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Las grandes obras que Shakespeare, Munch y Boccaccio crearon en su cuarentena

sábado, 4 abril 2020 - 07:19
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Algunas glorias del pasado crearon sus obras más emblemáticas en plena cuarentena. Autor del ícono cuadro “El grito”, Edvard Munch, no sólo fue testigo de cómo el mundo cambiaba a su alrededor arrasado por la gripe española, sino que fue una de sus víctimas... y dejó plasmada la experiencia en lienzo. Durante su aislamiento por la peste negra Boccacio creó el Decamerón y dos siglos después Shakespeare dejó el teatro para escribir uno de sus clásicos en plena cuarentena.
 
El Decamerón de Giovanni Boccaccio 
El poeta y escritor Giovanni Boccaccio, quien intentaba sobrevivir a la peste negra se refugió en la campiña toscana, donde escribió una obra en la que contó cien novelas ficticiamente narradas por siete mujeres y tres jóvenes. En 10 días, cada uno de los diez jóvenes cuentan historias, de manera que al final hay 100 relatos que, con las introducciones y comentarios del autor, comprenden “El Decamerón”, un producto genial de la cuarentena de un genio.
La Peste Negra terminó dejando huérfano a Giovanni Boccaccio (1313-1375), escritor italiano, poeta, corresponsal de Petrarca e importante humanista del Renacimiento. 
En 1348, la Peste Negra, la epidemia más devastadora de la historia europea, se extendió por todo el continente. En Florencia y sus alrededores, se estima que el 60% de la población murió.
 
Macbeth de William Shakespeare
La vida de Shakespeare estuvo marcada por la peste. Su vida comenzó en el apogeo del primer gran brote isabelino en 1563, cuando la enfermedad acabó con una cuarta parte de la población de Stratford-upon-Avon, su lugar de nacimiento.
 
En 1564 cuando fueron prohibidas las representaciones de obras de teatro debido a la epidemia Shakespeare, quien para entonces era actor profesional, dramaturgo y accionista de una empresa teatral, empezó a escribir una de sus más potentes y emocionalmente intensas obras: la historia de un general escocés al que unas brujas le dicen que va a ser rey y mata para hacer realidad ese vaticinio.
 
Él es Macbeth, pero quien ha sido recordada por muchos en estos tiempos de coronavirus es su esposa, Lady Macbeth, por aquello de que se lavaba las manos constantemente, aunque ella lo hacía para tratar de limpiar su conciencia por su participación en el asesinato del rey Duncan. 
 
Los retratos Edvard Munch y Schiele
Al final de la Primera Guerra Mundial, 20 millones de personas habían muerto pero pronto la pandemia de gripe de 1918, también conocida como la gripe española empezó a arrasar matando entre 50 y 100 millones de personas: En Viena, Austria, el artista Egon Schiele perdió a su esposa Edith, que estaba embarazada de su primer hijo. Schiele trabajó en una pintura que representaba a una familia que nunca llegaría a existir: la suya. Su obra “La familia”, que no pudo terminar pues murió a los 28 años pocos días después de su esposa, es considerada por muchos como un conmovedor testimonio de la crueldad de la enfermedad.
 
Así como en Austria, en otras partes del mundo, grandes artistas, músicos, escritores murieron, algo de lo que el noruego Edvard Munch no solo fue testigo al contraer la enfermedad a principios de 1919. 
 
Su “Autorretrato con gripe española” lo muestra con la cara demacrada sentado frente a su cama de enfermo sin hacer. Más tarde ese año pintó una secuela, “Autorretrato después de la gripe española”, en la que, atormentado y ojeroso, se asoma desde el cuadro como mostrando lo que es ser víctima del virus asesino.
Afortunadamente Munch no fue una de las víctimas mortales de la virulenta gripe española: sobrevivió y continuó creando grandes obras de arte hasta su muerte en 1944, a la edad de 80 años.

En 1348, la Peste Negra, la epidemia más devastadora de la historia europea, se extendió por todo el continente. En Florencia y sus alrededores, se estima que el 60% de la población murió.

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