuando tú haces una transferencia de cualquier criptoactivo, se ve la cadena de datos de ese dinero... el historial te va diciendo por qué carteras ha pasado. Eso no lo tiene el dinero centralizado”.

    Solo que no todas las wallets exigen un documento oficial para verificar quien es el usuario, aclara Orozco. Esa defensa de la privacidad empieza por la propia naturaleza de esta tecnología. Ni siquiera en las blockchains públicas se puede identificar todas las transacciones realizadas, porque suelen estar protegidas con criptografía, lo que dificulta la identificación de la persona que está detrás.

    Pero en el caso de blockchains privadas, el anonimato a veces es una regla. Un ejemplo es Monero, promovida en algún momento por el Estado Islámico de la Provincia de Khurasan y otras filiales de ISIS para recibir donaciones, según el informe sobre delincuencia con criptomonedas de 2025 de TRM Lab.

    El informe Activos virtuales: riesgos y desafíos para seguir la ruta del dinero procedente de delitos ambientales en Colombia y Perú, de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible – FCDS Perú, identifica algunas modalidades con las que los criminales usan el sector cripto.

  • Usan los cajeros criptos para que diferentes personas conviertan dinero tradicional en criptos en pequeñas cantidades, para evitar los controles.
  • Se aprovechan de la dificultad de hacer seguimiento a las transacciones de persona a persona. La investigación halló casas de cambios físicas y online que colaboran a este tipo de transacciones de manera anónima.
  • La facilidad para encontrar servicios de mixers o tumblers, (mezcladores) “que combinan fondos de distintos usuarios para ocultar el origen y el destino de las transacciones en blockchain. Su objetivo es romper la trazabilidad del dinero digital, lo que dificulta identificar quién envió o recibió los fondos.
  • El informe también halló que algunos exportadores de oro declaran cantidades muy inferiores y el resto del pago lo reciben por medio de criptoactivos.
  • El informe de la FCDS concluye que a las autoridades de Perú y Colombia les falta capacitación para detectar el ocultamiento de billeteras y aplicaciones de los criminales que usan los criptoactivos. También señala que faltan inteligencia y marcos regulatorios más integrales. “A nivel intrapaís, Colombia tiene mucho más avance en cuanto a lucha de delitos asociados a criptos, Perú sí está muy detrás. Y no hay iniciativas regionales especializadas a nivel de autoridades supervisoras”, explicó el equipo investigador de la FCDS para este análisis.

    Battiato comenta que los países avanzan en normativas similares a las de los bancos. “Según la recomendación 15 del GAFE, que es el grupo de Acción Financiera Internacional, ya todos los países están adecuando su normativa. Argentina tiene un registro de proveedores de servicios de activos virtuales, El Salvador lo tiene, Brasil lo tiene”.

    Pero a las autoridades latinoamericanas aún les falta mucho por regular y entender, para poder actuar efectivamente en la prevención y detección de estos flujos ilícitos. Por ejemplo, de acuerdo con una investigación de esta misma alianza periodística, en Ecuador “los criptoactivos no son moneda de curso legal ni un medio de pago autorizado”.

    Sin embargo, en 2024, la actualización de la Ley para Combatir el Lavado de Activos definió por primera vez a los criptoactivos, “lo que supuso que la Unidad de Análisis Financiero y Económico (UAFE) obligara a los proveedores de estos a reportar operaciones iguales o superiores a los 10.000 dólares”. Más allá de la contradicción, el artículo periodístico muestra cómo este vacío regulatorio deja en indefensión a los usuarios y ha obstaculizado la recuperación de cientos de millones perdidos en estafas con criptomonedas.

    En Colombia, según otro reportaje de La Cripto Lavadora, las autoridades se vienen preparando para combatir estos ciberdelitos. Sin embargo, las “operaciones exitosas aún se quedan, principalmente, en casos de hurtos y extorsiones”. El reporte advierte que el caso de las estafas con criptos es muy complejo, porque hay dificultad en determinar quienes son los dueños de las plataformas. Generalmente la maquinaria de este delito se sostiene en lo comercial, en el marketing.

