El efecto de la depreciación del peso colombiano frente al dólar ha sumido en la crisis a la zona fronteriza de Carchi, donde cientos de comercios han cerrado en los últimos meses. Por ejemplo, un televisor de 49 pulgadas que en Ecuador vale unos USD 1.200, en Colombia se consigue en USD 780.
Por lo que miles de ecuatorianos llegan hasta Ipiales a adquirir desde aparatos electrodoméstico hasta artículos de primera necesidad aprovechando que el peso colombiano está en 3.113,50 por dólar.
En lo que va del año, la moneda colombiana se ha depreciado 23,57%.
El 18 de agosto, el gobierno de Correa declaró "zona económica deprimida" a Carchi con el propósito de ofrecer incentivos tributarios y el refinanciamiento de deudas a los comerciantes afectados por la baja del peso colombiano.
Representantes de los sectores comerciales y de transporte de Carchi señalan que las medidas tomadas por el gobierno para la reactivación productiva no son suficientes. Al menos el 35 % de los negocios en esa provincia habrían cerrado en los dos últimos años. Según Nelson Cano, presidente de la Cámara de Comercio de Tulcán la cifra corresponde a 1120 locales comerciales.
Según el Ministerio Coordinador de la Producción, más de 3.000 contribuyentes entre empresas y personas naturales se beneficiarán de las medidas de apoyo. Guillermo Herrera, prefecto de Carchi, dijo que es necesario un decreto de emergencia amparado en una Ley de Rescate Económico de la provincia.
A diferencia de Colombia o Perú, que pueden devaluar sus monedas, Ecuador no puede hacerlo pues el dólar no es una moneda propia.
El Gobierno, a través del vocero de la secretaría de comunicación, Stefano Iannuzzelli hizo hoy un pedido al país. "Hacemos un llamado a la conciencia" de los ecuatorianos "sobre el gravísimo daño que estamos haciendo a nuestros compatriotas. El orgullo de ser ecuatoriano debe evidenciarse, necesariamente, en brindar el apoyo a la producción nacional, arrimar el hombro en momentos complejos y difíciles, y preferir lo nuestro", añade el mensaje oficial.
Mientras tanto, los habitantes de Tulcán reiteran el pedido para que el presidente de la República los visite y conozca de primera mano su situación.