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El slowfashion, una moda consciente

Este movimiento pone a la moda en una ruta de conciencia, respetando los procesos y recursos necesarios para la fabricación de sus prendas. Conoce algunos ecuatorianos que siguen esta filosofía y dan el ejemplo.

Te preguntarás qué relevancia tiene el slow fashion en un mundo que vive tan rápido. Bueno, lo primero que tienes que saber es que este es un término que no es para nada nuevo, de hecho surgió en el 2007, cuando Kate Fletcher, una investigadora y escritora especializada en moda y sostenibilidad, propuso una mirada donde se pudiera pensar en los procesos y recursos de una manera más conciente.

En ese sentido, se trata de una práctica muy diferente a la sobreproducción y al consumo masivo, donde el impacto ambiental o social es valorado y puesto como pilar fundamental, convirtiendo a este estilo de producción en un entorno donde los diseñadores, los productores, los materiales, y toda la cadena de valor provenga y conlleve a un proceso ético y respetuoso con el entorno. Estamos hablando de prendas de mejor calidad, más durabilidad y con un trato justo para todos.

Bajo este concepto y con la necesidad imperante que tiene el planeta de que seamos más responsables, hoy te presentamos cinco propuestas de ecuatorianos que apuestan por una mirada más sostenible dentro de la moda.

$!El slowfashion, una moda consciente

“Hera” nace del deseo de crear una moda más auténtica, que tenga un impacto positivo en el planeta y en la que la estética y la conciencia convivan de forma equilibrada. Así lo explica María Isabel Pérez, creadora de la marca, quien busca crear prendas que cuenten una historia a través de los materiales, las siluetas y las personas que las crearon.

“Las prácticas éticas están en el centro de todo lo que hacemos, por eso todo se hace en Quito. Conocemos personalmente a cada sastre y modista que confecciona cada una de nuestras prendas, queremos preservar su oficio. Además, queremos que estos artesanos tengan autonomía y libertad, que sus negocios prosperen”. María Isabel nos cuenta que sus materiales son fibras naturales como cáñamo, lana, lino y algodón, que al descomponerse serán biodegradables. Algunas de sus prendas las tiñen naturalmente con cochinilla, cúrcuma, campeche, achiote y pepas de aguacate.

$!Fotos: Cortesía Hera

“Siempre estamos experimentando y explorando nuevos tintes que no sean tóxicos para el planeta, para nosotros los colores de la naturaleza son los más hermosos”, comenta la diseñadora. Ella explica que siempre tratan de utilizar las fibras naturales que se producen localmente en Ecuador, para apoyar la industria, porque, según ella, no hay nada más sostenible que utilizar los materiales hechos localmente. Además, crea prendas con textiles vintage, con materiales de los años 40, 50, 60 y 70 que se encuentran en perfectas condiciones, “sabemos la importancia de utilizar los textiles que ya existen y darles una nueva vida”, comenta.

Esta diseñadora se inspira en el arte, la música y la arquitectura, esta última es su profesión. Nos comenta que para la colección que lanzó en octubre pasado, algunas prendas fueron inspiradas en el artista Matisse, en su obra de recortables con papeles de colores. “La ropa no es solo ropa, es un reflejo de nuestra personalidad. Es para mí una de las expresiones artísticas más poderosas que existen en el mundo”.

$!Fotos: Cortesía Hera

Lais y Acalia,diseñando atemporalmente y slow

Concebido por un equipo de madre e hijas, Lais y Acalia nació de la necesidad de ofrecer al mercado ecuatoriana creaciones que sean atemporales, multiusos, esenciales y que no sigan las reglas del fast fashion. “Desde el principio hemos tratado que las prendas no respondan a las tendencias de moda, mas que nada diseñamos prendas que sean timeless fashion y que puedas mezclar con la ropa que tienes en tu closeth”, nos dice Ana María Gutiérrez, quien junto a su mamá y hermanas, arrancaron con este sueño en 2019.

