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El “NO” al presidente Guillermo Lasso en la Consulta Popular: un camino cuesta arriba

domingo, 26 febrero 2023 - 15:03
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De las 11 consultas populares desde el regreso a la democracia, ocho fueron favorables para los mandatarios que las plantearon. Solo tres han perdido: León Febres-Cordero, Sixto Durán-Ballén y ahora Guillermo Lasso. El Gobierno parece quedarse sin piso luego del rechazo a la propuesta con la que ofrecía cambiar el país. ¿Por qué perdió y qué se viene después?

Hay quienes ya hablan de muerte cruzada o revocatoria de mandato para adelantar elecciones. Interpretan que Guillermo Lasso se queda sin capital político ni margen de gobernabilidad, ante el rechazo al referéndum que el Gobierno planteaba como la panacea.

La extradición de criminales vinculados al narcotráfico y otros delitos parecía ser una propuesta a la que nadie podía negarse. Con la paupérrima calidad de la Asamblea creía tener asegurado el Sí para reducir el número de legisladores.

Las encuestas le daban la victoria, atribuyendo el éxito a las preguntas sin importar la baja aceptación del Presidente, que inició su mandato hace casi dos años con más del 70 por ciento de aprobación, que creció durante el éxito de la vacunación, pero se derrumbó a finales de 2022, cayendo a menos del 30 por ciento. Inseguridad, desempleo, ineficiencia en la atención de salud y otros servicios, e incluso denuncias de corrupción en el sector eléctrico y empresas públicas han minado el apoyo al Gobierno.

Lasso y sus ministros no se abanderaron del referéndum para no arrastrar el rechazo y empañar el debate. Pusieron a Karen Sichel, asesora jurídica de la Presidencia, como el rostro joven, técnico y apolítico para llevar la campaña. Todo parecía ir viento en popa, pero los pronósticos fracasaron.

El corazón del referéndum era el Consejo de Participación Ciudadana, la entelequia creada en la Constitución de Montecristi, que debe designar autoridades de control, combatir la corrupción y asegurar la participación, pero que ha caído en una espiral de disputa política, incumpliendo todas sus funciones. También se preguntó sobre la posibilidad de darle más poder a la Fiscalía y exigir a las organizaciones políticas un mínimo de afiliados. Para finalizar, dos preguntas se congraciaban con el ambiente.

En todas perdió. Unos habrán votado con muchas razones técnico-jurídicas, pero la gran mayoría lo hizo con el convencimiento de apoyar o rechazar al Gobierno. Con un retraso de 24 horas, quizás esperando que en alguna pregunta remontara el Sí, Lasso apareció en cadena nacional un día después de las elecciones. Aceptó la derrota y pareció minimizar el referéndum que pintaba ser su caballo de Troya: “Este gobierno toma este referéndum como lo que siempre fue: la oportunidad de escucharlos, de aprender, e incluso de reconectar con ustedes”.

En la puerta del horno...

Analistas consideran que, a la baja credibilidad y aprobación que el Gobierno arrastra desde hace meses, se le sumaron otros factores determinantes. El primero fue la expectativa de que el referéndum solucionaría los problemas de inseguridad inmediatamente, sobre todo con la pregunta de la extradición. Expertos explicaron que la medida no serviría para “expulsar” a todos los delincuentes y que demoraría entre dos y tres años para tener el primer extraditado. Eso redujo las expectativas de la mayoría de ciudadanos que esperacambios en el corto plazo. Lo mismo aplicaba para las otras preguntas. “Incluso hubo analistas del centro a la derecha (que en su momento apoyaron a Lasso) que dijeron que la consulta no resolvería los problemas de inseguridad, lo que se interpretaba como que podía ser engañosa”, explica el analista político César Febres-Cordero.

Dice que las preguntas, tal como estaban planteadas, eran “ganadoras” y que sí el Presidente lo hacía a finales de 2021, cuando alcanzó su máxima aceptación por el éxito de la vacunación, seguramente habría ganado. El mismo Lasso se habría abanderado de la consulta y habría usado toda la maquinaria del Estado para promocionarla, como han hecho anteriores mandatarios, pero el momento fue inoportuno.

