En medio de la solemne ceremonia de bienvenida al presidente francés Emmanuel Macron en el Castillo de Windsor, un detalle inesperado desvió la atención del público: el ojo visiblemente enrojecido del rey Carlos III. Las cámaras captaron al monarca británico, de 76 años, con el ojo derecho lleno de sangre mientras presidía los actos junto al mandatario francés y la primera dama, Brigitte Macron.
La imagen generó una inmediata ola de preocupación, especialmente considerando el delicado estado de salud del soberano, quien actualmente se encuentra bajo tratamiento por un tipo de cáncer no especificado. La escena, difundida ampliamente por medios y redes sociales, reavivó el interés público por la salud del rey.
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Ante la inquietud generalizada, el Palacio de Buckingham emitió una declaración para explicar la causa del enrojecimiento ocular. Un portavoz oficial confirmó que se trata de una hemorragia subconjuntival, también conocida como “derrame ocular”, una afección común que suele parecer más grave de lo que es.
De acuerdo con especialistas, esta condición puede producirse por factores simples como estornudos, tos intensa o pequeños esfuerzos físicos, y generalmente desaparece por sí sola en pocos días, sin necesidad de tratamiento médico.
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Aunque el incidente no está relacionado con su tratamiento contra el cáncer, no deja de preocupar a quienes siguen de cerca la evolución del monarca.