Alfredo Pinoargote

¿Resignación?

martes, 19 enero 2016 - 09:46
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Cada día Rafael Correa se consolida como un gran político y un pésimo economista. 

Seguramente las chulerías electoreras le enturbian la visión económica.

Lo cierto es que sigue marcando el ritmo con un desparpajo impresionante. Hace aprobar el paquete de enmiendas con las reelecciones de por vida y dispone una transitoria que lo excluye de la próxima contienda para proyectar la imagen de que él sobrevuela las ambiciones personales. Automáticamente se lanzan Guillermo Lasso que encabezó la resistencia contra la reelección presidencial consecutiva, y también Dalito como ahora cariñosamente llama a su exaliado. La confirmación de las reelecciones inmediatas para alcaldes y prefectos desde el 2019 encementa a Alianza País con los bastiones electorales regionales de la difunta partidocracia, mientras parece esfumarse el G-3 con Jaime Nebot ratificando su decisión de no correr para Carondelet y manteniendo su neutralidad electoral que termina favoreciendo al más fuerte, entre tanto Mauricio Rodas adiestra escolares para evacuar Quito ante una fantasmagórica erupción del Cotopaxi invocando a la unión, y por su parte Paúl Carrasco continúa clamando en el desierto.

Aprobado el paquete, siendo como es tan hiperactivo que ni siquiera descansa los fines de semana a diferencia de sus predecesores, aprieta uno de los botones de la jefatura de estado que según su manual comprende la de todas las funciones y automáticamente expiden un reglamento electoral que prohíbe a la oposición todo tipo de propaganda cuando continúan sin parar las inauguraciones de obras que según él no volverán si ganan esos inútiles de la oposición. Como el candidato no es ninguna persona particular puesto que ordenó a la sumisa que le prohíba lanzarse resulta que el candidato es el Estado y de esa manera no se le aplica el Código de la Democracia que manda no utilizar sus recursos humanos, monetarios y materiales para fines electorales.

Entre tanto la oposición sigue desconcertada. Así como de repente desistieron de insistir en la consulta popular para el paquete de enmiendas y optar por pedir al grupo Jalisco que lo archive, lo cual obviamente ni lo consideraron, ahora ni siquiera impugnan el reglamento electoral porque les dieron la dádiva de una socialización navideña en el CNE. Tampoco se esfuerzan en seguir el buen ejemplo de la oposición venezolana porque cuando Mahuad fue candidato PSC y DP lanzaron listas individuales e igual hubo aplanadora con el método D´Hondt, aunque olvidando que entonces no existía el Estado candidato.

Como no hay crimen perfecto y solo se da a luz con parto natural o cesárea una dictadura solo termina con otra. No puede ser militar porque repugna a la convicción democrática. Tiene que ser una asamblea constituyente de plenos poderes elegida por el mandante soberano para que declare cesante al estado candidato y su secuela de acólitos. Porque tenemos una democracia fallida en la república de papel.

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