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Una vida que importe

lunes, 6 julio 2020 - 10:10
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    POR PATRICIA ESTUPIÑÁN

    De los animales terrestres, uno de los más fascinantes es la hormiga, que con trabajo tenaz y organización logra tareas monumentales y consigue hasta cambiar su hábitat. Por estas cualidades la especie ha sobrevivido millones de años, aun en los lugares más inhóspitos, y se ha convertido en una fuente de inspiración. Tal vez por ello, Paolo Marangoni, el fundador de Aprofe, tituló a un libro retrospectivo sobre su vida: “Memorias de una hormiga”.  Como la hormiga que ejecuta acciones titánicas, Marangoni, quien acaba de fallecer los 94 años, construyó paso a paso una institución fundamental para introducir la planificación familiar en el país.

    La necesidad de una paternidad responsable, que genere familias con el número de hijos que se pueda mantener con dignidad es una condición indispensable para salir de la pobreza. Los derechos reproductivos forman parte de los derechos humanos en la declaración de principios de Naciones Unidas. Sin embargo, la cultura social del país conspira contra este objetivo, ya sea por machismo, ya sea por ignorancia. Hace menos de cinco años, todavía se discutía ardorosamente sobre dictar clases de educación sexual en los colegios. Romper algunos de estos tabúes fue la misión de vida de Marangoni, quien creó centros de Aprofe, en varias ciudades de Ecuador, brindando asesoría de planificación familiar y servicio ginecológico. Y todo lo hizo solo, estudiando, consiguiendo donaciones internacionales y tocando puertas.

    Cuando nació Aprofe en 1965, Ecuador tenía una tasa de 43,1 nacimientos por cada mil habitantes. En 2019, el número ha descendido a 19,5 nacimientos por cada mil habitantes. Ese descenso es el resultado del trabajo pionero y constante de Marangoni y Aprofe. Sin embargo, a pesar de los avances, Ecuador está muy lejos de la tasa de países desarrollados que bordea entre seis y ocho nacimientos por mil. Y lo más triste es que de los nacimientos ecuatorianos, 25 por ciento pertenece a niñas madres, mujeres menores de 15 años. Esta condición replica y hace eterno el círculo de pobreza, pues esos niños vienen a hogares disfuncionales y difícilmente, dado su alto número, el país puede ofrecer prevención sanitaria, educación y oportunidades de trabajo.

    En cincuenta y cinco años, los centros de Aprofe han ofrecido millones de consultas, exámenes y atención en salud reproductiva, y su tarea sigue expandiéndose. Al igual que la hormiga, Marangoni cambió el hábitat de ignorancia y prejuicios por uno de salud y derechos, que mejoró la vida de miles de familias. La muerte llega inexorablemente para todos. Al final, no cuenta ni la riqueza ni la sabiduría ni la fama ni el éxito, sino el carácter de un individuo que se refleja en sus ideales, sus actos de integridad, su coraje y sacrificio para transformar la vida de otros, como lo hizo Paolo Marangoni. ¡Un verdadero héroe!

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