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¿El color rojo nos hace parecer agresivos y dominantes?

domingo, 17 mayo 2015 - 03:54
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Los hombres que visten con ropa de color rojo son percibidos como agresivos y dominantes, según un estudio de la Universidad de Durham (Inglaterra).

En el experimento participaron 50 hombres y 50 mujeres a los que se mostraron imágenes de hombres con camisetas de diferentes colores. Los voluntarios tenían que calificar de 1 a 7 cómo apreciaban a los sujetos de las fotos según su estado emocional.

Los hombres calificaron a quienes llevaban prendas rojas como más agresivos, dominantes e iracundos que los vestían con tonos fríos como el azul o el gris. Por su parte, Las mujeres percibieron a los hombres como agresivos, aunque no como dominantes.

El color rojo frecuentemente ha sido asociado con la agresividad y en algunas especies de animales representa una señal de advertencia a los depredadores.

Según Rob Barton, quien dirige el estudio, “en conjunto, nuestros resultados sugieren una clara asociación entre el color rojo y la percepción de la ira, posiblemente relacionado con el papel de enrojecimiento facial como un signo natural de la ira. Los resultados de la investigación pueden tener paralelos en la naturaleza y pueden proporcionar información sobre si es recomendable usar rojo en ciertas situaciones sociales”.

Investigaciones anteriores han demostrado que la vestimenta de color rojo puede tener efectos en circunstancias tan diversas como el deporte, las agresiones o la competitividad. Sin embargo, este estudio publicado en la revista Royal Society Journal Biology Letters es el primero en identificar los efectos del color en la percepción social de dominación y agresión en entornos neutros.

“Las implicaciones de nuestra investigación son que las personas deben pensar cuidadosamente cuándo ir vestidas de rojo en situaciones sociales y reuniones quizás importantes, como puede ser una entrevista de trabajo. Ser percibido como agresivo o dominante puede ser una ventaja en algunas circunstancias, pero una desventaja en otros”, aclara Diana Wiedemann, coautora del estudio.

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