Terapia de pareja: ¿último llamado para abordar?
*Cecilia Fochesatto es licenciada en Psicología, sexóloga clínica y terapeuta cognitiva.
Por altavoz se escucha el último llamado a los pasajeros, es la señal de alerta de que el embarque está a punto de cerrarse y el vuelo partirá sin ellos. Los segundos corren, sube la tensión por llegar antes de que sea demasiado tarde y las puertas se cierren. ¿Por qué esperar hasta último momento? Muchas veces, los pacientes llegan al consultorio de la terapia de pareja como los pasajeros que corren tras escuchar a toda voz el último llamado en el aeropuerto.
La terapia de pareja busca encontrar y trabajar sobre aquellas crisis o conflictos que destruyen la armonía del vínculo afectivo, y tomar acciones ante estas señales es vital para reacomodar los roles y reconstruir el vínculo ¡La terapia de pareja no es sinónimo de una muerte anunciada! Por eso, es importante desmitificar el tabú y dar las herramientas para saber cuándo se necesita acudir a un profesional.
Cuando una pareja inicia la terapia, el terapeuta cumple la función de contención emocional y de facilitador de recursos para desarrollar habilidades nuevas. Además, guía a los miembros de la pareja para que se enfoquen en los aspectos positivos del vínculo, aquellos que quedan en un segundo plano cuando se establece una dinámica disfuncional de resolución del conflicto. También los ayuda a discernir sobre qué temas tienen solución y cuáles no, y los acompaña a diseñar estrategias para alcanzar un clima emocional positivo.
No todas las personas detectan a tiempo cuándo es hora de comenzar una terapia de pareja. Antes de escuchar el último llamado en el altavoz, hay señales. Por ejemplo, algunos indicios podrían ser cuando en la pareja la comunicación no es clara ni fluida, las discusiones son frecuentes y van en aumento, y los reclamos y las quejas no dan lugar a la generación de puntos de encuentro. En estos casos, la terapia juega el rol de lugar seguro donde poder expresar con claridad y honestidad las emociones para gestionarlas de una manera compartida y más sana para ambos.
Otras señales son cuando la desconfianza y el miedo se vuelven aliados de alguno de los participantes, o si no hay seguridad en el vínculo y existe el temor a ser traicionado. También, cuando la libertad se vuelve un monstruo que los acecha, pero sin libertad no hay elección, y sin elección no hay pareja, ¡hay necesidad!
La sexualidad y la intimidad tienen un rol muy importante en una pareja, cuando se dejan de lado o hay insatisfacción empiezan los conflictos. También pasa si hay problemas en las relaciones íntimas y expresiones de afectividad, o si se han perdido momentos de intimidad, de compartir y de charlar a solas. Aquí, la terapia de pareja busca volver a conectar con lo que los hizo amarse, es un volver a ser enamorados.
El factor económico también afecta los vínculos. Cuando no hay consenso en el manejo del dinero, las tareas del hogar o crianza de los hijos, o cuando las diferencias se hacen cada vez más notorias sin capacidad de negociar, la terapia busca puntos centrales y de unión para trabajar el vínculo.
Otra causa sobre la que actúa la terapia es cuando el crecimiento de cada miembro se convierte en distanciamiento. Los proyectos se vuelven únicamente individuales y personales, y los momentos compartidos y planes a futuro escasean. En estas situaciones, la terapia funciona como facilitador de expresión de deseos y expectativas.
No existe la pareja perfecta, pero sí puede trabajar en construir y reconstruir vínculos basados en la atracción, el deseo, el amor, la confianza, la aceptación, la comunicación asertiva y eficaz, el respeto, complicidad y compañerismo.
Las relaciones satisfactorias mejoran la calidad de vida, sirven de amortiguador ante situaciones estresantes y lleva a un bienestar físico y psicológico. Por eso, no hay que esperar al último llamado para abordar el tema y buscar un profesional.