    No sé si afortunada o desafortunadamente la innovación siempre irá mucho más rápido que la regulación. A veces, la regulación termina frenando a la innovación. Entonces, también creo que es un estire y afloje”, dice Orozco.

    Mientras, los informes advierten que el crimen se adapta muy rápido en el uso de esta tecnología.

    ¿Para dónde va el mundo cripto?

    El Bitcoin, la primera criptomoneda, más allá de una herramienta tecnológica, es una propuesta ideológica para horizontalizar las finanzas. Nació hace 17 años, en el contexto de la crisis financiera de 2008, cuando millones de personas perdieron su dinero custodiado por los bancos.

    Satoshi Nakamoto, de quien se desconoce su verdadera identidad, lanzó el bitcoin a la red junto con un manifiesto que expresa lo siguiente:

    “Lo que se necesita es un sistema de pagos electrónicos basados en pruebas criptográficas en vez de confianza, permitiéndole a dos partes interesadas realizar transacciones directamente sin la necesidad de un tercero confiable”.

    Esta propuesta supuso una revolución financiera. Pero como toda revolución, ha tenido su reacción. Los expertos consultados apuntan a que el sistema financiero y hasta los gobiernos han tenido que innovar y simplificar sus procesos, para tratar de adaptar las criptomonedas a las viejas reglas del juego. Algunos usuarios también exigen regulaciones que eviten las perversiones ya conocidas de los sistemas financieros: robos, fraudes, transacciones ilícitas o lavado de dinero.

    Este año parece ser crucial para la criptoeconomía. La segunda llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos ha supuesto un giro. Trump firmó la Ley Genius que regula el sector, mientras indultó a dos personajes clave. Primero a Ross Ulbritch, creador de un sitio en internet de venta de drogas con Bitcoin. Y, meses después, a Changpeng Zhao (CZ), fundador de Binance, que confesó no implementar controles adecuados contra el lavado de activos.

    “Entre la declaración de culpabilidad y el indulto de Zhao, Binance siguió obteniendo beneficios de cientos de millones de dólares en transacciones de criptomonedas vinculadas a algunos de los grupos delictivos organizados más notorios del mundo”, reveló la investigación de ICIJ.

    Por otro lado, según una publicación de Bloomberg, “Binance ayudó a crear la criptomoneda (World Liberty Financial, de la familia Trump), a promocionarla y participó en su mayor transacción conocida”.

    Olmos opina que más allá de los intereses personales de Trump, hay motivaciones que aún no se pueden dimensionar. “Entonces, este indulto no es casualidad. Tiene que ver con algo que se sigue gestando detrás de las nuevas finanzas que ya se están creando, que están montadas en blockchain y en cripto para el mundo entero”.

    En efecto, como afirma Bloomberg, “Trump, quien alguna vez calificó a Bitcoin de «estafa», cambió de opinión el año pasado, declarando que esperaba convertir a Estados Unidos en la «capital mundial de las criptomonedas». Ahora, sus proyectos en el sector de las criptomonedas —incluyendo World Liberty y una memecoin que anunció días antes de su investidura— han incrementado su fortuna en al menos 620 millones de dólares en cuestión de meses”.

    Para Olmos, la tecnología es neutra y todo depende de la intención que se le quiera dar. Sin embargo, advierte que detrás de toda esta innovación hay filosofía, ideología y política. “La gente quiere quedarse solamente con la parte que le parece útil, pero no quiere ver la foto completa”.

    ¿Hasta dónde nos llevarán los negocios e innovaciones cripto? ¿Qué usos le dará la ciudadanía y qué reglas del juego exigirá? Las criptos ya casi llegan a la mayoría de edad, pero aún no podemos vislumbrar con claridad su impacto real en la manera de comunicarnos e intercambiar valores.

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