Un oxímetro de pulso mide la frecuencia del pulso y el nivel de oxígeno en la sangre, llamado la saturación de oxígeno.
Esta información permite controlar el estado de los pacientes propensos a trastornos respiratorios, como es el caso del COVID-19.
También conocido como saturómetro, este aparato a pilas mide cuánto de este gas circula por nuestras venas y llega a nuestros órganos y músculos.
En un artículo, publicado a fines de abril en The New York Times, un médico que estuvo tratando a enfermos de Covid-19 en un hospital de Manhattan, la ciudad más afectada por el virus en el mundo habla de la importancia de tener un pulsioxímetro y como este puede salvarle la vida.
Allí observó que muchos pacientes, a pesar de no manifestar dificultades para respirar, presentaban en sus radiografías de tórax la neumonía del Covid-19, identificable también por sus niveles de oxígeno “bajo lo normal”.
Y muchas veces, cuando las personas sentían la “falta de aire”, ya era muy tarde: la enfermedad había avanzado mucho y dañado severamente los pulmones. Esto es lo que se ha denominado como “hipoxia silenciosa”.