Quito.- El director de la Academia Ecuatoriana de Historia de la Iglesia, Carlos Freile, considera que la visita del Papa a Ecuador tendrá una agenda cargada de contenido, que tocará "los puntos neurálgicos" de la acción de la Iglesia Católica.
El Papa visitará Ecuador del 5 al 8 de julio, con un apretado programa en las ciudades de Quito y Guayaquil que incluye dos misas multitudinarias y una decena de actividades entre encuentros y reuniones con representantes de diferentes sectores, visitas, discursos y almuerzos.
En Ecuador, Jorge Bergoglio hará oír su voz a representantes de la comunidad educativa y de sectores de la sociedad civil, pero también ha reservado tiempo para estar con los Jesuitas, orden de la que él procede, y con los ancianos y las religiosas que los cuidan.
Freile, en una entrevista con Efe, destacó que el programa demuestra que "tanto el Papa como la Conferencia Episcopal" Ecuatoriana pretenden que el pontífice entre en contacto con sectores esenciales de la vida cotidiana de la iglesia.
Así se explica que en la agenda figuren encuentros "con religiosos, educadores, obispos, sin abandonar al pueblo de Dios. Por eso las dos misas" programadas, que serán multitudinarias, indicó.
Es una forma de decir a los representantes de estos colectivos: "ustedes son los pilares, deben mover la fe católica, presten atención. Si ustedes no son la sal de la tierra, qué va a pasar", explicó el también profesor del área de Historia de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ).
La visita que el Papa Francisco hará al hogar de ancianos atendido por las Hermanas de la Caridad es, en ese contexto, una muestra "de su preocupación por los más desamparados", en la línea que ha marcado su pontificado, consideró el experto.
El del viaje a Ecuador "es todo un proyecto pastoral, no político" que se ha organizado de manera que "sea lo menos manipulable posible", porque, aunque el Papa es el jefe del Estado Vaticano y "todo tiene connotaciones políticas", Bergoglio "viene a hablar con su pueblo y con los fieles para guiarlos del modo en que tiene obligación de hacerlo como vicario de Cristo", explicó.
La visita tendrá un carácter "histórico", según el académico, no solo por la importancia que tiene para los católicos la llegada "del guía supremo de la Iglesia" Católica, sino porque permitirá continuar la estela que dejó Juan Pablo II cuando estuvo en el país hace treinta años.
La presencia de Bergoglio dará continuidad a "un proceso que inició con la conquista española" de América y que recibió "el espaldarazo formidable de San Juan Pablo II", dijo el historiador, en referencia a la labor de evangelización.
Recordó que Juan Pablo II trazó "líneas claras para obispos, sacerdotes, educadores, jóvenes, indígenas, agentes de pastoral" y otros sectores sobre "cómo actuar en un mundo que se está secularizando cada vez más, cada vez más tecnificado, alejado de los problemas espirituales".
Eso "nos sirvió a los ecuatorianos para reflexionar sobre estos temas", dijo, y por ello, la "principal aportación" del papa Francisco debería ser, en esa misma línea, "reafirmar una serie de principios que no se pueden cambiar, como hizo Juan Pablo II", consideró.
Entre esos valores Freile citó "la familia, el amor conyugal, las relaciones entre padres e hijos, el respeto a la vida desde la concepción o el servicio a los desamparados".
Otro aspecto que el profesor destacó del viaje de Francisco a Ecuador es que se inscribe en una gira que le llevará también a Bolivia y Paraguay, "tres países que son pobres en el contexto de América Latina y que tienen "una población campesina e indígena importante", así como abundantes barrios marginales.
Para Freile es importante que el papa no haya decidido visitar antes otros países más ricos y, por esa misma razón, destacó el siguiente viaje a Cuba, adonde irá en septiembre y donde también existen problemas sociales y económicos, subrayó. EFE