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“Mis prioridades han cambiado”: El periodista Luis Antonio Ruiz revela cómo fue su lucha contra el cáncer

lunes, 12 octubre 2020 - 06:50
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Hace tres años, el comunicador fue diagnosticado con cáncer linfoma no hodking inmunofenotipo B. Hace un año recibió su última quimioterapia y para él la vida recién empieza.

El periodista de Teleamazonas acaba de regresar a la pantalla. Su pelo volvió a crecer más negro y brilloso. Parece más joven y sereno, los rasgos de su rostro cambiaron como si Luis hubiera despertado bajo la mejor versión de sí mismo. Habla con precisión y pasión, está consciente de que acaba de vencer uno de los cánceres más letales que existe.

Conoció los dolores, la depresión, vio la muerte de cerca y sobrevivió.

Para él todo fue el resultado de una vida que recorrió como un Workaholic. “Era muy obsesivo y enfrascado en lo laboral. Dirigía e imponía, de repente, sí maltraté a alguien en esa vorágine de hacer el programa perfecto, eso me fue consumiendo”, reconoce el periodista quien afirma que no comía bien, no dormía suficientemente y vivía su profesión como una competencia donde el rating era la única medida.

Pude entrevistar a Luis a su regreso de Murcia donde hizo su último chequeo con resultados exitosos.

Hombre de comunicación
Desde niño, Luis sabía que iba a vivir en el mundo de la comunicación. A los 20 años ya era director de opinión en el diario El Telégrafo, codeándose con mentes brillantes como las de Henry Raad o monseñor Juan Larrea Holguín. Luego ingresó a SíTv estrenándose como reportero al entrevistar a Isabel Noboa y cuando el canal pasó a manos privadas, lo ascendieron a productor ejecutivo en Quito.

Después de dos años una llamada del Director de noticias de Teleamazonas cambió su camino. Luis regresó a Guayaquil como reportero nacional hasta que se acercó la oportunidad de un programa de corte comunitario de 8 a 10 de la mañana. Allí Luis cosechó el éxito y la certeza de que era el género periodístico que quería ejercer.  

"Ahora hago todo a través del sentimiento, el amor y la misericordia”. Foto: Angie Zambrano.

El día que todo cambió
Luis regresó al set de Teleamazonas con un horario preferencial gracias al apoyo de sus jefes. “Llego al canal a las 5 de la madrugada, salgo a las 9h30 y tengo un programa de radio de 17h00 hasta las 19h00. Luego ceno y duermo. Mi vida ha cambiado. No fumo, no bebo, no hay excesos. Tenía una vida poco saludable y en los últimos años se profundizó por mi situación emocional, se murió mi mamá, bajaron mis defensas y antes de que me diagnostiquen el cáncer mi cuerpo me daba señales de que algo iba a pasar”, reconoce el periodista que se reinauguró como profesional y ser humano. “Mis prioridades han cambiado. Ahora hago todo a través del sentimiento, el amor y la misericordia”.

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Cuando Luis recibió el diagnostico de su cáncer vivió distintas etapas. La primera fue la negación y luego el ¿por qué a mí, qué hice mal, en qué fallé? “Recuerdo que un día le hice esa pregunta a mi doctora y no me contestó. Lo volví a hacer algunas veces hasta que me dijo. “No quiero que me vuelvas a preguntar eso. No tienes idea del daño que me haces porque es la única respuesta en todo ese proceso para la que no tengo respuesta. Si lo supiera ya tuviéramos una cura contra el cáncer. Lo único que te puedo decir es que te dio y vamos a hacer todo para expulsarlo de tu cuerpo y que no regrese”.

Luis sintió como cristiano esa respuesta. “La vida no te castiga con el cáncer porque ningún Dios envía tumores en el cuerpo. El cáncer es lo más antinatural que existe. No entendemos como una célula que da vida se transforma en algo que te termina matando”.

En el proceso, Luis sufrió punciones, pinchazos y barridos de médula. “Me hicieron una poliquimioterapia con los químicos oncológicos más fuertes y tóxicos. El linfoma que tuve es el más agresivo y el temor más maligno del ámbito oncológico”, cuenta Luis cuyo cáncer no tuvo diagnostico durante seis meses.

El hombre de la familia
Luis pudo haberse rendido a la violencia de la enfermedad, pero peleó por su familia. “Mis papás fallecieron y quedé en manos de mis tías, acompañado por mis hermanas y mis sobrinas. Cuando se murió mi mamá no quería volver a hacerles sufrir. No concebía que pierdan una persona más. Mi tía Gladys –hermana de mi mamá- me acompañó en todo el proceso en Murcia y toda la familia me dio fuerza hasta el 20 de septiembre del año pasado cuando recibí mi último sobre de quimioterapia. Sé que la enfermedad puede volver así que no exacerbo mis células para vivir en armonía. Cuando sobrevives es muy duro ver que otros no y la única manera de seguir adelante para mí, es ayudar y acompañar a los míos -los enfermos- en albergues y hospitales. Lo mismo hago en mi trabajo, me dedico al periodismo de servicio”.

La condición de sobreviviente
Luis siente que su condición de sobreviviente genera más empatía a su alrededor. “Más personas me escuchan, soy más escrutado que antes. La vida es abrupta, no sé qué pasará a futuro, pero tengo paz. La quimioterapia me quitó la posibilidad de procrear, no voy a tener hijos, pero eso no resta que pueda tener un hogar”.

Y recuerda que cuando terminó su último tratamiento, su doctora llegó con la hoja del alta y le dijo: “Luis, me parece increíble, te recibí hace nueve meses y no existía ni el 10 por ciento de esperanza que lleguemos a este momento. Aquí está tu alta, tu diploma, hoy te has graduado, eres un súperhumano”.

 

"Sé que la enfermedad puede volver así que no exacerbo mis células para vivir en armonía". Foto: Angie Zambrano.

 

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