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Emociones: En la salud y en la enfermedad

lunes, 23 mayo 2016 - 12:44
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La psicóloga clínica chilena Jennifer Middleton es una de las pioneras en el campo de la psico-oncología. Explica la manera en que las emociones pueden afectar la salud humana.

¿Cómo se acerca al estudio de esta rama de la psicología?
Más que nada por un interés en integrar a la persona. Cuando yo era estudiante de psicología, se enseñaba por separado la mente y el cuerpo. La primera era tema de psicólogos y psiquiatras y el cuerpo correspondía al tratamiento de los médicos. Investigué sobre la forma de integrarlos y me encontré con los trabajos del radiólogo Carl Simonson sobre la influencia de los procesos psicológicos en la aparición y desarrollo del cáncer. Gracias a eso entré en el área de las emociones y su relación con la salud.

La súper especialización de la medicina ha llevado a grandes avances pero también ha significado una pérdida de la visión del ser humano como tal. ¿Qué repercusiones puede tener esta tendencia?
Lo más grave es que esa hiper segmentación ha perdido de vista a la persona. Se considera sólo el órgano y no se da importancia a los aspectos emocionales, familiares, sociales y espirituales de la persona. Podría decirse que lo que se hace es una aproximación parcial a la persona orientada  más a la parte corpórea - biológica, pero ni siquiera eso se hace de manera completa porque se preocupan sólo del órgano que está comprometido. No hay una integración en los equipos de trabajo que incluya el terapista, en la realidad cada uno trabaja por su lado.


Jennifer Middleton es miembro del Colegio de Psicólogos
de Chile, de la Sociedad Chilena de Psicología Clínica.
Junto a su esposo, Jens Bücher, fundaron el Centro de
Desarrollo de la Persona en Chile.

En su libro “Yo no quiero tener cáncer” usted menciona que en el caso de pacientes fumadores el consejo médico se queda en “deje de fumar”, sin indagar en las razones que llevaron a esa persona a fumar, al igual que a los pacientes con gastritis se les receta medicación para sanar el tejido de estómago sin tratar las tensiones o emociones que pueden estar involucradas… ¿Esto propicia las recurrencias?
Nadie trata de averiguar qué es lo que llevó a una persona a fumar, cuando en esa decisión hay factores psicológicos comprometidos; ni qué hay detrás de una gastritis, se enfocan solamente en el síntoma que aparece. Un estudio realizado en Alemania mostró que los pacientes psicosomáticos con afectación en las vías digestivas demoran como promedio 10 años en llegar a consulta psicológica, mientras tanto pasan de especialista en especialista y de tratamiento en tratamiento para curar su úlcera o su colon irritable sin encontrar una solución. Como no se va a las causas que llevaron a la persona a enfermarse sino que solo se tratan los síntomas, la persona está más susceptible de recaer, porque no se solucionó el tema desde el origen.

También menciona que a veces utilizamos la enfermedad para obtener cosas que anhelamos inconscientemente: atención, cariño, un descanso, evitar responsabilidades… ¿Cómo entrenarnos para ponernos en contacto con lo que realmente buscamos sin ocupar la enfermedad de pretexto?
Yo diría que esos son temas inconscientes, al trabajar con el paciente va descubriendo que el estar enfermo le aporta ciertos beneficios. Lo más importante para prevenir que esto ocurra es que el paciente vaya desarrollando consigo mismo una revisión de sus carencias, de sus dolores, de su sufrimiento y con eso tratar de obtener lo que necesita o anhela, pero a través de una vida sana y no de una enfermedad.

¿Siempre se requiere de un terapista en el proceso o las personas pueden desarrollar sus habilidades para encontrar estas respuestas?
Yo creo que no es necesario que participe un terapista. Todos podemos acceder a nuestro mundo interno sin necesidad de una terapia, hay que tener la disposición de entrar en contacto con nosotros mismos de forma permanente, a través de escribir un diario, de la meditación, del silencio, del contacto con la naturaleza. Todas estas vías nos acercan al mundo interno.


 "Afortunadamente, del mismo modo en que participamos
para desarrollarnos una enfermedad, podemos participar
en el proceso de recuperación y revertirla".

¿Podría explicar las "profecías de autocumplimiento", que se refieren al poder que tiene la palabra del médico en un paciente sobre su posibilidad o no de sanar o sobre su expectativa de vida?
La palabra médica tiene un poder muy grande en las personas. Nosotros le llamamos el efecto chamánico. El médico dice algo que lleva a la persona a seguir ese mandato. Y se cumple más porque el médico lo dijo que porque tenía que suceder.

“Estar sano o enfermo es una opción personal” es una de sus aseveraciones más polémicas. ¿El paciente tiene responsabilidad en su enfermedad?
Lo que pasa es que en nuestra sociedad nos convencen de que no somos responsables de nuestras acciones, ni de la salud ni de la enfermedad, sino que todo está en manos del médico. Creo que nosotros somos responsables de nuestro bienestar, esto significa que la persona tiene que aprender a cuidarse para no enfermar. Debe ser más autónoma en el enfrentamiento a su salud y enfermedad. Pero es muy distinto sentirse responsable a sentirse culpable. No se trata de que la persona se sienta culpable sino de que haga cambios para poder tener un estilo de vida más sano. Para eso es necesario que se informe, que averigüe, que estudie. Hoy existe mucha información disponible para saber cómo cuidarnos.

Ha señalado que hay denominadores comunes de un estilo de vida cancerígeno, ¿cuáles son?
En el libro “Yo no quiero tener cáncer”, menciono los denominadores comunes que son: Predominio de la tensión sobre el entusiasmo vital, el bloqueo emocional, una autoestima baja y la autopostergación para evitar conflictos, la frustración sobre los propios logros, los duelos no elaborados y las culpas, entre otros.

Afortunadamente, del mismo modo en que participamos en desarrollarnos una enfermedad podemos participar en el proceso de recuperación y revertirla. He visto que las personas que se recuperan de enfermedades graves lo logran porque se hacen cargo de sí mismas, de la enfermedad y de su recuperación. Los pacientes que se recuperan son muy proactivos.

¿Cómo afecta la carga genética que tiene el paciente con respecto a una enfermedad?
Se puede heredar la predisposición a desarrollar ciertas enfermedades, pero hoy en día las investigaciones están demostrando que la carga genética influye en un porcentaje muy pequeño, en menos de un 10 por ciento en el caso del cáncer. Estamos hablando de una enfermedad multifactorial, es decir, hay una serie de elementos que influyen para que una persona desarrolle cáncer, se han hecho estudios con gemelas –que tienen la misma carga genética– y se ha encontrado que una de las dos desarrolla la enfermedad y la otra no, dependiendo de factores epigenéticos y del estilo de vida.

¿Qué gatilla la enfermedad?
La pérdida de vitalidad es lo que lleva a las personas a enfermarse y yo creo que la mayor responsabilidad que tenemos es cuidar nuestra vitalidad.

¿Cómo evaluar el estado de nuestra vitalidad? ¿Por el cansancio que sentimos?
Es mucho más que cansancio, la vitalidad se pierde por estrés, por bloqueo emocional, se pierde por muchas razones. La fatiga, el cansancio, el estrés son signos muy importantes de su pérdida. Día a día debemos cuidar la vitalidad y preocuparnos de reponerla cuando la perdemos. Dormir bien, meditar, hacer yoga y ejercicio físico, disfrutar, estar en contacto con la naturaleza, todo esto nos ayuda a reponernos cuando las circunstancias de la vida cotidiana nos obligan a desgastarnos y a perderla. 

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