Energía renovable toma fuerza tras apagones de 2024: así responde el sector privado ecuatoriano

Luego de los apagones del 2024, el sector privado le apuesta a la transición con energías limpias como la solar, la biomasa y la hidroeléctrica para reducir emisiones, garantizar el suministro en la producción y fortalecer la resiliencia del país en épocas de estiaje

Instalación de una planta solar de 370 kW en el centro industrial de Puembo para el autoconsumo directo de Pronaca.
Nicole Landín Jurado

Especial: Empresas que más aportan a los ODS.

A oscuras. Así quedó Ecuador en octubre del año pasado, cuando el gobierno anunció racionamientos de luz por más de 10 horas debido al estiaje y la crisis hidroeléctrica en el país. Pero más allá de las pérdidas económicas por los apagones, la sequía del 2024 dejó una lección clara para Ecuador: depender únicamente de fuentes tradicionales de energía ya no es una opción.

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Lo que antes parecía un compromiso voluntario ahora se ha convertido en una necesidad urgente: avanzar hacia una matriz más limpia, resiliente y sostenible. Dos compañías del sector alimenticio han decidido no esperar a la próxima crisis para actuar y han hecho de la transición energética el eje central de su ruta para aportar a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Las alternativas sostenibles

En Pronaca, combinan electricidad de la red pública, combustibles fósiles y energías renovables como biomasa y solar fotovoltaica. La biomasa desempeña un rol clave como fuente térmica renovable porque es generada a partir de cáscaras, virutas y otros residuos orgánicos que alimentan calderas industriales en zonas agrícolas. “Nos permite reducir la dependencia de combustibles fósiles y cerrar ciclos mediante una gestión eficiente de residuos”, detallan desde la compañía.

En 2024, la empresa dio un paso más al instalar una planta solar de 370 kW en su centro industrial de Puembo para el autoconsumo directo. Este proyecto no solo disminuyó la demanda desde la red nacional, sino que también redujo emisiones indirectas, sumando un 8 % de energía limpia en su matriz. La ambición de Pronaca no termina allí: con el proyecto hidroeléctrico Chanacá, en Santo Domingo, buscan que sus plantas de faenamiento operen con energía 100 % renovable, completamente desconectadas de la red pública, garantizando resiliencia ante cualquier eventualidad energética.

Ellos no son los únicos. Bajo la estrategia Moderna Alimentos Sostenibles (m.a.s), basada en criterios ambientales, sociales y de gobernanza, la compañía aceleró su transición energética. Entre el 27 y el 30 % de su consumo eléctrico total proviene de fuentes renovables autogeneradas. En su planta de Cayambe, toda la energía utilizada es renovable y autogenerada por su central hidroeléctrica que evita la emisión de 840 toneladas de dióxido de carbono al año; una cifra que equivale a sembrar 84,000 árboles.

Además, en Quito, desde enero de este 2025, el 85 % de la energía de la planta proviene de la hidroeléctrica privada Hidronormandía, lo que se traduce en una reducción adicional de 300 toneladas de dióxido de carbono al año.

Cortesía: Moderna Alimentos.

“Nuestra meta para 2027 es que más del 90 % de nuestra matriz energética sea abastecida por fuentes limpias y así cumplir nuestra meta de carbono neutralidad”, destaca Jacqueline Calvachi, gerente de Comunicación y Asuntos Corporativos de Moderna Alimentos.

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Ambas historias muestran que la transición energética no es solo una medida ambiental, sino un mecanismo para enfrentar emergencias como las épocas de estiaje. ¿El desafío? Que estos casos no sean ejemplos aislados y que existan más iniciativas para que Ecuador sea resiliente al cambio climático y logre el Objetivo de Desarrollo Sostenible 7: garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna.