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“Algunos ya han encontrado a sus muertos, yo no”

martes, 21 julio 2020 - 04:54
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* Este testimonio forma parte del especial de Vistazo.com dedicado a quienes fallecieron a causa de la pandemia y cuyos cuerpos desaparecieron por una cadena de negligencias durante los meses más críticos de la emergencia sanitaria en Guayaquil. Fueron más de 200 los cuerpos que tras su último aliento, no pudieron descansar en paz.

Narcisa de Jesús Martillo busca el cuerpo de su mamá Rosa Elena Alvarado, el cual desapareció en plena crisis sanitaria originada por la pandemia de covid-19 que se registró a fines de marzo e inicios de abril en Guayaquil. Falleció a los 82 años el 29 de marzo.

“Mi madre no aparece. Ya me hicieron el ADN. Me dicen que hay que esperar 2 meses más”, afirma Martillo.

Y añade: “Algunos familiares ya han encontrado a sus muertos, yo no”.

La prueba de ADN se realiza luego de que un cadáver no se haya reconocido a través de sus huellas dactilares o de informes antropológicos.

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“El 18 de enero se operó de una hernia en el ombligo, por lo que la teníamos en control. De coronavirus no murió porque mi padre no se contagió”, cuenta su hija.

Dos días antes de su muerte sufrió de dolores en el estómago. El 29 de marzo acudieron al Centro de Salud Reina del Quinche, al sur de Guayaquil, pero ahí les recomendaron que la lleven al Hospital del Guasmo.

“Los médicos estaban saturados por la cantidad de gente, ninguno nos atendió. Demoraron 20 minutos en acercarse a mi mamá”.

Luego de confirmarse el fallecimiento se inició la odisea de los trámites. Primero en el Registro Civil y luego en el Cementerio General para cremarla, ya que en ese momento era obligatorio ese procedimiento.

“El 1 de abril regresamos porque ya no se necesitaba cremación. Pero me pedían el ataúd para dejar el cadáver. Cuando regresamos con el ataúd nos dijeron que venga mañana, pero hasta ahora no nos dan respuesta”, relata Narcisa, una de los tres hijos vivos de Rosa Elena.

En esos días, Narcisa se enfermó y ya no pudo hacer seguimiento de los trámites, ni continuar con la búsqueda. “Tuve que dejar a la voluntad de Dios que pase todo”.

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