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¡Les Luthiers vuelven a Ecuador!

martes, 22 enero 2019 - 02:32
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Con medio siglo en los escenarios, los argentinos han ofrecido más de 4.000 actuaciones ante más de nueve millones de espectadores. Su cóctel inimitable de humor inteligente y música en escenarios de su Argentina natal les convierte en un conjunto único e inimitable. Actualmente compuesto por tres de sus miembros fundadores: Carlos López Puccio, Jorge Maronna y Marcos Mundstock se les sumaron, a partir de 2015, Horacio “Tato” Turano y Martín O’Connor, quienes ingresaron en reemplazo del fallecido Daniel Rabinovich y de Carlos Nuñez Cortés quien se retiró voluntariamente del grupo.
 
Pudimos conversar con Horacio “Tato” Turano antes de su presentación en Guayaquil. 
 
Han visitado algunas veces Ecuador, ¿cuáles son los públicos más difíciles o exigentes que han tenido que conquistar?
Los públicos son muy distintos unos de otros, aunque en el caso de nuestra región hay en común la calidez y la efusividad. Ecuador no escapa a esta generalidad, por el contrario, nos demuestra el afecto tanto en el aplauso como cuando nos reconocen caminando por la calle. En España, en cambio, el público cambia según la región o provincia. Los andaluces, por ejemplo, son más calientes que los gallegos o los catalanes, que son más aplaudidores sobre el final del show. Pero por más que después de 51 años ya nos reciben con enorme cariño en todas partes, terminaría por contestarte que nuestro desafío es salir en cada función a conquistar al público que está ese día en la sala, que para nosotros es siempre distinto y eso nos exige al máximo.
 
¿Cuándo sienten que dieron una buena representación?
Justamente en el aplauso final. Si bien muchas veces el aplauso inicial es un indicador de lo que va a ser la reacción posterior, es el aplauso final el que te devuelve lo que le diste al público a lo largo del show y el que califica lo que has hecho.
 
Les Luthiers son una institución del humor, ¿pero quienes les hacen reír a ustedes?
Cada uno de nosotros tiene sus preferidos. En muchos coincidimos: Monty Pyton, Woody Allen, Chaplin, Mr. Bean, Luis Landriscina, por nombrar algunos.
 
¿Su lema “Él que piensa pierde” sigue vigente hoy en día?
Yo diría que sí. La frase pertenece a nuestro viejo sketch “La tanda” y hace referencia a los contenidos que ofrece la televisión como medio de comunicación masivo. Si bien la frase es adrede exagerada, muestra una realidad que históricamente fue así hasta hoy.
 
Incluso con el advenimiento de la TV por cable la oferta de canales y programas culturales es significativamente poca en relación al resto, que por lo general ofrecen entretenimiento de fácil digestión.
 
 
 
¿Se siente más músico, actor o humorista?
Yo soy músico desde los 7 años, cuando mi madre decidió mandarme a estudiar el piano. Hice la carrera como alumno libre y recibí mi título de Profesor Superior a los 18. Más tarde aprendí a tocar el saxofón, la guitarra, el bajo, y una vez en Les Luthiers, muchos instrumentos más. O sea que, ante todo, soy músico, pero mi trabajo, como el de todos los integrantes del grupo, incluye la faceta de actor.
En Les Luthiers música y actuación están inseparablemente ligadas.
 
Sus líneas son a menudo críticas, jamás provocadoras. ¿Ustedes piensan que se puede reír de todo?
No. No se puede hacer humor con las catástrofes de la humanidad o con las desgracias físicas de las personas. No se nos ocurriría pensar en el Holocausto como tema para hacer una parodia. 
 
Han recibido muchos premios y reconocimientos, ¿cuáles son los más importantes para ustedes?
Todos nos resultan maravillosos y nos llenan de orgullo porque premian nuestra trayectoria, nuestro trabajo y nuestro aporte a la cultura.
En 2017, cuando cumplimos los 50 años, recibimos muchos, pero sin duda el que más nos ha hinchado el pecho es el Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades.
Lo anhelábamos y finalmente nos lo dieron tras varios años de estar nominados. ¡Y en ese rubro tan importante como es la comunicación!
Para nosotros es como haber recibido el Nobel y estamos muy felices.
 
