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La redención del mercenario escocés que fue contratado para matar a Pablo Escobar

viernes, 12 marzo 2021 - 02:02
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Peter McAleese es el nombre del exagente del SAS, un grupo de élite del Ejército Británico, que fue contratado por los rivales de Pablo Escobar, para matar al líder del cartel de Medellín, uno de los más grandes del mundo entre 1980 y 1990.

McAlesse, de origen escocés, encabezó el equipo de mercenarios británicos que intentaron asesinar al “Patrón del mal” en su hacienda Nápoles.

La infancia del exagente estuvo marcada por la violencia: vivió en el barrio de Riddrie, cerca de la cárcel de Barlinnie Prison, donde su padre, considerado un hombre muy duro y violento, estuvo encerrado algún tiempo.

A los 17 años se unió al ejército para controlar su agresividad, alistándose en el regimiento de Paracaidistas, para luego convertirse en miembro del regimiento 22 del Servicio Aéreo Espacial.

Esta facción del ejército, en particular, tiene las funciones de combatir el terrorismo durante los tiempos de paz y planificar las operaciones especiales durante los tiempos de guerra.

Por ello McAlesse, junto a otros 62 hombres, participó con el SAS en la feroz confrontación indonesio-malaya, conflicto que se llevó a cabo en la selva de Borneo y se extendió de 1962 a 1966.

En 1969 el escocés decidió retirarse del ejército británico, decisión que después calificaría como la peor que tomó en toda su vida. La salida del mundo militar le devolvió los problemas de control de la ira, que, sumados al estrés de no encajar en ningún otro trabajo, ocasionaron que fuera preso por agredir a su novia.

Tras recuperar su libertad, McAleese se apuntó como "mercenario" en la guerra civil de Angola, donde conoció a Dave Tomkins, un operativo militar privado, del que McAleese sospechó desde un inicio que no se trataba de un soldado “común”, pues sabía cómo vender armas.

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Luego tomó parte en el conflicto de Rodesia (actual Zimbabue), y con 46 años pasó a formar parte de la brigada de paracaidistas sudafricana.  

En este punto fue cuando Tomkins se le acercó con el desafío de su vida: matar al séptimo hombre más rico del mundo.

En ese momento Escobar poseía un patrimonio de alrededor de 25 mil millones de dólares.

Jorge Salcedo, quien era parte del cartel de Cali, rival del cartel de Medellín, estaba coordinando el ataque y quería que Tomkins reclutara un equipo para llevarlo adelante.

Sin embargo, antes de aceptar, el escocés quería saber si era posible llevar a cabo la misión, por lo que sobrevoló el punto de ataque: la lujosa Hacienda Nápoles. La gigantesca propiedad incluía un zoológico de exóticos, una colección de autos de lujo, un aeropuerto privado e incluso una plaza de toros.

Tras ver que era una misión factible, y sobre todo ambiciosa, aceptó.

McAleese indicó que unca tuvo conflictos morales sobre matarlo, porque no lo consideró como un asesinato, sino como un objetivo. Así, se le dispuso un equipo de 12 hombres de las diversas fuerzas con las que había servido en casi 30 años de soldado, y llegaron a Cali en marzo de 1989.

“Básicamente, lo que hizo el gobierno fue subcontratar su muerte porque Pablo Escobar tenía tantos altos funcionarios del gobierno en la nómina que no se podía volar a ningún lado sin que él estuviera informado. Lo sabían” indicó el mercenario, según Daily Mail.

Cada uno de los hombres recibiría $5.000 al mes más gastos, pero Tomkins cobraba US$1.000 al día, de acuerdo con la BBC.

Los mercenarios entrenaron duramente en una hacienda de una zona rural donde les entregaron un gran arsenal de armas. "Era como Navidad” explicó McAleese.

Harían uso de dos helicópteros para trasladarse hasta el complejo de la Hacienda Nápoles, donde tenían que abrirse camino a tiros entre la seguridad de Escobar, matarlo y finalmente traer de vuelta su cabeza como trofeo.

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Sin embargo, el ataque nunca ocurrió, pues el helicóptero que trasladaba a McAleese y Tomkins se estrelló, y el mercenario escocés quedó tan mal herido que no podía salir del lugar.

Escobar, quien había escuchado sobre el ataque, envió a sus hombres a la montaña para encontrarlos. De acuerdo con McAleese, “si Pablo me hubiera atrapado, yo habría tenido una muerta larga, prolongada y dolorosa".

El mercenario permaneció tirado en la ladera de la montaña durante tres días hasta que fue rescatado, y durante este tiempo le hizo una promesa a Dios, sobre cambiar.

En sus propias palabras, se reconoció a sí mismo como un "hombre sucio, desvergonzado; una basura". Lamentó, más que sus acciones en la zona de guerra, sus fallas como esposo y como padre.

A partir del rescate, dice que ha intentado cumplir la promesa que ofreció. Hoy McAleese tiene 78 años y dice que finalmente ha encontrado la paz.

Su historia se recoge en el nuevo documental Killing Escobar.

Pablo Escobar muerto en Medellín, en 1993, cuando intentaba huir de las autoridades, también tiene inmortalizada su historia en la serie dramática de Netflix, Escobar.
 

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