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Bilingües desde más chicos

sábado, 8 agosto 2015 - 05:00
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Se dice que hablar otro idioma amplía la mente, y, según los estudios, literalmente aumenta la capacidad cerebral. Investigaciones de varias universidades concluyen que hablar en dos lenguas mejora las habilidades cognitivas y la capacidad de atención. La doctora Barbara Zurer Pearson, autora de “Raising a Bilingual Child” (Criando a un Niño Bilingüe), asegura que el cerebro es más receptivo a nuevos idiomas a edad temprana, y luego la capacidad, aunque nunca se pierde, sí empieza a declinar. La “ventana de oportunidad” ideal para aprender un idioma es aún un tema de debate, hay investigadores que la ubican en la primera infancia, hasta los 5 años, otros, hasta los 10.

Mientras más temprano, mejor, es la idea que han empezado a aplicar varias escuelas locales, que en distintos grados de “inmersión” y siguiendo diferentes métodos de enseñanza, introducen la lengua extranjera en la educación.

Primero en inglés “¡Hi Toby!”, los niños pasan corriendo y chocando manos con Toby Travis, el director del Colegio Menor en Guayaquil. Los alumnos no usan uniforme, tratan a los profesores por su primer nombre y siempre se dirigen a ellos en inglés.

El Colegio Menor, que abrió en la vía a Samborondón hace tres años, es una extensión del colegio que funciona hace 20 años en Quito y está regido por la Universidad San Francisco de Quito. “Nosotros no educamos únicamente en inglés, es un modelo bilingüe y los niños van a manejar perfectamente también el español, pero el inglés es primero”, explica Travis.


 Valores como "citizenship" y "responsibility" están escritos en las paredes del
Colegio Menor, donde a los niños de tres a cinco años se les habla
únicamente en inglés. Foto: cortesía Colegio Menor.

El Colegio Menor sigue un “modelo internacional americano” de enseñanza, pues es miembro de la Asociación de Es cuelas Americanas de Suramérica. “Puede que enseñar primero inglés sea un método novedoso aquí, pero no lo es en el mundo, de hecho esta es la tendencia en educación internacional”, dice Travis. Algunos padres de niños con déficit de atención, dislexia o necesidades especiales, temen que no se adapten bien a una escuela bilingüe. “Yo diría que esas preocupaciones son más sobre el sistema de soporte psicológico que sobre el idioma”, asegura Travis, “nos enfocamos en mantener a los niños motivados, y a guiarlos en su educación de manera que estimulemos su interés todo el tiempo”.

“En educación inicial tenemos una inmersión al cien por ciento”, explica Xiomara Ortega, quien maneja el programa de preescolar. “A los niños de tres a cinco años, cuando el cerebro tiene más plasticidad, les hablamos en inglés todo el día. Los primeros años de escuela vienen a socializar y aprender a través del juego, los niños hablan entre ellos en español, pero el maestro siempre les da instrucciones en inglés”.

Luego, cuando pasan a primer año de Educación Básica, tienen un 30 por ciento de clases en español, indica Cristina Cortez, quien dirige la primaria. A algunos niños se les puede dificultar adaptarse a leer y escribir en español, “toma más esfuerzo, pero como es nuestra lengua nativa, eventualmente los niños la aprenden, y el resultado es que “el inglés no será su segunda lengua, serán niños netamente bilingües”.

El Colegio Menor educa actualmente a alumnos de hasta sexto grado, pero eventualmente tendrá también la secundaria completa. Para esto construirán 10 edificios en un campus de ocho hectáreas. “Aquí preparamos estudiantes para una educación internacional de primera. Para un niño que ya es bilingüe, aprender una tercera lengua ya no es intimidante”, añade Travis.

EL MÉTODO DEL ALEMÁN HUMBOLDT

La alemana Barbara Schneider, directora de Educación Inicial del Colegio Alemán Humboldt de Guayaquil, explica que desde este año lectivo están aplicando un nuevo método de “inmersión” parcial en el idioma extranjero. “Una maestra les habla a los niños en la lengua materna y otra profesora les habla en lengua extranjera durante la mitad del día de clase”.


