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Creadores de contenido en OnlyFans aseguran que ganan cinco veces más que el salario básico en Ecuador

miércoles, 21 julio 2021 - 17:19
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El aumento de contenido erótico y sexual en Internet es otro de los cambios que provocó la pandemia. Hoy es un negocio no solo para las grandes productoras, sino para cualquier persona... incluso quien usted menos imagina.

“Mi ganancia semanal es de 800 dólares, pero de esa cifra invierto la mitad para potenciar mi negocio, ya que lo exporto”. "Gano 2.000 dólares al mes y a este monto se le restan todos los gastos de producción. Ingresar en este proyecto no es tan sencillo como muchos creen”.

Alexandra A. y Jenny O. no dirigen una empresa ni tienen una fábrica, pero sí toman su trabajo como si manejaran un negocio. Tienen costos, invierten en innovar con su producto, se capacitan para dar un mejor servicio a los clientes... Pero su canal de distribución no es un camión sino las redes sociales; su producto: los contenidos eróticos.

Ellas usan la página web OnlyFans como escaparate para ofrecer sus fotos y videos. Allí se venden, a cambio de dinero, contenidos sensuales, eróticos y sexuales explícitos. De una “tímida” comunidad de siete millones de suscriptores en 2019, hoy superan los 127 millones, es decir, tienen más que la plataforma de series y películas Apple TV+ y está levemente por debajo de la ahora afamada Disney+.

Lo sorprendente es que, si bien estas últimas tienen contenidos para todo público, OnlyFans solo está permitido para mayores de 18 años.

Un informe de Google Trends reveló que la pandemia impulsó la visita a esta página a nivel mundial. Antes este sitio estaba catalogado como poco popular con una calificación de 20/100 puntos. Su escalada se da a mediados de marzo y no se detiene: hoy es uno de los más populares en Google, con una calificación que no baja de los 80 puntos desde finales de febrero.

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UNA DECISIÓN, UN NEGOCIO

OnlyFans es una red social como Facebook o Instagram. La diferencia es que puedes crear una cuenta para subir contenidos (fotos o videos) o puedes ingresar solo a ver. Quien pone sus fotos o videos puede cobrar un valor fijo de suscripción o permitir que vean gratuitamente una parte de su material y cobrarles otro contenido más explícito.

Al final, el 80 por ciento de las ganancias van para quien expone su imagen y lo restante queda para la página web.

Bella Thorne, una actriz de Hollywood, ganó más de dos millones de dólares luego de una semana de abrir su cuenta. Y si bien los más famosos ganan por encima de 100 mil dólares mensuales, el sitio Hubite, especializado en búsqueda de perfiles en OnlyFans, detalla que el ingreso promedio al mes va de 500 a 1.500 dólares.

Quienes participaron en este reportaje aseguran que perciben más de 2.000 dólares. Es decir, cinco veces el salario básico del país.

De los 127 millones de usuarios registrados en OnlyFans, hay más de un millón de cuentas enfocadas específicamente para subir fotos y videos; el resto son suscriptores. Se consultó a los voceros de esta red social sobre cuántas cuentas se han creado en Ecuador, pero no entregaron ese dato.

En sitios especializados en búsquedas de perfiles de esta web hay casi 1.000 ecuatorianos que promocionan sus cuentas, aunque se estima que la cifra sería mucho mayor.

Alexandra A. comenzó en el erotismo digital por una propuesta para ser modelo webcam (transmitir en tiempo real). No aceptó porque consideró que era muy revelador (desnudos integrales y actos sexuales), pero investigó en el mercado algo similar y se encontró con OnlyFans hace dos años.

“Mis primeros meses fueron experimentales, con muchos errores, porque no había nadie que me guiara”. Uno de los problemas era cómo cobrar el dinero que recibía por las suscripciones tratándose de una página web extranjera.

Luego notó que para mejorar sus ingresos necesitaba “exportar” su contenido y para eso debía publicitarse. Así que invirtió parte de sus ganancias en pagarle a propietarios de cuentas en redes sociales como Instagram, que se dedican exclusivamente a promocionar fotos y videos de modelos.

Hoy sus principales suscriptores están en Panamá, Colombia, Costa Rica y el Caribe. Esta internacionalización aumentó los ingresos considerablemente. Por eso dice que hay que saber manejarse bien.

“Mi contenido se limita al erotismo y es creado a través de una productora que también es uno de mis filtros antes de subirlos a la página”.

Ella se asoció con Fernando Naranjo, fundador de Visual Film, productora que se dedica, sobre todo, a desarrollar contenidos audiovisuales y fotográficos con hombres y mujeres para estos sitios web.

“Los creadores de contenido deben manejar sus perfiles de la manera más profesional”. Esto significa que lo que se muestra sea de preferencia realizado en producciones donde se cuide la integridad de la persona.

“Tus fotos y videos pueden terminar en otros sitios y generar un impacto que no deseas”.

A Diana, una argentina de 21 años que perdió su empleo por la pandemia, le pasó. “Me metí por necesidad de tener mi dinero sin molestar a mis padres”. Entró de incógnita, es decir, sin que nadie de su ciudad, país y entorno lo sepa.

“Pero un tipo que me identificó, pagó la suscripción y empezó a publicar mis fotos y videos en un portal donde se viralizó con gente que sí me conoce”.

Sus padres tuvieron un mal momento.“Sí salgo desnuda pero no soy explícita. Me afectó, sin duda; me alejé un tiempo y luego volví. Al final es mi cuerpo y decisión”, relata. Eso sí, cree que en las redes sociales ya pasa mucho de esto.

