La sorprendente y tardía indignación de Michael Jordan ante la muerte de George Floyd
Si algo siempre se le reprochó a Jordan es su desinterés total por la política. Su silencio en los 90 creó una burbuja de deportistas apolíticos. Ahora se manifiesta por primera vez tras una revuelta racial que está cambiando la sociedad norteamericana.
Ayer domingo 31 de mayo, a última hora de la noche y ante la presión en las redes sociales, el mismo Jordan ahondó un poco más en la defensa de George Floyd. Por ponerlo en contexto, la adhesión de Jordan a esta causa llega una semana después de la muerte de George Floyd, y también de que hayan tomado partido antes Pau Gasol, Evan Fournier, Meyers Leonard o Steve Kerr... que ni siquiera son negros.
Al ver el exitoso documental 'The Last Dance', de Netflix, se reveló al mundo la falta de postura político de Jordan y el asunto viene de lejos. El jugador se crió en Carolina del Norte, cuyo senador histórico, el republicano Jesse Helms era famoso por su amplio historial de declaraciones racistas. En 1989, el afroamericano Harvey Gantt disputó el puesto a Helms, pero Jordan rehusó respaldar públicamente su intento de convertirse en el primer senador afroamericano por Carolina del Norte.
Según su versión, Jordan no conocía lo suficiente a Gantt y, por lo tanto, no podía avalar su candidatura. Todo hubiera podido ser entendible hasta que en privado Jordan soltó cinco palabras que le persiguen hasta hoy: “Los republicanos también compran zapatos”.
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Pero parece que Jordan quiere pulir su imagen y en un comunicado publicado el domingo 31 de mayo, afirma: “Estoy profundamente entristecido, realmente dolido y simplemente enojado, veo y siento el dolor, la indignación y la frustración de todos. Estoy con los que están clamando contra el racismo y la violencia arraigados contra las personas de color en nuestro país. Ya hemos tenido suficiente”, ha asegurado en relación con las multitudinarias manifestaciones que se están produciendo desde el pasado 25 de mayo en todo el país, con el epicentro en Minneapolis, denunciando los abusos policiales y el racismo que aún perdura en parte de las fuerzas de seguridad y en el resto de la sociedad estadounidense.
El emblemático jugador de los Chicago Bulls ya aboga por escucharse, “mostrar compasión y empatía, y nunca dar la espalda a la brutalidad sin sentido”. Además, ha pedido “continuar las expresiones pacíficas en contra de las injusticias y demandar responsabilidad”, con el fin de que las “voces unidas” presionen a los dirigentes para cambiar las leyes, o de lo contrario usar el voto “para crear un cambio sistémico”: “Cada uno de nosotros debe ser parte de la solución, pero debemos trabajar en conjunto para garantizar que haya justicia para todos”, ha afirmado.
Por último, ha querido dedicar unas palabras para los allegados de Floyd, así como al de otras víctimas del racismo y violencia policial: “Mi corazón va con la familia de George Floyd y de las innumerables vidas que han sido terminadas de manera brutal y sin sentido a través de actos de racismo y de injusticia”.
El comunicado de Jordan ha sorprendido no solo por su firmeza, sino porque el exjugador no acostumbra a posicionarse sobre cuestiones políticas o sociales. Pero quizás su pronunciamiento sobre George Floyd llegue tarde. Retirado hace 20 años y propietario de un equipo de la NBA, el momento de alzar la voz para el mítico 23 quedó atrás. El 6 de marzo de 1991 una cadena local de Los Angeles emitió unas imágenes que darían la vuelta al mundo: cuatro policías de la ciudad apalizando a Rodney King, un joven negro acusado por exceso de velocidad. En ese momento todos esperaban que Jordan tome posición y no lo hizo. ¿Es sincero Jordan o es una mera estrategia para volver a la popularidad en tiempos de crisis?
