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Guillermo Lasso: “El país es como nave al garete”

miércoles, 15 junio 2016 - 12:52
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Con paso firme hacia su objetivo, el candidato presidencial del movimiento CREO, Guillermo Lasso, argumenta por qué considera que en estos momentos ya no hay modelo económico y que el dinero electrónico es una propuesta perversa.

Llegó a la cita en Vistazo con unos pocos minutos de retraso. Lo hizo caminando, saludando con los transeúntes y acompañado de tres de sus colaboradores. En ellos destaca su juventud y su preparación académica y al menos dos de ellos con antecedentes familiares en otras tiendas políticas. Uno es hermano de una exgobernadora y otro es hijo político de un expresidente.

Comentó que le gusta caminar por las calles pero que ese ejercicio no es un ejercicio aeróbico. Que ha comprobado que mantener una dieta sana y hacer una caminata fuerte de unos 40 minutos al día le brinda mucha energía para enfrentar el día a día como político. Es un precandidato listo para las presidenciales del 19 de febrero de 2017.

¿A qué candidato correísta se enfrentará en las urnas?
Hay tres posibles candidatos del correísmo: Lenín Moreno, Jorge Glas y el propio Rafael Correa violando la ley y la Constitución.

¿Qué posibilidades tendría usted frente a Rafael Correa?
Si es Correa, este invencible que me ganó 57 a 23 por ciento en 2013 y que en las encuestas mantenía una diferencia de 20 puntos mínimo, en la encuesta última preterremoto, estamos en empate técnico.

¿Y Moreno?
Él tiene buenos números electorales. Ahí tengo que pelearla mucho más duro para lograr una segunda vuelta con Moreno.

Moreno acaba de llegar como enviado del Secretario de la ONU…
Para mí es un show de Correa que quiere usar a Moreno, traerlo de Suiza, tomarse una foto en el Palacio, abrazarlo, darle un coctel y que ahora vaya a recorrer la zona de desastre. Le rentabilidad política es para Correa, no tanto para Moreno.

A propósito de la zona de desastre, ¿cuánto estima usted que costará la reconstrucción?
Habíamos oído la cifra estimada de tres mil millones de dólares que dijo el Gobierno. Nosotros creemos que es un valor apresurado. Apresurado porque dos semanas después el Senplades anuncia que va a iniciar un trabajo de evaluación de daños y valoración de reconstrucción. La pregunta es: ¿de dónde sacaron los tres mil millones? Creo que para llegar a una cifra objetivamente válida hay que esperar que algún organismo local o internacional haga una evaluación confiable. Por lo tanto ese apresuramiento de decir tres mil millones lo único que pretende es justificar un paquete tributario, que sin duda alguna lo tenían listo.

¿No será para la reconstrucción?
Ese paquete tributario cumple el propósito de cubrir los estragos del terremoto correísta. Ya veíamos previo al terremoto cómo la economía venía para abajo, con unas proyecciones del Fondo Monetario de un decrecimiento del PIB del 4,5 por ciento. Por lo tanto, ese es un terremoto real en la economía ecuatoriana. Y ese paquete tributario tiene el propósito de financiar esos desaciertos, caracterizado por el despilfarro en la Refinería del Pacífico, en la construcción del edificio de Unasur, en la compra de dos aviones presidenciales. Un país pobre no puede justificar la compra de esos aviones que equivalen a 20 hospitales de 20 camas cada uno, que bien le vendrían a Jama, Pedernales, Muisne y a otros cantones pequeños del Ecuador.

Pero usted también hizo una propuesta ante el desastre, ¿en qué consiste?
El 20 de abril, apenas cuatro días después del terremoto, le envié directamente al Presidente. En primer lugar sugeríamos que quien debe de dar el ejemplo de solidaridad debería ser el Gobierno, ahorrando y priorizando gastos. Le propusimos que aquellos afectados por el desastre, en el proceso de construcción de sus casas no paguen IVA, no paguen ICE, no paguen aranceles porque lo único que están haciendo es restituir su activo.

