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Beneficios de una alimentación sana para adultos mayores

viernes, 4 septiembre 2015 - 10:44
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Mantener una buena alimentación es importante en todas las etapas de la vida. Pero a medida que se envejece, las necesidades nutricionales del cuerpo cambian debido al nuevo ritmo metabólico o al estado de salud de la persona.

Después de los 50 años, se pierde el 1,5 por ciento de masa muscular llegando al 3 por ciento después de los 60 años, asegura la Dra. Narcisa Zambrano, representante de Lecaro dieta médica personalizada.

Una disminución similar ocurre con los niveles de hierro, ácido fólico y vitaminas D, C, E y B12. Por esta razón es aconsejable aumentar el consumo de proteína, en especial las de origen vegetal, y alimentos enriquecidos en estos elementos.

De acuerdo con la Agenda de Igualdad para Adultos Mayores (2012-2013), una de cada tres personas de la tercera edad presenta algún tipo de enfermedad crónica. Las más frecuentes son las cardíacas, cerebrovasculares, pulmonares, cáncer, diabetes, hipertensión arterial, deterioro cognitivo y depresión.

Estas enfermedades, en su mayoría, están relacionadas con desequilibrios alimenticios debido al consumo excesivo de grasas o azúcares, los mismos que causan obesidad, colesterol elevado, osteoporosis, entre otros.

Una mala alimentación incluye la ingesta de comida chatarra, alimentarse a deshora, pasar largos períodos sin comer, comer poco o no mantener una dieta equilibrada.

Zambrano destaca que una alimentación saludable para las personas de la tercera edad depende de sus requerimientos nutricionales, los cuales se establecen de acuerdo a la talla, peso, actividad física, patologías, medicación, así como la predilección de determinados alimentos.

“Conservar un peso adecuado es muy saludable, pero no podemos someter a una dieta rigurosa y de hambre a una persona de la tercera edad. Un plan alimenticio saludable consiste en evitar las calorías vacías, es decir, aquellos alimentos ricos en calorías pero bajos en nutrientes, provenientes de papas fritas, golosinas, bollería o bebidas que contengan mucho azúcar y alcohol”, advierte la especialista.

Durante esta etapa de la vida la demanda de calorías es menor debido a que el metabolismo y actividad física han disminuido, por lo que necesita menos nutrientes.
Es por ello que se aconseja evitar las frituras, la piel y grasa visible en las carnes de res, cerdo o aves, así como la mantequilla, margarinas, leches y productos lácteos enteros. Por el contrario, debe aumentar el consumo de alimentos bajos en grasas trans marcadas en la etiqueta con menos del 0,5 por ciento.

Los especialistas en nutrición recomiendan además, elaborar un plan alimenticio que cubra las carencias nutricionales que se presentan a esta edad debido a una mala absorción de los nutrientes, causada -muchas veces- por el tipo de medicamentos que se ingiere.

En estos casos, se vuelve necesario incorporar suplementos nutricionales a la dieta diaria, una opción que también se aplica en personas de edad avanzada que por alguna razón no pueden masticar bien, no tienen dientes o padecen de una enfermedad en particular.

PÉRDIDA DE APETITO

La hiporexia o disminución del apetito es una patología frecuente en la tercera edad, que no solo provoca pérdida de peso sino que también eleva el riesgo de malnutrición, infecciones y otras alteraciones de la salud.

Este trastorno suele producirse debido a las pérdidas sensoriales del gusto, olfato, vista o por algún fármaco. En estos casos, Ricardo Aguilar, director del Centro de Formación de Auxiliares Geriátricas Ligia Landázuri Velásquez, recomienda distribuir la proporción de los alimentos en aproximadamente seis comidas al día, de esta forma la persona la tolerará mejor y evitará la sensación de saciedad.

Asimismo, es conveniente incluir alimentos de fácil masticación y aquellos que sean de preferencia del adulto mayor para que los acepte.

“Además hay que darle mucha atención, cariño, acompañamiento; muchos de ellos sufren de lo que se llama hiporexia social, ya que se sienten solos. De pronto murieron sus familiares o aquellos que los visitaban, o sus hijos los abandonaron; sinnúmeros de causales que le genera una actitud de recogimiento y soledad, su ánimo lo refleja y lo primero es rechazar el alimento”, explica Aguilar.

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