Un segundo factor habría sido la descalificación a quienes criticaron las preguntas. En una entrevista Lasso dijo que quienes hacían campaña por el No, eran antipatriotas. Y en redes sociales se instaló una campaña para acusar de narcotraficantes a quienes apoyaban el No. “Se equivocaron al polarizar el debate, al descalificar a quien piensa distinto. La gente piensa: si ya me dice narco, mejor voto que No”, refuta el analista y decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de la UISEK, quien piensa que había preguntasque eran necesarias.

El corazón del poder

Una de las propuestas de campaña de Guillermo Lasso fue la eliminación del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs). Este organismo se encarga de designar 77 autoridades, entre ellas el contralor, fiscal, vocales del Consejo de la Judicatura, del CNE, superintendencias... Es un botín político que todos quieren cooptar.

Una de las preguntas del referéndum era trasladar esa atribución de designación a la Asamblea Nacional. Para esto, se conformaría una comisión técnica de méritos y oposición para evaluar los perfiles y los legisladores se encargarían de santificar a cada elegido para ocupar los cargos de los entes de control. Pero, a criterio de Mauricio Alarcón, director de Fundación Ciudadanía y Desarrollo, el resultado habría sido el mismo. Las fuerzas políticas habrían influido en esas designaciones.

Alarcón considera que eso solo iba a disfrazar estas designaciones que siempre terminan siendo políticas. El camino correcto, dice, era traspasar directamente esa atribución para que el Ejecutivo presente una terna, el Legislativo escoja un perfil y la Corte Nacional de Justicia confirme la idoneidad de la autoridad elegida, como sucede en Chile, por ejemplo.

Se cree que estas designaciones pasan por la meritocracia, cuando es netamente político”. Pero esa oportunidad se perdió y el Consejo queda intacto. Es más, se puede convertir en una piedra muy grande en el zapato del Gobierno. El correísmo hizo campaña por sus siete candidatos a esta institución, a pesar de que la norma lo prohíbe. Entraron tres de los suyos: Augusto Verduga, Alembert Vera y Yadira Saltos. Ganaron dos cercanos al Partido Social Cristiano: Andrés Fantoni y Nicole Bonifaz. Y dos aparentemente sin vinculaciones políticas: Mishelle Calvache y Johana Verdezoto.

La nueva cara del gobierno

No es la primera vez que un gobernante formula una consulta y la pierde. León Febres-Cordero, cuando estaba a la mitad de su mandato, atravesaba problemas y se acercaban las elecciones de medio término para el Congreso, aprovechó para preguntar a la ciudadanía por la participación política de independientes. Perdió y terminó su mandato con un 31 por ciento de popularidad, según datos recogidos y publicados por la politóloga Arianna Tanca.

En 1996, Sixto Durán-Ballén planteó una serie de preguntas y ganó, excepto en una que hablaba de darle atribuciones al Congreso para manejar el presupuesto estatal. Dos años más tarde, preguntó si podía disolver el Congreso por una sola vez. Perdió. Fabián Alarcón también llamó a consulta para ratificar la destitución de Abdalá Bucaram y legitimar su ascenso al poder como presidente interino. Alfredo Palacio hizo una consulta en 2006 que ganó, aunque no tuvo mayor trascendencia. Rafael Correa hizo cuatro y Lenín Moreno una, en su mayor auge de popularidad.

Ecuador es el segundo país de Latinoamérica que más consultas ha convocado, después de Uruguay. Evidentemente para Lasso será poco prudente optar por otra consulta en lo que le queda de mandato. Si bien es cierto, todos los mandatarios que han perdido en plebiscitos han logrado terminar su período, el camino ahora será cuesta arriba. Lo más probable es que la oposición reactive las demandas por seguridad, desempleo y acceso a salud que, de alguna manera fueron relegadas por la campaña política.

Los analistas creen que no tiene otra opción que abrir canales con la Asamblea, para aprobar las leyes en materia de seguridad y economía, que requiere urgente. Lo mismo con la sociedad civil y los alcaldes, los que están por salir y los nuevos. Esto le ayudaría a contener eventuales protestas. Un error sería que el Presidente se enfrasque en la derrota y culpe a la ciudadanía por no apoyar las propuestas de cambio. Está en la mitad de su período, aún le quedan dos años.

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