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¿Cuáles son los efectos del perdón?

Los efectos del perdón están vinculados a un aumento de la percepción del significado de la vida. Pero cuidado, que perdonar no siempre tiene efectos positivos.

Un engaño, una infidelidad, una traición. ¿Su relación sentimental podría sobrevivir a las amenazas planteadas por cada una de estas situaciones? Quizás piense que no, pero sepa un dato interesante: perdonar puede hacerlo más feliz consigo mismo. Una reciente investigación científica lo ha comprobado, ya que la acción de disculpar a una persona cercana que lo ha ofendido tiene el beneficio añadido de aumentar el significado de su vida, sugiere un estudio publicado este año en la revista académica de Psicología Social y Ciencias de la Personalidad.

Guardar resentimientos o rencores, o terminar definitivamente una relación por un error de la pareja puede no ser la mejor idea en todos los casos. Porque, dicen los autores del estudio, investigadores de diversas universidades estadounidenses, siendo los humanos fundamentalmente criaturas sociales, las relaciones cercanas nos proveen de un “sentido de significado” de la propia existencia. En consecuencia, las ofensas interpersonales en dichas relaciones “son interrupciones que pueden socavar la función de proporcionar significado”.

Y en ese contexto, cuando existe un daño, las estrategias para reparar relaciones –tales como el perdón– han probado ser efectivas a la hora de devolver el significado, explica Daryl Van Tongeren, autor correspondiente del estudio y miembro del Departamento de Psicología del Hope College de Michigan (Estados Unidos). El principal hallazgo de su análisis establece que las relaciones son fuentes de alegría y significado, pero comúnmente también son capaces de generar dolor y engaño; y a raíz de las ofensas (engaños y demás), perdonar a quien ofende puede ayudar a restaurar algo del significado perdido por la transgresión.

SENTIDO DE LA VIDA

Para llegar a estas conclusiones, junto a sus colegas, Van Tongeren tuvo que empezar por definir qué es eso que llamamos “significado” o sentido de la vida. Literatura científica previa ha definido este concepto como “el grado en que las personas sienten que sus vidas son significantes, así como el sentido de pertenencia a algo más grande que ellos mismos”, establece un artículo firmado por analistas de la Universidad de Minnesota.

Otros trabajos han validado la importancia de las conexiones sociales para mantener esa idea de significado de la vida. Partiendo de esas bases, el equipo de Van Tongeren estableció que “estar involucrado en una relación cercana con otra persona es en sí una vía por la que las personas pueden sentirse parte de algo mayor: el todo es más que la suma de las partes”, dice el estudio.


Perdonar es una respuesta personal hacia una injusticia perpetrada
por otra. Reconciliarse, por otra parte, es un trabajo de dos: víctima y
victimario llegando juntos a un estado de respeto mutuo.

El problema llega cuando se dan engaños o traiciones en la relación, lo cual ocurre con frecuencia entre individuos interdependientes. Cuando se da una situación como esta, usualmente la víctima siente que una injusticia ha tenido lugar. Y según Everett Worthington, autor científico especialista en temas relacionados al perdón, una injusticia de este tipo puede ser subsanada por varios medios: tolerando, olvidando, guardando rencor, buscando venganza o simplemente perdonando.

Uno de los medios más comunes, sin embargo, es buscar revanchas. Y de acuerdo a los hallazgos de Worthington, una respuesta de esta clase probablemente solo tendrá más efectos negativos en la relación. El perdón, por otra parte, puede ser una reacción que reduce la sensación de injusticia cometida mientras mantiene o incluso mejora la calidad de la relación, sugieren dos artículos publicados previamente a la investigación de Van Tongeren.

EFECTOS DEL PERDÓN

Perdonar es el proceso mediante el cual un individuo gradualmente reemplaza emociones negativas (ira, rechazo, venganza) hacia alguien que lo ha ofendido, por otras emociones positivas (empatía, simpatía, compasión). Así lo delinea Worthington en el “Manual del Perdón”, uno de sus libros sobre el tema. Considerando este y otros conceptos, Van Tongeren y sus colegas determinaron que la mayoría de teorías al respecto sugieren que perdonarse y reconciliarse son acciones importantes en relaciones altamente apreciadas. “El perdón puede ser una forma para restaurar, quizás mejorar, una relación en curso afectada por una ofensa”, evalúan los académicos. Y las relaciones, como hemos visto, son capaces de incrementar el significado de la vida propia mediante la sensación de pertenencia a algo mayor.

Pero hay que tener cuidado porque el perdón también puede tener su lado negativo. Laura Luchies, de la Universidad de Northwestern (Estados Unidos), condujo un estudio que concluye que perdonar refuerza el respeto hacia uno mismo cuando el agresor hace que la víctima se sienta segura y valorada si la relación continúa. No obstante, cuando esta condición no se cumple ocurre lo contrario: en ese caso, el perdón disminuye el respeto hacia uno mismo. De hecho, cuando una persona perdona todo el tiempo a un ofensor recurrente, existe la posibilidad de que la primera se transforme en víctima de constantes abusos porque siente que no puede defenderse por sí mismo.

La discusión de Luchies sostiene que, a pesar de que se ha investigado extensamente las consecuencias positivas del perdón, se ha hablado poco de su lado oscuro. Y tras una serie de experimentos empíricos, la psicóloga fue capaz de demostrar que los efectos negativos del perdón también son reales. Estos están vinculados al concepto que la persona engañada u ofendida tiene de sí misma. “El respeto hacia uno mismo de la víctima está determinado no solo por su decisión de perdonar o no, sino también por la decisión del victimario de actuar de una manera que indique que la víctima estará segura y valorada en el futuro”, explica.

Para explicar su punto, Luchies comienza su estudio con una frase del libro “Más allá de la venganza: La evolución del instinto del perdón”, escrito por el reconocido profesor de psicología estadounidense, Michael McCullough: “La evolución favorece a los organismos que pueden ser vengativos cuando es necesario, que pueden perdonar cuando es necesario, y que tienen la sabiduría para saber la diferencia”.

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