En tercer lugar, que declare a Esmeraldas y Manabí como zonas con un régimen tributario especial que incentive la reactivación económica de las dos provincias.

¿Cuál sería una fórmula para dar ejemplo de solidaridad?
Antes de que el Gobierno anuncie la venta de activos del Estado, le proponíamos que vendan los dos aviones presidenciales, los medios de comunicación incautados y otras empresas que no las necesita el Gobierno y que además son deficitarias. Y por último, recomendábamos la creación de un fondo, un fideicomiso, donde se deposite ahí los impuestos temporales, las donaciones del exterior y locales, el endeudamiento externo, y el producto de la venta de los activos del Estado. Para que de una vez como dice el montuvio: ‘tener las platas separadas’, que no se confundan.

¿Ha fallado el modelo económico?
Más allá del terremoto, se requiere la reconstrucción de la economía ecuatoriana, porque no hay un modelo económico en este instante. Uno ya no puede ni cuestionarlo, porque esto es como una nave al garete que está en medio océano, sin rumbo.

El gobierno llevó –los últimos nueve años– un modelo económico que yo lo critiqué. Que se apoyaba en los altos precios del petróleo y el alto endeudamiento público. Y advertí que cuando caiga el precio del petróleo se vendría abajo este modelo basado en hacer crecer la burocracia, aumentar el gasto y apelar a los impuestos para que recaiga el peso en los hombros de los ciudadanos. Eso es imposible, eso es insostenible en el tiempo. En nueve años cuatro meses de correísmo ha habido 27 reformas tributarias. Un promedio de tres por año.

Solo en este año que llevamos cuatro meses, hay dos reformas tributarias con carácter de urgente que le dan al Gobierno 1.500 millones de dólares en recursos. Dos reformas tributarias. Esto es insostenible, en una circunstancia donde la economía está deprimida, donde se advierte que el Producto Interno Bruto va a decrecer en 4,5 puntos.

El modelo correísta lo único que ha traído es desempleo. Se han perdido cerca de doscientos mil puestos de trabajo en los últimos cinco meses. Y se ha perdido cerca de ochenta mil puestos formales, gente que estaba afiliada a la seguridad social y hoy perdió su trabajo, ya no está afiliado a la seguridad social y que probablemente ha ido a engrosar las filas del subempleo.

¿Qué sería lo correcto de hacer?
La política económica correcta es dejar dinero en el bolsillo de los ciudadanos para que puedan consumir. Para que se pueda estimular la economía por esa vía. Y obviamente no lo va a arreglar con estas medidas, donde ellos persisten en crear más burocracia. Acaban de crear una nueva superintendencia de Reordenamiento Territorial, ¿y eso qué es? más burocracia. ¿Qué implica? más gasto. Esa superintendencia lo que busca políticamente es restarle facultades a los alcaldes. Lo que hay que hacer es lo contrario, fortalecer la administración municipal, respetar las funciones de los alcaldes, no quitarles funciones a los alcaldes.

Estamos trabajando en un plan de Gobierno de los primeros 100 días que tiene como primer punto devolver la confianza a los ecuatorianos.

¿Cómo devolver la confianza?
Que el gobierno le devuelva a la reserva monetaria internacional, donde no debía haber tocado un centavo, todo lo que le debe, cerca de siete mil millones de dólares. ¿Para qué? Para que los ecuatorianos, cuando vean que la reserva líquida no es sólo 2.700 sino diez mil millones, pues confíen y tengan la tranquilidad de que ahí están los dólares que requiere la dolarización.

Que el Banco Central sea banco de reservas y no banco comercial. Hoy el Banco Central, de acuerdo con el código monetario, es un banco comercial dedicado exclusivamente a financiar al Gobierno y a las instituciones financieras públicas. Y eso no lo puede hacer porque el dinero de la reserva no es del Gobierno, el dinero de la reserva es de toda la sociedad ecuatoriana.

Estamos trabajando también en una reforma fiscal. No puede ser posible que tengamos otro Gobierno que gaste a manos llenas cuando tiene las manos vacías.