¿Y cómo se logra la atemporalidad? Principalmente en las tonalidades y cromática de sus colores desaturados, todos inspirados en la naturaleza. Y es que si bien no se reconocen como una marca 100 % sostenible, sí están en camino a ello. Con cada práctica viven la sostenibilidad a su manera, desde confeccionar localmente con telas de algodón y lino, botones del mercado nacional, hasta producir colecciones pequeñas o cápsulas conceptuales que tienen pocos ejemplares, evitando así el exceso de residuos. “Todas nuestras piezas están hechas a mano, cortadas y cosidas en Guayaquil. Trabajamos con una pequeña casa de producción propiedad y operada por una mujer que se adhiere a prácticas salariales justas. Esto apoya a las pequeñas empresas familiares, las madres trabajadoras y las personas con discapacidades”, señalan.

$!Adoptando el concepto de vida costera y natural, Lais y Acalia crea diseños que no siguen las tendencias de la moda rápida.

Aunque Lais y Acalia sigue siendo un emprendimiento joven, se dedican al aprendizaje y la evolución. Animan a su comunidad en redes sociales a pensar en su ropa más reflexivamente, valorar las fibras, el material y crear una relación con la ropa a lo largo del tiempo, para que cada prenda desarrolle su propia historia. Madre e hijas promueven la moda slow, los espacios fuera de lo urbano, y los viajes hacia un estilo de vida más considerado, lento y reflexivo.

HAKHU Amazon Design,alternativa, diversidad y colectividad

Bajo la palabra kichwa, que significa “vamos juntos”, Hakhu, una organización dedicada a promover proyectos de desarrollo sostenible en comunidades indígenas amazónicas, nació la firma de moda Hakhu Amazon Design, una plataforma que si bien en un principio partió con la idea de apoyar económicamente a las mujeres de la comunidad a través de la venta de joyería artesanal, hoy en día es todo un equipo creativo y comunitario que trabaja por promover la moda ética y sostenible.

$!Como una disrupción al fast fashion, esta comunidad kichwa del Napo nos presenta diseños sostenibles que plasman su resiliencia para continuar protegiendo sus tierras ancestrales.

Leo Cerda, director creativo y fundador de este proyecto, nos cuenta que todos los diseños se conciben pensando en que tanto hombres como mujeres puedan utilizarlos, que el material sea upcycling, como el algodón reciclado, y que se demuestre por medio de las piezas al medio ambiente y la lucha que profesan por las comunidades y el territorio. “La gama de colores representa la diversidad de los pueblos indígenas, los bordados artesanales y la belleza de las culturas. Queremos representar realmente por todo lo alto el nombre Hakhu y que la gente nos vea a nosotros, al Ecuador y a la Amazonía”.

Su primera colección cápsula, Ready to Wear, llamada Land Back, que combina el arte tradicional y contemporáneo inspirado en las tierras ancestrales, fue todo un éxito en las pasarelas del New York Fashion Week Otoño-Invierno 2023, incluso, participaron en The Green Carpet Fashion Award en Los Ángeles, un espacio en el que se reconoce a marcas y a proyectos de personas que están haciendo cambios dentro de la industria de la moda y los derechos humanos.

“Yo creo que la gente de la comunidad y todos estamos super felices de tener esta visibilidad, porque muchas veces los pueblos indígenas hemos sido invisibilizados. Queremos demostrarle al gobierno que sí existen alternativas, que sí se puede generar economías locales de desarrollo sustentable a largo plazo que no dañe la naturaleza”, comenta Leo, destacando que los ingresos de las ventas van a apoyar proyectos dentro de la comunidad como becas, campañas antimineras, el programa de mujeres Yuturi Warmi y más.

Felipe FiallosEl lujo también puede ser sustentable

El diseñador de producto Felipe Fiallos recuerda que desde muy pequeño descubrió su capacidad de crear y reutilizar materiales, a los 4 años ya hacía llaveros con los cordones viejos de sus zapatos, los cuales se vendían en la tienda de su barrio en Quito. Fue a los 13 años, en Ibarra, cuando diseñó su primera vela con los sobrantes de sus crayones, esto daría inicio a su primera empresa llamada Jalem Candles, proyecto en el que a los 14 años ya usaba botellas recicladas para crear moldes de vela, daba trabajo a proveedores locales y fomentaba la economía circular sin tener conciencia de ello.

Este creativo quiteño que se enamoró del diseño industrial en Alemania, realizó su carrera en la Universidad de Chile y volvió a Ecuador para trabajar por 10 años en el diseño de interiores con su empresa “Reina Studios”, en el 2018, luego de un acercamiento al mundo de la moda, decide hacer un máster en diseño de accesorios de lujo en el Instituto Marangoni en Milán, Italia.

