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El centro de la consulta no es el niño, es la familia

Lucía Galán, española, pediatra, escritora y generadora de contenido digital, con millones de lectores y seguidores, destaca la importancia vital de considerar los efectos de la salud emocional del niño y su familia.

28 noviembre 2024 - Bienestar

La reconocida pediatra española fue invitada especial al Congreso sobre maternidad y crianza, Má Summit 2024, realizado en Guayaquil. Los números en sus 20 años como pediatra impresionan: 13 libros publicados, 75.000 alumnos online y más de 1 millón de lectores y otro millón de seguidores digitales. Lucía Galán Bertrand, proyecta una empatía y sensibilidad, que es parte de su enfoque en el ejercicio de su profesión.

No solo la salud física

Lucía comparte con revista Hogar su opinión sobre el enfoque de la atención médica infantil: “Pienso que históricamente en la pediatría siempre se ha puesto al niño en el centro de todo y desde mi punto de vista esto es un error. Creo que el centro es la familia porque para que ese niño esté bien, yo necesito que mamá y papá estén bien, que ese niño viva en un hogar en paz, sin violencia, sin hostilidades y para eso hay que tener una mirada más transversal que va mucho más allá de los síntomas. Me alegra conocer a nuevas generaciones de pediatras que tienen también esta mirada. Hay consultas en lo que verdaderamente importante no es solo pesar y medir al bebé, sino detectar, por ejemplo, si la madre tiene una depresión postparto porque eso sí que pone en riesgo, la salud de la mamá y del bebé. Entonces creo que debemos acostumbrarnos a preguntar a los padres, a la madre.. “Y, bueno, tú María, ¿cómo estás, cariño? Esa simple pregunta te da la conexión; hay madres que se echan a llorar y me dicen que es la primera vez que alguien les pregunta cómo están”.

$!Para todo padre es muy difícil manejar una situación grave de salud en un hijo, en estos casos la pediatra española considera que los médicos tienen que aprender a regular bien la información que les dan

Para citar otros casos, nos cuenta que el 75% de los dolores de barriga en los niños son de origen funcional, no hay una causa orgánica que los justifique, razón por las que luego de hacer las pruebas analíticas de sangre, de heces, ecografía y si todo salía normal, y no se detectaba nada orgánico, se determinaba que el niño no era celíaco, no tenía parásitos no tenía una lesión, no estaba enfermo. Pero, si los dolores persisten, , ¿no podría tener algo emocional? Y sobre esto nos dice: “Es mi responsabilidad también saber qué está pasando, qué hay detrás de ese dolor de barriga crónico. A lo mejor hay una situación de bullying o de violencia o abuso en la casa, depresión o ansiedad porque los niños también las padecen. Entonces creo que deberíamos cambiar el paradigma de la atención infantil hacia esa mirada que va mucho más allá de los síntomas físicos”.

Madres reales, no perfectas

Es otro de los conceptos que Lucía comparte en sus contenidos: “No quiero educar a mis hijos con la falsa idea de que su madre era perfecta porque cuando salgan ahí fuera y metan la pata y tengan sus primeras equivocaciones, errores o frustraciones, pensarán “mi madre nunca se hubiese caído porque es perfecta”, es tremendo que tengan esas expectativas de la vida. Por eso siempre les digo a las mamás que nuestros hijos no necesitan madres perfectas, necesitan madres reales, madres felices, madres tranquilas y serenas, también madres bien informadas, que cuando se equivocan piden perdón y esto es maravilloso, porque pienso que lo que educa no es el error, es la reparación, es lo que tú haces para para solucionarlo”.

Inicio casual en redes

Lucía no solo comparte estas reflexiones con sus pacientes, sino que lo hace con un público digital que la sigue. “Empecé hace 10 años y realmente fue casi por casualidad. A mí me gustaba mucho escribir y siempre entregaba a mis pacientes consejos de salud en papelitos. Viendo esto una vecina me dijo que porqué no abría un blog, para poner ahí todas las cosas que escribía para que la gente tuviera libre acceso y no seguir imprimiendo papeles”. La idea le pareció estupenda y la puso en marcha, abrió su blog, al que llamó Lucía mi pediatra y empezó a subir consejos y artículos. Al mismo tiempo decidió abrir sus redes sociales para amplificar la llegada de su contenido, pero sin ninguna expectativa: “No tenía redes sociales, no era nada digital, era analógica, de papel. A los tres o cuatro meses, los post que subía se fueron viralizando, se empezaron a compartir por todo el mundo y me empezaron a llamar periodistas de distintos medios de comunicación y entonces ahí fue cuando vi que todo esto tiene un poder inmenso”.

$!La Dra. Galán agrega que actualmente los padres están mucho más informados y eso obliga a los profesionales a estar más actualizados.

