Una detonación controlada derribó este viernes el edificio Mónaco, antiguo fortín del fallecido capo Pablo Escobar en Medellín. Sobre sus ruinas, se levantará un monumento para recordar a las víctimas del narcoterrorismo que desangró a Colombia por casi una década.
A las 11H53 locales sonó una alarma y luego un estruendo. Tres segundos después, la antigua morada del exjefe del cartel de Medellín era un montón de escombros. Los bomberos lanzaron agua para contener la nube de polvo blanco provocada por la explosión.
Aunque un sector de la sociedad se oponía al derribo, el gobierno lanzó una campaña para explicar que no se trataba de "borrar la historia" sino de "transformarla".
Este acto "significa la derrota de la cultura de la ilegalidad (...) Significa que la historia no se va a escribir en función de los victimarios", dijo horas antes de la demolición el presidente colombiano, Iván Duque, cerca del lugar que, a finales de 2019, se convertirá en el Parque Inflexión.