“Se ponen igual o similares fotos en otras redes y la gente contesta con groserías o frases sexuales. Si allí las ‘regalo’, ¿por qué mejor no cobrar?”.

¿Es un sitio pornográfico o que promueve la prostitución? Quienes entrevistamos prefieren que no se los catalogue de esa forma porque “hay límites”, puntualiza Diana.

“No acepto ninguna propuesta que implique contacto físico ni presencialidad, aunque ofertas no faltan. Me piden que les venda mis prendas íntimas y otras cosas que es mejor no decir”.

María Dolores Brito, docente especialista en Comportamiento Humano y Medios Digitales, explica que tanto quien se hace fotos y videos, al igual que quien compra ese material, están expuestos a que alguien los reconozca y puede que ese riesgo lo haga más atractivo.

“Hoy es más íntimo porque esa interacción de contenidos sexuales está entrando a las casas, habitaciones y computadoras de manera masiva. Antes se hacían a través de llamadas telefónicas (las denominadas líneas calientes) y se buscaba que un usuario hable por más minutos. Acá es lo mismo, pero de otra forma: generar una buena interacción para que dejen más propinas”.

Pero como cualquier red social, agrega, se corren riesgos, entre esos el ‘cyberbullying’. Aunque dice que son temores que empiezan a dejarse atrás porque en estas plataformas estás en un espacio privado. “Nadie te va a tocar, no tienes que salir a la calle y generas tus ingresos. Esto no quiere decir que por eso los demás que ven esta oportunidad se adentren en pornografía. Se trata más de explorar la sexualidad”.

Alexandra, por ejemplo, una vez hizo un convenio con una pizzería y grabó un video recibiendo un producto en casa. “Se filtró mi dirección y alguien me amenazaba diciéndome que conocía dónde vivía”. Otro comportamiento agresivo sucede al interactuar con los suscriptores.

“Son groseros al pedir las cosas”. También hay suscriptores que hacen capturas de las fotos o regraban los videos y los venden en otras plataformas.

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UN PRODUCTO ALTO EN ADICCIÓN

Gabriel es un empresario de 42 años con un alto cargo en una inmobiliaria. No fuma, bebe ocasionalmente, no le gustan los juegos de azar, pero sí tiene una adicción que aún lo tiene bajo tratamiento: hace cinco meses empezó a ver contenido erótico-explícito en OnlyFans. “Seguía a una chica en Instagram y vi que se había creado un perfil”.

Dice que ocasionalmente miraba algo de pornografía, pero que esta plataforma lo volvió adicto.“Me genera un morbo muy grande ver en esas fotos y videos a alguien que ‘conocía’ en redes sociales”. Tuvo que parar, dice, con ayuda de un psicólogo porque se gastaba casi 300 dólares al mes con esta chica.

“Le pedía fotos, prendas de vestir, videollamadas... Empecé a descuidar mi trabajo y mi hogar. Lo raro es que nunca fue con una interacción presencial”.

Para el sexólogo-psiquiatra Germánico Zambrano, estas nuevas dinámicas de los sitios de erotismo son una tendencia que se modifica con el tiempo. “Cuando se descubrió la pornografía, fue todo un destape. Ahora, a partir de la pandemia, ese factor en vivo es lo que le dio un nuevo dinamismo e impulsó la pornografía amateur”.

Los “clientes” ya no solo se limitan a ver videos eróticos o explícitos filmados por grandes productoras, sino que quieren gente “de carne y hueso”, que quizá te la puedas topar en un supermercado o que sea alguien que conoces.

“Encontré a mi vecina en OnlyFans y no puedo parar de verla”, cuenta Javier, de 37 años. Reconoce que le genera mucha adrenalina ver eróticamente en videos y fotos a quien saluda casi todas las mañanas antes de salir al trabajo.

“Pensé en decirle que soy uno de sus seguidores, pero no sé cómo reaccione”. Javier está casado y tiene miedo de que su esposa se entere. “Siento que vivo en dos mundos: uno con mi esposa en casa y otro con mi amante en el teléfono móvil”.

Una interacción que también pasa con mujeres comprando fotos y videos de hombres. “A veces comento con un poco de humor que las mujeres tienen hasta pedidos más atrevidos que los hombres”, dice Mario, de 24 años, graduado de ingeniero comercial que cambió una oficina por un gimnasio para “tener un mejor producto para vender”.

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Es colombiano pero su mercado es el mundo. “Gano 4.500 dólares al mes haciendo lo mismo que ya hacía en mis otras redes sociales: hacerme fotos y videos”. Dicen que quienes entran en estos sitios no quieren, generalmente, lo mismo que ya encuentran en la pornografía.

“Quieren imaginarse cosas, hacer pedidos... Es como si necesitaran un departamento de servicio al cliente para que los escuchen y les muestren lo que realmente quieren ver”.

OnlyFans, al mes, tiene un promedio de 230 millones de visitas; quienes entran a su página pasan más de seis minutos al día viendo los contenidos. En el New York Times, un sitio global de noticias, los usuarios pasan menos de tres minutos.

“Es la revolución de las redes sociales”, asegura la docente María Dolores Brito. “Hoy el consumidor se convirtió en creador de contenido”. Un contenido que inició con fotos o videos que todos nos tomamos en el día a día, pero que escaló a los contenidos sensuales y que hoy explora la sexualidad. Es algo que no podemos detener, pero sí lo podemos entender.




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