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La guerrilla, el cine y la memoria

lunes, 15 febrero 2016 - 02:38
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Premio del público en los últimos Edoc, y Premio documental Memoria en el Festival de Cine de La Habana, “Alfaro Vive Carajo” se estrena en marzo.
 
"El cine debería ser un medio como otro, incluso más valioso que otros, para escribir la historia" (Roberto Rosellini). A principio de los años 80 un variopinto grupo de jóvenes ecuatorianos formó un movimiento subversivo de izquierda. Inspirados en eventos como la Revolución Sandinista y las guerrillas colombianas, buscaron “a través de operativos armados, establecer una opinión política”. Robaron las espadas de Eloy Alfaro y Pedro Montero como acto simbólico, asaltaron bancos y secuestraron para financiar su actividad. Pero fueron duramente combatidos por el Estado, y ya para 1986 la mayoría de sus líderes estaban muertos.
 
“Alfaro Vive Carajo” es un documental que relata esta historia desde las voces de decenas de exguerrilleros y colaboradores, algunos líderes políticos de la época (Rodrigo Borja, Vladimiro Álvarez, Blasco Peñaherrera), y con el apoyo de un exhaustivo material de archivo. En la tradición de películas ecuatorianas como “Con mi corazón en Yambo” o “La Muerte de Jaime Roldós”, se trata de un túnel del tiempo emotivo y necesario para todo el que quiera acercarse a ese doloroso momento de la historia de nuestro país.
 

Federico Nazareno, uno de los exmilitantes de
la poco conocida célula esmeraldeña de AVC. 
 
Tras un recorrido festivalero que incluye haber sido la favorita del público en los últimos Encuentros de Otro Cine (EDOC) y ganar el Premio al Documental-Memoria del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, “Alfaro Vive Carajo” llegará a las salas comerciales del país en marzo.
 
UN RETRATO CORAL
 
En agosto de 1985, "Alfaro Vive" estaba en su apogeo. El director del filme, Mauricio Samaniego, tenía 18 años y pocos meses militando; llevaba un ejemplar de Revista Vistazo en la mano, era la señal para reconocerse con los otros que participarían en el asalto a un camión de pollos en Quito. El plan era repartir la carne en un sector popular, junto a proclamas de justicia social. La operación fracasó y ese mismo día cayó preso. Para cuando salió, la agrupación estaba prácticamente destrozada. Pero eso no lo cuenta en su película, lo hizo 10 años antes cuando fue uno de los entrevistados de “AVC. Del sueño al caos”, el documental de Isabel Dávalos: es que a diferencia de ella, que estructuró el filme desde su propio punto de vista (sus recuerdos infantiles sobre la actividad de los Alfaro Vive), Samaniego no cedió a la seducción de la primera persona.
 
Susana Cajas. Su testimonio es uno entre los
de 49 entrevistados en este documental.
 
Su intervención es apenas una entre las de 49 entrevistados, y de las más breves. El cineasta de los Alfaro no ha querido contar “su” historia, sino dirigir una polifonía. Las voces son tantas que no se puede hablar de protagonistas, y sin embargo, desde el recuerdo, Arturo Jarrín, Hamet Vásconez y Fausto Basantes emergen como la trinidad motora de AVC, mientras que el gobierno de León Febres-Cordero se consolida como el antagonista de su trágica aventura.
 
FORTALEZA
 
Una de las fortalezas más notorias de este filme es su guión. Los primeros minutos logran trasmitir cierta euforia adolescente. Nos informan sobre un contexto mundial que parecía indicar que las armas eran el camino. De la juventud y las diferencias ideológicas y sociales de los miembros AVC. De cómo, a alguno, la idea de formar una guerrilla latinoamericana le surgió en un vuelo de LSD. De sus primeros éxitos subversivos: bombas falsas hechas de cartones y cables, un asalto bancario con disfraces de monjas, la toma de medios para difundir proclamas, un escape de la cárcel digno de "El Chapo" Guzmán. Todavía sin muertos ni heridos. Samaniego se toma su tiempo para destapar la tragedia, que sin embargo se presiente como un nudo en la garganta. A mitad del documental, el malogrado secuestro del banquero Nahim Isaías marca el principio del fin, de ahí en adelante, la película es un tour de force.
 
Frente a los excesos que el Estado cometió contra los AVC bajo la consigna de “liberar al Ecuador del terrorismo” el documental obliga a preguntarse ¿realmente “se actuó de la forma que debió actuarse”? Wikipedia resume que “el saldo de la campaña de AVC entre 1983 y 1988 fue de 28 muertos: 16 miembros de AVC, seis miembros del M-19, cinco policías y un civil”. El documental “Alfaro Vive Carajo” otorga rostros humanos a esos números, y vierte su sal sobre aquella profunda herida de nuestra Historia.
 

 
“Alfaro Vive Carajo”
Dirección y guión: Mauricio Samaniego
Producción y dirección de fotografía: Gabriela García
Edición: Felipe Cordero
Dirección musical: Sebastián García

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