La capacitación y la formación profesional dejaron de ser una moda o una simple forma para motivar a los empleados en casos puntuales, y son en la actualidad herramientas fundamentales que tienen las empresas para hacer la diferencia en este mundo comercial tan competitivo.
A tal punto ha crecido la importancia de estos dos ámbitos, que no solo el sector privado está destinando mayores recursos económicos para formar a sus colaboradores sino que también los estados han implementado políticas públicas en este sentido.
Un ejemplo claro fue la decisión que tomó el gobierno estadounidense en 2014 de destinar $ 600 millones en programas de aprendizaje y subvenciones para fomentar formación de trabajadores.
En nuestro país, la formación profesional también tomó fuerza. Tan solo en 2015, el gobierno destinó más de $ 4,7 millones en programas de capacitación a través de la SETEC.
“La capacitación a todo nivel (operario, mando medio y gerencial) es clave para poder dotar a los colaboradores de herramientas y desarrollar en ellos habilidades para resolver los problemas que la gestión de cualquier negocio conlleva”, asegura Miriam Rojas, coach comunicacional.
Por ello, las organizaciones que invierten en capacitación constante tienen un plus ante la competencia. “Con personas más capacitadas, las empresas se vuelven más productivas y competitivas, y pueden realizar sus procesos de forma más eficiente, es decir tener mejores resultados con los recursos necesarios”, explica Alejandro Ribadeneira, director General del IDE Business School.
En otras palabras, la empresa fortalece su capital humano al aplicar como estrategia la gestión del conocimiento.
Adicionalmente, Ribadeneira afirma que a través de la capacitación se iguala el nivel de formación de los colaboradores, se solucionan problemas críticos internos y todos los departamentos se alinean con la estrategia general de la empresa.
Lamentablemente, no todas las empresas valoran las ventajas de la capacitación y por el contrario no avanzan hacia programas de formación al considerarlas como gastos innecesarios o muy costosos.
“La capacitación es una inversión que genera menos errores en la gestión de los colaboradores. Sin embargo, es importante que en toda capacitación de cambio actitudinal, mejoramiento del clima, optimización de procesos o implementación de estos, se encuentre la gerencia general, pues si la cabeza cambia, los colaboradores sentirán que la trasformación es real”, manifiesta Rojas.
María Belén Priori, directora ejecutiva del CapaciTes, resalta la importancia de los procesos de formación continua, los cuales deben ser acordes a las necesidades de la empresa y responder a los objetivos planteados por la organización en su planificación estratégica.
"Estos procesos de formación deben ser medibles y cuantificables para que tengan éxito y sean efectivos", destaca.
Ribadeneira agrega que los programas deben apuntar a la generación de mayores habilidades en tales campos específicos, por lo que los contenidos de la capacitación deben responder a las necesidades de los participantes y, evidentemente, de las empresas.
“Cada vez más las empresas entienden lo importante que es brindar una formación continua a sus colaboradores, ya que esto les permite ser más eficientes en sus puestos de trabajo, obteniendo como resultado una empresa más competente en el mercado, generando más fuentes de trabajo y bienestar social”, manifiesta Priori.
Pero la capacitación no solo es importante por el lado de las organizaciones, en el ámbito personal también son un plus.
"Una de las formas que las personas tienen a fin de prepararse para el futuro es adquiriendo nuevas habilidades y competencias que, de seguro, nos ayudarán a estar más y mejor habilitados para competir en un mercado laboral cada vez más competitivo, o para emprender en nuevas iniciativas para generar empleo y riqueza", asegura el Director General del IDE Business School.
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