$!Fotos: Cortesía @felipe_fiallo

En este país donde actualmente reside, pudo trabajar una colección cápsula de accesorios sustentables para Stella McCartney. Luego crearía una colección de zapatos deportivos biodegradables para Adidas.

“Todas mis colecciones se basan en principios de sostenibilidad”, asegura este diseñador de 36 años, quien en el 2020, tras un proceso de investigación y experimentación realizaría zapatos con materiales biológicos, proyecto que lo convertiría en el primer latinoamericano en ganar dos premios International Talent Support (ITS), un concurso patrocinado por la importante firma de lujo Salvatore Ferragamo para la cual también trabajaría.

Hace un año, este diseñador que ha creado para firmas como Fendi y Aquazzura, decidió fundar su empresa “Felipe Fiallo”, con la que quiere ser la primera marca de lujo de calzado sostenible. “No me interesa vender, me interesa transformar la moda y el sector lujo”, señala. Felipe quien creó su colección “We Go Far” (Vamos lejos) a partir de biomateriales, cristales minerales y up-cycling (suprareciclaje). Además, trabaja con impresoras 3D, para evitar el desperdicio de materiales.

“Creo que impacto a través de una fusión de innovación, materiales innovadores y la estética, esto es algo nuevo, fresco, osado y que rompe con las reglas establecidas”, afirma.

$!Fotos: Cortesía @felipe_fiallo

Camila MorejónLa sostenibilidad es un estilo de vida

Para crear una sola de sus piezas el proceso es lento y se podría considerar arte, así lo ve Camila Morejón, una artista plástica que estudió herbolaria, aprendió a coser y sin ser diseñadora de moda se convertiría empíricamente en una.

En su rinconcito en Puembo, ella siembra y cosecha las plantas con las que luego tiñe la ropa creada y diseñada con textiles de fibras naturales. Además, es la misma Camila quien cose y tintura cada pieza por lo que le puede tomar hasta 7 días o más para finalizar cada prenda sobre todo aquellas que llevan tejidos.

“Ninguna pieza es igual a otra”, nos dice esta creativa que desde pequeña vive en modo coherente con la naturaleza y recuerda cómo desde niña le daba una segunda vida a la ropa, transformando las prendas de su abuela o de su tía. “Me encanta heredar cosas, toda la vida he heredado cosas, al comienzo no porque me encantaba, sino por lo que me tocaba”, nos cuenta entre risas.

$!Fotos: Cortesía @camila.morejon_artwear

“Yo creo que la sostenibilidad quizás está de moda ahorita, y me parece algo fantástico, ojalá sea una moda que perdure mucho tiempo, pero yo creo que hablar de sostenibilidad es un estilo de vida y yo toda mi vida he sido súper consciente de las cosas que consumo, no necesariamente moda, sino en todo”, relata Camila quien nos confiesa que en su casa el reciclaje es parte de su día a día.

Esta joven quiteña, de 35 años, que estudió artes plásticas, filosofía, historia del arte y tiene una maestría en escenografía, trabajó por muchos años en cine y publicidad, hasta que por fin se decidió a crear sus piezas.

En temas de costura ella aprendió primero haciendo lencería, pero entre prueba y error aprendería a hacer piezas únicas.

“Yo no trabajo con artesanos, yo soy la artesana”, nos dice esta artista que asegura que no es fácil comprender los procesos y ha tenido que educar a sus compradores. Ella no solo debe hervir las telas a altas temperaturas para eliminar cualquier químico, sino que luego de lavar con jabón de Ph neutro, secar, mordentar (proceso de limpieza con sales), recién allí se puede tinturar y el obtener los tintes también tiene su propio camino.

Sobre cómo impacta su trabajo ella señala: “Creo que existe un impacto porque cuando una comunica cómo fueron hechas las cosas y cuáles fueron los procesos hay una consciencia. Hay una consciencia desde la persona que lo está recibiendo, eso permite que podamos hacer las cosas de una manera más justa, más coherente, más amigable, más respetuosa con nuestro entorno y con nosotros mismos”.

$!Fotos: Cortesía @camila.morejon_artwear
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