  Paulina Krok es una de las maestras inglesas en el maternal y preescolar The
English Playhouse, en Guayaquil, donde bebés desde los 18 meses hasta los
5 años aprenden inglés mediante juegos y canciones. Foto: Iván Navarrete

El Alemán Humboldt tiene su sede en Los Ceibos desde 1959, y un nuevo plantel en el campus Samborondón, donde ya funciona el preescolar y la primaria, y se están levantando edificios ecológicos con 30 mil metros de construcción en ocho hectáreas. “Antes los niños tenían clases de alemán dos veces a la semana por dos horas, ahora logramos que tengan hasta tres horas al día de alemán, así empiezan a familiarizarse con palabras y expresiones sencillas mucho más pronto”. Otro cambio es que así, ya no hay “clase de alemán”, sino que la maestra que habla alemán invita a los niños a jugar, cantar y realizar actividades en las que siempre se les habla en este idioma. “Se vuelve tan normal para los niños escuchar el alemán que en unos meses empiezan a expresarse. Esto pasa sin clases, eso es lo bueno, todo es muy lúdico, con juegos, con bromas, con emociones”, añade Schneider. “El aprendizaje debe ser natural, si les exigimos se bloquean, los niños aprenden por su propia curiosidad y de forma muy fluida”.

A los pocos meses de escuchar constantemente el idioma extranjero, los niños podrán usar frases sencillas para pedir agua o ir al baño. “No tenemos un libro que cumplir, es un método muy abierto. Hay un vocabulario básico de unas 65 palabras que queremos que aprendan en preescolar”.

Aquí los niños siempre tendrán una maestra que les hable español. “Hay distintas teorías de educación, mi opinión personal, y la teoría que aplicamos en el Colegio Alemán Humboldt, nos dice que los niños de edad preescolar necesitan sentir una conexión emocional con su maestra y esa conexión se logra más fácilmente si se usa el idioma materno. Además, nuestras maestras de alemán tienen permiso de hablar en español con los niños en situaciones críticas, si lloran, se pelean, si extrañan a su mamá, ahí no importa la enseñanza del idioma, el aspecto socioemocional del niño es primero”.

El nuevo método hasta ahora va mejor de lo que esperaban. “Pensábamos ver resultados en al menos tres meses, pero ha sido una sorpresa que antes de eso los niños ya dicen palabras sencillas, cuentan o cantan en alemán”. “Todos los alumnos van a ser capaces de comunicarse en alemán”, dice Schneider, pero a medida que avanza su educación se les da la opción de perfeccionar la lengua extranjera.

DESDE BEBÉS

Ocho bebés de pañales corren por un inmenso cuarto de juegos en el preescolar The English Playhouse, cada cual por su lado, hasta que la maestra empieza a cantar en inglés. Paulina Krok, de 26 años, canta casi todo el tiempo. Hay una canción para salir al recreo, otra para entrar a la clase, para lavarse y para todas las rutinas. “Esta repetición es divertida, les calma, les da instrucciones que ellos pueden seguir”, explica.


 Desde este año los niños de tres a cinco años del Colegio Alemán
Humboldt de Guayaquil, tienen una maestra que les habla en español
y otra, en alemán. Foto: cortesía Colegio Alemán Humboldt

Krok tiene un máster en educación de la Universidad de Canterbury Christ Church, de Inglaterra, y su tesis de investigación se enfocó en bilingüismo a temprana edad. “Los niños que están expuestos a dos lenguas más temprano aprenden con mayor facilidad otras lenguas, dominan habilidades más rápidamente”, explica. “Aquí trabajo con niños de 18 meses a dos años y medio. Les hablo solo en inglés”.

Aunque a muchos padres les asusta que el nuevo idioma haga aún más estresante la adaptación al maternal, Paulina dice que “los pequeñitos tendrán ansiedad de separación sin importar en qué idioma se hable, pero aquí tenemos asistentes que hablan español. Para darle seguridad a un niño, importan mucho las emociones, la voz, la forma de atraer su curiosidad”. Cuando los niños empiezan a soltar sus primeras palabras, hablan en una mezcla de inglés y español. “A veces combinan los idiomas y pueden decir ‘my sombrero’ o ‘mi hat’. Esto es porque están asimilando dos lenguas al mismo tiempo, sin darse cuenta de que son dos idiomas”.

“Lo que tratamos de hacer aquí es inspirar a los niños a que exploren y usen sus propias ideas”, continúa Krok, “las actividades son abiertas, les doy materiales y les pregunto ¿qué vamos a hacer con esto? Las palabras en inglés se incorporan naturalmente a este proceso”.

The English Playhouse, que abrió hace un año en la vía a la costa en un edificio estilo loft con estaciones de juegos y áreas verdes, es una iniciativa de María Elena Cobeña y su esposo John Warren, dueños de las academias The British School of Languages. El maternal sigue el currículum nacional de Inglaterra (Early Years Foundation Stage) para educar a niños de 0 a 5 años, y que se enfoca en su desarrollo socioemocional. “Mi esposo es británico y nuestra inspiración fue nuestra hija”, explica Cobeña. “La filosofía de educación inicial europea dice que al niño no hay que someterlo a un método escolarizado, hay que dejarlo jugar, que sea feliz”.

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