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Un Día de los Difuntos traumático para quienes aún no encuentran los cuerpos de sus familiares

lunes, 5 octubre 2020 - 03:19
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Varias familias de Guayaquil perdieron el rastro de los cuerpos de sus familiares que fallecieron a finales de marzo e inicios de abril a causa de la emergencia sanitaria por Covid-19. En ese período se perdió el rastro de 223 cadáveres y aunque ya se identificaron a 155, todavía queda pendiente, según la Defensoría del Pueblo, el reconocer a 68. Una realidad, que según los expertos del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH), puede devenir en un Día de los Difuntos traumático para estas familias. 
 
De acuerdo a Zaida Rovira, vicedefensora del Pueblo, de los 68 cuerpos que aún no han podido ser reconocidos, habrían 41 que no coinciden con los datos ni las muestras tomadas a los familiares que continúan en la búsqueda de sus parientes.
 
 
Varios de esos casos fueron incluidos en "Cuerpos Extraviados, Informe del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH) sobre el extravío de cuerpos en manos del Estado ecuatoriano".
 
Allí se establecen tres escenarios por las que se produjo esta problemática en Guayaquil. El primero señala al colapso del sistema de salud público como el causante de la falta de atención médica, provocando que los familiares tengan que regresar con sus enfermos a sus casas. Según la CDH, el 85 por ciento de las muertes ocurrió fuera de un hospital.
 
El segundo es el extravío de los cuerpos que fueron levantados en domicilios y en hospitales públicos, especialmente en el Hospital General del Guasmo Sur. Mientras que el tercero fue el hermetismo que hubo en el Cementerio de Pascuales, en donde se enterraron los cadáveres de la emergencia.
 
"La única intervención tardía que hizo el Estado provocó, resultado de la negligencia, el extravió de los cadáveres", indica Billy Navarrete, presidente ejecutivo de CDH.
 
Incluso, el exvicepresidente Otto Sonnenholzner se disculpó en abril por el manejo de los cadáveres en la pandemia.
 
Durante la emergencia sanitaria en Guayaquil se perdieron 223 cadáveres, según la Defensoría del Pueblo.
 
De escasos recursos
El 97 por ciento de los 542 fallecidos durante la emergencia sanitaria, de acuerdo al informe de CDH, era de escasos recursos del norte, centro y sur de la ciudad. Principalmente eran de sectores como el Suburbio, Guasmo Norte y Sur, sector Centro-Sur, Mapasingue, Martha de Roldós, Bastión Popular y Sauces.
 
"El daño no solo lo sufren familias que han perdido a su pariente, sino que hay sectores pobres donde esto ha sido mucho más agudo y grave. Hay necesidad de reparar aquello. Solo imaginémonos qué sentimiento existiría el día de los difuntos", señala Navarrete.
 
Según la CDH, la mayoría falleció por tres causas distintas: infarto agudo del miocardio, insuficiencia respiratoria aguda y neumonía viral no especificada. "En ese sentido, se puede inferir que el considerable aumento de defunciones contempla también muertes por COVID que no han sido determinadas oficialmente por el sistema de salud y que posiblemente fueron registradas bajo las tres causas anteriormente mencionadas", señala el informe.
 
En tanto, que el 69 por ciento era de género masculino, el otro 30 por ciento era mujeres y el un por ciento restante no se determinó debido al desconocimiento por parte de la persona contactada. Por edad, la mayoría correspondió a personas entre 51 y 80 años. En el pico de fallecimientos registrado entre el 30 y 31 de marzo hubo 58 y 61 muertes cada día.
 
En cambio, las cifras oficiales fueron diferentes. El Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Nacional estableció que entre el 29 de febrero y el 31 de marzo se registraron 141 fallecidos con Covid-19 confirmado y 113 con probable coronavirus.
 
Mientras que el Registro Civil registró en Guayas 5.337 defunciones en marzo, unas 3.420 más que el mismo período de 2019. En abril hubo 12.316, un aumento de 10.452 en relación al mismo mes de 2019.
 
Los familiares, pese al riesgo del virus, buscaron a sus parientes.
 
Rumbo al 2 de noviembre
En varias personas, el duelo está inconcluso. Así por ejemplo, Mercedes A. relata que aún tiene dificultades para lavarse la boca porque cada vez que se veía en el espejo recordaba el momento en que recuperaron el cuerpo de su madre con la boca abierta.
 
En otros casos se han presentado trastornos de ansiedad, angustia, dificultades a nivel familiar, insomnio, estrés, hipervigilancia, sentirse culpables, entre otras causas.
 
"¿Cómo puedo despedirme de quien no he certificado que no está? Porque no tengo el cuerpo para hacer la despedida. Cuando llegue el día de los Difuntos (2 de noviembre) lo que va a ocurrir es que el duelo no trabajado, este dolor que aún queda ahí palpitando y abierto pueda que se convierta ese día, no necesariamente ocurra, en una fecha muy impactante", indica el psicólogo César Torres.
 
La desaparición de los cuerpos durante la emergencia ha sido una experiencia traumática, según Torres, debido a que esas muertes se produjeron al inicio de la pandemia y que esos fallecimientos fueron por Covid-19 o se sospeche que esa sea la causa.
 
Además se suma la proximidad con los cadáveres por varios días en la casa hasta que se realice el levantamiento de los cuerpos y luego el proceso de búsqueda y reconocimiento de sus familiares. También se incluye a aquellos que no pudieron ver si la persona enterrada o cremada era su pariente.
 
Por la pandemia, en ninguno de los casos se realizó el ritual funerario. "El velar a una persona es tener una red social de apoyo. Al no tener este acompañamiento, efectivamente la carga y el dolor se queda a nivel familiar, lo que hace más difícil de sobrellevar la muerte", explica Torres.
 
Por eso, para el experto es fundamental que haya apoyo psicológico a largo plazo con el fin de evitar que esta problemática se desborde.
 
"El fallo judicial de finales de julio obliga al Ministerio de Salud, (a brindar) a todos, no solo a los que pidieron la acción de protección, apoyo emocional", indica Navarrete.

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