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El Pase del Niño Viajero

El 24 de diciembre Cuenca vive una de las manifestaciones de religiosidad popular más importantes del país: el Pase del Niño Viajero.
 
En Ecuador esta costumbre nació en los tiempos de la Colonia y Cuenca fue el lugar donde mayor acogida tuvo esta tradición.
 
Se conoce con el nombre de Niño Viajero a la imagen del Niño Dios. En 1961 su último dueño, monseñor Miguel Cordero Crespo llevó la escultura a una peregrinación en Tierra Santa y esta fue bendecida por el Papa Juan XXIII.
 
A su retorno a Cuenca, el pueblo le dio a la imagen el título de Niño Viajero, y desde entonces se le rinde culto el día previo de Navidad con una gran procesión.
 
La procesión tiene como componentes: carros alegóricos, bandas populares, conjuntos musicales, campesinos y niños disfrazados de personajes bíblicos, pastores, gitanos, jíbaros, saraguros, otavalos y mayorales. 
 
Los niños conducen caballos cubiertos por mantas o tejidos de lana y seda, y aprovisionados con el “castillo”, un conjunto de alimentos armado en forma de guirnalda con frutas, legumbres, bombones, botellas de licor, juguetes y más. 
 
Los “castillos” constituyen ofrendas al Niño e incluyen bandejas con alimentos preparados tales como: papas cocidas, huevos duros, ajíes, así como chanchos horneados, cuyes, pavos y pollos asados ataviados con cintas y billetes en sus hocicos o picos.
 
Finalizado el pase, se realizan celebraciones en las casas de las familias participantes, allí se desarman los castillos y la comida de la ofrenda es repartida entre la familia y sus invitados.
 

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