Trabajamos en una reforma fiscal que ponga límites a los gastos de futuros gobiernos. Y queremos proponer y constituir un fondo soberano para que el Ecuador incluya el concepto de valor que tiene un padre de familia: el ahorro. Ya hemos visto cómo con el terremoto, los fonditos sí eran necesarios.

Usted habla como si estuviera seguro del triunfo…
Porque en los números de las encuestas no solamente vemos intenciones de votos. Vemos por ejemplo, el deseo del 83 por ciento de los ecuatorianos de producir un cambio. Ese 83 por ciento revela estar ya cansado y hastiado de este Estado controlador que de alguna manera pretende intervenir en cada paso de la vida de los ciudadanos.

En segundo lugar, el gobierno está tomando una serie de decisiones que lo que hacen es abundar en el hastío de los ciudadanos, que sin duda alguna prevemos un mayor desgaste hasta finales de año. Con esas cifras, más las cifras de intención de voto, vemos que es muy factible ganar. Y como lo vemos factible nos estamos preparando desde ya para gobernar, para hacer propuestas que den tranquilidad y confianza.

Mencione alguna de las primeras cosas que haría de llegar al poder…
Habrá que reformar el código monetario y financiero para eliminar el dinero electrónico y no seguir jugando con esa novelería. Peor aún ahora que acaban de aprobar la transitoria tercera donde el segundo párrafo dice con claridad, lo cual es inaudito, que el Banco Central queda autorizado a no cumplir con la ley, con el código monetario y financiero.

Pero solo por un año…
Lo cual es un absurdo porque es una ley rara donde dice: “oiga señor, por un año usted no cumpla la otra ley”.

¿Y cuál sería el objetivo?
Emitir dinero electrónico sin respaldo.

¿Qué más haría desde Carondelet?
Tenemos un proyecto de reforma tributaria que va a tener por nombre SRI (Simplificación tributaria y Reducción de Impuestos) con el objetivo de recaudar más, porque necesitamos crear incentivos recortando el exceso de impuestos para promover inversión. Lo que necesita el Ecuador es inversión extranjera.

¿El país está quebrado?
Está quebrado. Y no porque el precio del petróleo haya bajado. Está quebrado porque el costo de producción de un barril se ha triplicado, y por una mala negociación de contratos petroleros. Pasaron al modelo de contratos de servicio que al final del día es una rentabilidad garantizada para aquellas empresas. Habrá que cambiar la política petrolera. Hay que bajar el costo de producción del barril de petróleo, que en 2006 era de nueve dólares y hoy es 27 dólares.

Para los votantes que deciden no por la macroeconomía, sino por su bono, ¿cuál es su mensaje?
Para ellos un mensaje muy directo y parto por una pequeña anécdota. Cuando visitaba Santa Rosa, me paré en una esquina al pie de la catedral. Allí estaba un heladero. Me acerqué, lo saludé, conversamos y le dije: ‘Yo quiero ser presidente del Ecuador, le pido el favor que me diga qué quiere que haga por usted’. El señor me contestó con gran sabiduría: ‘Cree empleo para que me compren más helados’.

El objetivo de nuestro programa económico es clarísimo: creación de empleo. Mientras el correísmo ve en un empresario, en un emprendedor, una fuente de generación de impuestos, nosotros vemos una fuente de generación de empleo. Mientras el correísmo cree que el dinero debe estar en manos del gobierno, nosotros creemos que el dinero debe estar en manos de los ciudadanos, de las personas, de las empresas.

Era casi mediodía y seguía entusiasmado explicando sus propuestas cuando la tierra volvió a temblar. En el segundo piso alto del edificio Vistazo –que no ha sufrido ningún daño en su estructura– se sintió fuerte. La reacción de Guillermo Lasso y su equipo fue muy serena. Las brigadas internas de seguridad nos pidieron evacuar. Él quería continuar, pero sus asistentes le advirtieron de otra cita. Tras el remezón, regresó a su cuartel general como vino, caminando...

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