Princesa Amalia de Países Bajos reaparece en público tras accidente a caballo
Pese a su convalecencia, la heredera retomó su agenda institucional en un evento militar junto al rey Guillermo Alejandro.
Ocho días después del accidente que encendió las alarmas en la casa real de los Países Bajos, la princesa Amalia reapareció en público con el brazo izquierdo inmovilizado, pero con la determinación intacta. La heredera al trono, de 20 años, sufrió una caída mientras practicaba equitación, lo que le provocó una fractura por la cual debió ser intervenida quirúrgicamente en el hospital UMC Utrecht, donde permaneció tres días ingresada.
El accidente ocurrió el 10 de junio, cuando una mala maniobra del caballo la hizo caer al suelo. Aunque el diagnóstico final fue menos grave de lo que inicialmente se temía, la lesión obligó a Amalia a guardar reposo y motivó a su madre, la reina Máxima, a reducir sus apariciones públicas para acompañar a su hija mayor durante su recuperación.
Este miércoles 18 de junio, Amalia ha retomado su agenda institucional y lo ha hecho en un acto de especial importancia: la ceremonia de entrega del estandarte al Regimiento de Húsares "Princesa Catalina-Amalia", en el Cuartel Príncipe Bernardo de Amersfoort. La presencia de la princesa no pasó desapercibida, no solo por ser su primer acto de carácter militar, sino también por el fuerte simbolismo de su aparición pública en plena convalecencia.
Vestida con un diseño floral rojo de la firma Natan, la joven princesa dejó ver el vendaje que cubre su brazo desde el hombro hasta la muñeca. Solo sus dedos permanecen libres. Completó el look con un cabestrillo azul, zapatos de salón de Gianvito Rossi, un tocado heredado de su madre y unos guantes granate que sostenía en la mano derecha, más como elemento decorativo que funcional.
A diferencia de otras herederas europeas como la princesa Leonor de España o la noruega Ingrid Alexandra, Amalia no ha recibido formación castrense, dado que en los Países Bajos no es un requisito para los miembros de la familia real. Sin embargo, su presencia en esta ceremonia ha sido leída como una señal de compromiso con su rol institucional, así como una muestra de resiliencia personal.