‘Viejos hazmerreíres’ trata de una recopilación de los grandes éxitos de su repertorio, ¿Cómo logran hacer shows diferentes con los mismos ingredientes?
Nuestras antologías, como lo es Viejos Hazmerreíres, logran su propia entidad y se convierten en un show completamente nuevo. Nosotros no las pensamos como un simple recital de viejas obras, sino que tenemos en cuenta varias cosas a la hora de armarlas. La variedad de géneros musicales, el protagonismo de cada uno de los luthiers, la dinámica de los movimientos en escena son algunas de ellas.
Y en el caso particular de Viejos Hazmerreíres el agregado de un hilo conductor que es “Radio Tertulia”, donde dos periodistas conducen un programa radial haciendo entrevistas y comentarios y presentando los diferentes números musicales. 
El público seguramente vaya a reconocer algún sketch o canción pero en un contexto completamente distinto.
 
En el repertorio que darán en Ecuador, ¿habrá alguna sorpresa o improvisación?
Nuestros guiones no nos dejan mucho margen para la improvisación. Se ajustan con bastante precisión a la música y a la escena en cuestión, por lo que casi no solemos improvisar, salvo en raras ocasiones en las que, además, el público suele no enterarse.
 
Pero sí traemos una sorpresa que es un nuevo instrumento informal que visitará Ecuador por primera vez y es la Batería de Cocina, un conjunto de ollas y sartenes que sirven de cajas de resonancia a unas cuerdas de acero, que se pulsan accionando unos cucharones de madera. 
 
¿Un buen chiste sigue teniendo la misma calidad ahora que en sus inicios, cómo ve la evolución del humor escénico en general?
Sigue habiendo buenos humoristas, buenos comediantes y buenos productores teatrales.
Tal vez esté faltando un poco de buenos textos y guiones que no caigan en lo burdo y grosero. El stand up es un género que muchas veces utiliza el recurso de la palabrota para hacer reír. Yo prefiero el chiste sutil, elegante y de doble sentido.
 
Si tuviera que elegir una obra de Les Luthiers para mandar al pueblo venezolano, ¿cuál sería?
Elegiría todo nuestro repertorio. El pueblo venezolano está padeciendo a manos de unos “locos con carnet” (como decía Serrat) y está necesitando entre muchas otras cosas, reír.
 
¿Cuál es su obra más querida por los argentinos?
El público argentino festeja mucho todas nuestras obras, pero posiblemente el gato El Explicado sea una de las más queridas.
 
¿Qué significa para usted tantos años en los escenarios? 
Una forma de vida. Un premio. Una bendición.
 
¿Fuera del escenario qué tipo de música escucha?
Jazz, rock, clásica y otras variantes de música popular. Tengo oídos abiertos a viejos y a nuevos estilos y estoy siempre atento a descubrir obras, canciones, álbumes y artistas.
 
¿A cuál de su obra le tiene un particular cariño?
Me divierte mucho San Ictícola de los peces, la parodia sobre la procesión de unos pescadores italianos que van cada año a la ermita del santo para pedirle una buena pesca y resulta ser que le rezan al santo equivocado.
 
Cuál es el instrumento informal que más representa Les Luthiers?
Posiblemente el Bass Pipe a Vara, que tengo el orgullo de tocar en la actualidad. 
Antes lo tocaba Daniel Rabinovich.
 
¿Siguen siendo un grupo en construcción global y colectiva?
Hace un tiempo ya que estamos dedicados a fabricar antologías en las que reflotamos clásicos que el público nos pide y que también nosotros queremos volver a hacer.
Ya llevamos 3 consecutivas y en 2020 estrenaremos la cuarta.
Es un trabajo distinto al de la composición, pero que por supuesto requiere nuestra participación grupal.
 
¿Qué recuerda del Ecuador? ¿Alguna anécdota acerca de algunas de sus visitas?
Algo en lo que pienso cuando estoy por viajar a Quito inevitablemente es en la altura.
Demasiados metros para un gaucho de la pampa.
 
En Argentina tienen el papá, la reina Máxima y Messi, ¿para usted quien es el personaje argentino que se merece todos los aplausos?
Mafalda, de Quino.
 
¿Habrá Les Luthiers para largo o piensan retirarse en una isla desierta?
Nunca se pensó en el retiro, al contrario hemos superado el fallecimiento de Daniel Rabinovich, luego se jubiló Carlos Núñez Cortés y fuimos renovando el elenco sin dejar de trabajar en ningún momento. Hoy somos un sexteto, amamos lo que hacemos y no pensamos en abandonar. Creo que hay Les Luthiers para rato.
 
¿Qué se le puede desear para este año 2019?
Paz, salud y trabajo.

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