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Complejo de gas Monteverde: Un gasto inflado y volátil

viernes, 22 enero 2021 - 03:40
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Almacenar gas en tierra y no en el mar era una necesidad postergada. Pero gastar 377 millones en un muelle para un barco cada 10 días y en tanques de almacenamiento con una capacidad dos veces superior a la necesaria, fue un derroche de dinero.
 
Es imposible no observar el  enorme complejo de procesamiento de gas al circular por  la ruta del Spondylus, principal vía  hacia decenas de conocidos balnearios de las provincias de Santa Elena y Manabí. Junto a la comuna que  lleva el mismo nombre -Monteverde- están cuatro enormes tanques y tres  esferas que ocupan unas 136 hectáreas. Pese a ser una terminal colosal  solo opera a la mitad de su capacidad.
 
Distinto era el panorama y  las promesas seis años atrás, en  junio de 2014, cuando el entonces presidente Rafael Correa alegaba que sería una obra que cambiaría el destino de la producción  y almacenamiento de gas en tierra en Ecuador. La inauguró con  tarima, pantalla gigante y cientos de invitados; aunque desde ese momento se hicieron evidentes los cuestionamientos, en  voz del propio Mandatario: “Debió demorarse unos cuatro años,  se ha demorado seis o casi seis y  costó centenas de millones más  de lo inicialmente presupuestado”. Se ofrecía también que Ecuador exportaría gas, proyectando ganancias millonarias
 
 
Costó cuatro veces más
El analista económico Walter Spurrier asistió al evento invitado por el gobierno y cuenta una anécdota Recuerda que viajó hacia  Monteverde en el mismo  helicóptero que Correa y durante ese vuelo el exmandatario le confesó que fue leyendo uno de los artículos  de Spurrier sobre esta planta, la forma cómo se enteró de algunos de los detalles  del proyecto: “Correa estaba  muy molesto. Se sentía engañado de que  se había hecho esta obra sobredimensionada y con un costo exagerado”.
 
La construcción de la terminal marítima y de la planta de almacenamiento  estuvo a cargo de Flopec, Flota Petrolera  Ecuatoriana, una subsidiaria de la Armada Nacional convertida en empresa pública durante el gobierno anterior.
 
Vamos a los detalles: desde Monteverde se abastece el 80 por ciento de la demanda nacional de gas licuado de petróleo (GLP). Diariamente se procesan tres  mil toneladas para que sean envasadas en  cilindros para el consumo doméstico e industrial, aunque en realidad en esta terminal se podría procesar hasta el doble  del combustible diario requerido. 
 
Entre líneas se descubre  una verdad incómoda: incluso cubriendo desde aquí  el 100 por ciento de la demanda total de GLP del país  no se aprovecharía toda la  infraestructura instalada.
 
La administración ahora está en manos de Petroecuador y sus técnicos  prefieren ver el vaso medio lleno: “Si lo vemos así,  como números, como que  se está subutilizando. Pero tiene capacidad instalada para cubrir la demanda: lamentablemente, no hay más”, explica Marco  Guamán, jefe de la terminal.
 
Esta situación no es desconocida para el régimen de Lenín Moreno. A finales  de 2018 ya lo advirtió la delegación del  Programa de las Naciones Unidas para el  Desarrollo, (PNUD), que llegó al país junto a varias consultoras internacionales  para auditar cinco megaobras construidas durante el correísmo. Todas millonarias y cuestionadas por graves irregularidades en su proceso de ejecución. Los  resultados del informe fueron alarmantes y concretos: revela que el proyecto  de gas de Monteverde fue pensado con una inversión de 91 millones de dólares, aunque terminó costando cuatro veces más, es decir es 377 millones de dólares.
 
Tras múltiples retrasos, fue entregado dos años después de la fecha prevista  y -agrega el informe, entre otras observaciones- no se planificó, ni se diseñó, ni se  construyó bajo estándares internacionales. Para salvarlo, según la auditoría, se requieren 14 millones de dólares adicionales.  Estas conclusiones avaladas por el PNUD  fueron reveladas por la empresa española  Tecnatom, especializada en ingeniería nuclear y sectores como el aeronáutico y petroquímico.
 
Sin embargo, hay voces  que discrepan. La Flota Petrolera Ecuatoriana estuvo al  frente de esta obra hasta que  fue traspasada a Petroecuador en 2014. Desde la oficina  de sus abogados el exgerente  general de Flopec durante la  construcción, Danilo Moreno, rechaza ese informe. Considera que las conclusiones  no son válidas y que detrás  hay intereses políticos y no técnicos: “aquí  no han contrastado los señores esos técnicos con los que fuimos administradores  ese entonces”. Agrega que “su criterio está incompleto y no está orientado adecuadamente. No preguntaron a Flopec, por lo  tanto su aseveración es incorrecta”, agrega.
 
Pero existen más cuestionamientos y  vienen desde la Contraloría General del  Estado en un examen especial a los contratos de construcción y fiscalización entre enero de 2013 y diciembre de 2014.  Involucran a Unemon, que fue la unidad  que diseñó el proyecto y que estuvo integrada por oficiales de la Armada Nacional. Aquí también aparece Flopec, que  tuvo a su cargo toda la obra.  La auditoría indica que durante la ejecución del proyecto se  pagó un rubro injustificado de 14 millones de  dólares por trabajos que  no se efectuaron; que se  transfirió más de un millón de dólares a un proveedor de equipos que  no tenía relación contractual con la obra y que  además se pagaron más  de seis millones de dólares por trabajos  de fiscalización sin que exista un contrato que lo sustente. Otro resultado de este examen detectó un inadecuado archivo  de documentación de respaldo de las operaciones financieras.
 
En otro análisis de la Contraloría -esta vez de la operación, mantenimiento y  estado actual del proyecto- se revela que,  a solo seis años de estar operativa, esta  terminal ya presenta daños en los tanques que almacenan toneladas de gas, deterioro por el óxido y múltiples picaduras  por la corrosión . Para el experto en instalaciones de Petróleo y Gas, Danilo Arcentales, es una bomba de tiempo si no se  corrige de inmediato: “si es que no se aplican planes de mantenimiento preventvos y correctivos esto puede ocasionar a  la larga explosiones catastróficas, daños  al medio ambiente, daños a la población”.
 
Este examen especial también hace  referencia al extenso muelle de 1.400  metros de longitud construido sobre el  mar. Es el segundo de mayor calado en  todo el mundo, solo superado por el de  Rotterdam, en Países Bajos. Tiene 23  metros de profundidad cuando los buques de alto calado no sobrepasan los 15  metros bajo el agua. Además, se cuestiona que los cientos de pilotes que sostienen esta plataforma marítima no cuentan con la protección necesaria contra la  corrosión, lo que reduce su vida útil. El  estudio de Tecnatom agrega algo más:  la obra es más extensa de lo necesario  (lo cual aumentó su costo) y tiene áreas  que no son utilizadas. De los dos muelles, solo se usa uno.
 
Aunque Petroecuador está al frente  de este proyecto desde 2014, aseguran  que no todo es culpa de ellos. Explican  que asumieron una obra que ya estaba  construida y ahora no hay dinero para  ejecutar las recomendaciones que hace  el PNUD, ni tampoco las observaciones  de la Contraloría.
 

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