Sus tres herramientas

Atribuye el éxito de sus contenidos a que existe un público con mucha necesidad de aprender, de tener referentes e inspiración, conocimientos acreditados, pero con un lenguaje sencillo que lo pueda entender todo el mundo. Para sus contenidos se basa en tres herramientas: sensibilidad, experiencia del ejercicio pediátrico y rigor (refiriéndose a la evidencia científica): “Hoy ya no podemos decirle a nuestras pacientes, no mires en Google o Chat GPT, son herramientas en las que, si sabes buscar, puedes encontrar información fiable y acreditada. Creo que lo que debemos ofrecer a nuestros pacientes son fuentes fiables, que sepan identificarlas, como las Asociaciones de pediatría, la Asociación Española de Pediatría, la Academia Americana de Pediatría, aquí en Ecuador tenéis también la vuestra. Por eso, cada vez que se busque información sobre algo, no quedarse con el titular, ni siquiera con el artículo, hay que ir al final y ver quién lo ha escrito, si es una persona experta, avalada, profesional en la materia”. La Dra. Galán agrega que actualmente los padres están mucho más informados y eso obliga a los profesionales a estar más actualizados, ratificando que actualmente los pacientes son mucho más exigentes que 15 años atrás.

Manejo de padres y pacientes

Para todo padre es muy difícil manejar una situación grave de salud en un hijo, en estos casos la pediatra española considera que los médicos tienen que aprender a regular bien la información que les dan: “No necesitan saberlo todo desde el principio, nadie está preparado para recibir una noticia así, entonces creo que debemos usar nuestra sensibilidad y empatía en su máxima expresión e ir acompañándolos en el camino. Creo que deberíamos utilizar muchísimo más, la derivación a nuestros compañeros, los psicólogos y los psiquiatras, porque realmente hacen un acompañamiento muy profesional con estos papás que necesitan de ese soporte para asumir lo que están viviendo”.

Lucía confiesa que ha cambiado su manera de trabajar con los niños al darse cuenta que lo realmente importante es cómo decimos las cosas: “Siempre digo que tus pacientes no van a recordar las palabras exactas que les has dicho pero sí van a recordar cómo les has hecho sentir y esto es la clave. Esto es la clave y de verdad que no hace falta ser un erudito para lograr conectar así”.

Para concluir, reconoce que es básica la humildad en la profesión del pediatra y saber hasta dónde se puede llegar: “Y cuando no hay palabras de consuelo, pues siempre tenemos el abrazo y la caricia. La salud, la vida, la muerte, la enfermedad es algo que nos toca a todos. Todos vamos a ser pacientes, a todos nos va a tocar tumbarnos en una camilla, entonces no tratemos a los pacientes como no nos gustaría que nos trataran a nosotros. Entiendo que los profesionales están muy desgastados, con una sobrecarga laboral tremenda, pero el paciente no tiene la culpa. Entonces creo que esto es un acto de reflexión que debemos hacer todos los sanitarios”.

En el Congreso Má

Considerando el lanzamiento de su último libro “Los virus no entran por los pies” en el que la pediatra española derriba todos los mitos de salud física y mental que se escuchan hace años, para que los padres disfruten de la crianza de sus hijos, Lucía fue invitada como expositora al Congreso Má: “Tuve la oportunidad de reunirme con más de 150 mujeres maravillosas, detrás de cada mujer una historia increíble. Hablamos sobre la maternidad y en especial sobre la culpa, esa mochila que llevamos todas las madres, nos dediquemos a lo que nos dediquemos y hayamos nacido en el país que hayamos nacido. Me sorprende mucho la cantidad de mujeres solas que hay en Latinoamérica, el índice de madres monoparentales es elevadísimo, incluso mamás en las que teniendo pareja, percibí mucha soledad en su maternidad”.

¿Qué pasa con la nutrición pasados los 2 años?

En un área fundamental como esta, la pediatra española Lucía Galán, expositora del congreso Má, realizado en Guayaquil, ha notado que los padres suelen ser muy estrictos con la nutrición de los pequeños hasta los 2 años, siguen las indicaciones al pie de la letra, se informan mucho y la aplican a veces hasta con rigidez pero puntualiza: “Cuando pasan los dos años muchas veces coincide con la escolarización, a veces la llegada de otro hermanito, es como que ya han pasado lo más difícil de esa primera infancia. Y los niños empiezan a demandar, a comparar, a pedir, y entonces se produce una relajación en la alimentación y vemos como se incrementa de forma importante el consumo de alimentos ultraprocesados y azúcares y ahí es donde empezamos a ver las tasas de obesidad infantil, que empiezan en torno a los 4 o 5 años en adelante”. Explica cómo se incluye en las comidas panes, postres, fundas de alimentos procesados: “El tema del colegio siempre ha sido un poco mi caballo de batalla, hay infinidad de alternativas muy saludables y que tardas quizá tres minutos más en prepararlos, en lugar de meterle el paquete de galletas. Esto es una cuestión de hábitos y el problema es que cuando desde pequeñitos les acostumbramos a consumir este tipo de alimentos, luego es muy difícil reconducirlo porque el cerebro les estará pidiendo ya constantemente esos sabores tan ultra intensos, hacen que el resto de sabores naturales le resulten al cerebro totalmente insípidos”. Para la especialista, el paladar de los niños se educa y aunque existan estos malos hábitos, con constancia y organización se pueden reencausarlo.

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