Ante un incremento casi generalizado de la inseguridad en Quito, los centros comerciales o malls se fortalecen como ‘pequeños imanes’ dentro de la ciudad atrayendo a cada vez más visitantes que buscan ya no solo comprar si no satisfacer otras necesidades, relacionarse con familia o amigos o simplemente pasear en un entorno seguro.
Para Julia Helena Carrillo, presidenta de la consultora Ipsos Ecuador, el rol que tienen los centros comerciales en Quito “está totalmente consolidado”, pero factores como la búsqueda de seguridad hace que se desarrollen “como núcleos urbanos donde las personas tienen una experiencia más integral en temas relacionados con salud, deporte y belleza”.
LEA TAMBIÉN: La economía en Ecuador creció 4,3% en el primer semestre del 2025: consumo y remesas fortalecieron el incremento
Solo los centros comerciales manejados en la capital por el Grupo DK, uno de los principales actores de este mercado, recibieron 57 millones de visitantes en el último año. Cinco de sus nueve malls están en Quito; entre ellos, tres de los más grandes de la ciudad: Quicentro Shopping, Quicentro Sur y Portal Shopping.
“Son percibidos como entornos controlados, con mayor presencia de seguridad, cámaras y protocolos; eso ha aumentado su atractivo para marcas y consumidores”, señala el Grupo DK. Además de un número creciente de visitantes, añade, “hemos visto mayor demanda por nuestros espacios; las marcas saben que ofrecemos tecnología que garantiza la seguridad”.
Según datos de la iniciativa Quito Cómo Vamos, los asaltos a personas y vehículos muestran un incremento en la capital. Los robos son el delito más común, pero las muertes violentas han aumentado este año un 9% en comparación con el 2024.
En este escenario, los centros comerciales han capitalizado a su favor una necesidad cada vez más palpable entre los quiteños: la seguridad. Incluso, varios malls se han convertido en puntos de encuentro de quienes asisten a eventos dentro de su zona de influencia; allí las personas estacionan sus vehículos y, terminado el concierto o el partido, realizan algún consumo o se pasean.
En los centros comerciales del Grupo DK, por ejemplo, parte de las inversiones recientes han permitido la incorporación de “sistemas de video analítica atada al reconocimiento facial y lectura de placas de vehículos”. Hay un monitoreo centralizado a través de cámaras y, según la compañía, se han hecho mejoras de iluminación, señalética y diseño de recorridos para reducir el riesgo y facilitar la supervisión.
LEA TAMBIÉN: Ecuador al borde de romper otra vez su récord de muertes violentas: ¿Cuál es la causa?
¿La preocupación por la inseguridad le ha dado un empujón adicional a la ocupación del centro comercial? “Por supuesto que sí”, responde Gabriela Muñoz, directora de Marketing de Mall El Jardín, ubicado junto al parque La Carolina y parte de Corporación Favorita.
“Para los clientes es muy importante desde parquearse en un espacio seguro y poder disfrutar de momentos con tranquilidad; y es algo que los centros comerciales brindan a los ciudadanos”, explica la vocera. Muñoz cree que los malls se han posicionado con más fuerza en Quito durante los últimos seis años.
La capital, sostiene Julia Helena Carrillo, “ha tenido generaciones de este tipo de espacios: comenzó con plazas abiertas y pequeñas, que se fueron incrementando y finalmente se han convertido en lugares grandes, potentes y muy conocidos”, con espacios más amplios y limpios, modernos y llamativos.
A diferencia de otras ciudades, sostiene la vocera de Ipsos, los centros comerciales en Quito se han integrado de alguna manera con el exterior. “Los más nuevos tienen ese modelo: hay espacios en los que el cliente puede ver el cielo, el parque, la ciudad...”; ha habido, resalta, “una actitud innovadora para, incluso, anticiparse a las necesidades de la población”.
“Hemos apostado -por ejemplo- por fortalecer nuestra zona gastronómica”, comenta la directora de Marketing de Mall El Jardín; y este año se ha destinado un millón de dólares a la ampliación del nivel que funciona como zona bancaria para incorporar diez locales más con servicios de salud y bienestar. Los resultados son “una demostración de que el cliente prefiere estos espacios que le brindan tranquilidad”.
LEA TAMBIÉN: Bono Incentivo Emprende 2025: cómo acceder al apoyo económico de USD 1.000 para negocios en Ecuador
La preferencia se ha profundizado y se ha hecho más palpable tras la declaratoria de conflicto armado interno, en enero del 2024. Estacionamientos a reventar y pasillos llenos de personas, de todas las edades y niveles socioeconómicos, confirman el fenómeno.
Mall El Jardín recibe actualmente unas 800 mil personas al mes; en el 2019, antes de la pandemia, esta cantidad era un 35% menor, sostiene Gabriela Muñoz. Y para el 2024, la cifra mensual se ubicó en unos 720 mil visitantes.
Este año, el centro comercial fortaleció su sistema de videovigilancia: “tenemos personal que pasa todos los días, durante las 24 horas, atrás de las cámaras; ningún rincón se queda sin observar”. Además, se realizan capacitaciones continuas del personal de seguridad y se mantiene una coordinación con la Policía Nacional.
Según estimaciones de la recién creada Cámara de Centros Comerciales del Ecuador, las ventas que se generan a través de este formato en todo el país alcanzarían hasta los 6.000 millones de dólares anuales. Una cifra que corresponde a casi el 5% del total de ventas locales a nivel nacional. No existe un cálculo solo para Quito.
¿Quién pierde en este escenario?: “los centros comerciales no hacen perder a nadie”, dice Julia Helena Carrillo; “es la inseguridad la que nos hace perder a todos como sociedad”.
Y si bien es cierto, afirma, que hay zonas de Quito que se están quedando con menos personas, “no es el centro comercial el que genera esta situación”. El desafío, para la presidenta de Ipsos, está en cómo la ciudad mejora sus niveles de seguridad para generar diferentes espacios de desarrollo y convivencia.