Comunidades de Taisha denuncian falta de fármacos, médicos e infraestructura: 'La crisis de salud en la Amazonía es peor'

Los enfermos deben pasar por al menos tres instalaciones de salud para recibir atención médica, en el camino muchos empeoran o mueren.

Crisis de salud en la comunidad Achuar en Taisha.
Kevin Hidalgo

El sistema de salud pública del Ecuador está en crisis, pero en comunidades de la Amazonía "la realidad es aún peor". Líderes del pueblo indígena Achuar, en el cantón Taisha, provincia de Morona Santiago, denuncian falta de fármacos, médicos, infraestructura y presupuesto para traslados.

La situación no es nueva, se ha extendido por años, pero esta semana volvió a quedar en evidencia. Una madre de la comunidad Kaiptach llegó al Hospital General de Macas porque su bebé, de un mes y tres días, estaba enferma. El personal médico le sacó sangre por tres ocasiones, pero la progenitora se opuso a que siguiera el procedimiento, al ver que su pequeña comenzó a ponerse más débil.

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Los médicos llamaron a la Policía y la madre fue separada de su hija. Una hora después, le informaron que la bebé había fallecido. El dolor aumentó después de que le entregaran el cuerpo en una caja de cartón. Un desconocido le dio 10 dólares para que pueda regresar a Taisha y en el mercado del cantón se encontró con Alfredo Mayak y otros compañeros Achuar, quienes le ayudaron a regresar a su comunidad.

Casi al mismo tiempo, otra niña de la comunidad de Saapapentsa fue picada por un alacrán y su familia la llevó a un centro de salud, donde no había el medicamento que controla el veneno. El personal médico intentó ponerle un suero e incluso anestesia, pero la pequeña seguía empeorando, así que los padres pidieron el alta para llevarla a un chamán. Un día después falleció.

Madres Achuar perdieron a sus hijas por crisis en el sistema de salud.

DESABASTECIMIENTO TOTAL

Según el informe ‘Patrones epidemiológicos y geodemográficos del escorpionismo en Ecuador: Un análisis a nivel nacional’, la provincia de Morona Santiago tiene la tasa de incidencia más alta (284 por cada 100.000 habitantes) de picaduras de escorpión. Sin embargo, indígenas denuncian que hay desabastecimiento de suero antiveneno en Saapapentsa y otras comunidades aledañas.

Tras las recientes muertes de bebés, líderes indígenas se reunieron con autoridades de salud, que se comprometieron a conseguir el medicamento, dieron una charla a las familias para el cuidado de bebés y se dispuso el cambio de la administradora del centro de salud de Saapapentsa. El Ministerio de Salud también ordenó la remoción del gerente del hospital de Macas.

Pero hay más deficiencias. Alfonso Kaasap indica que no existen suficientes médicos, “algunos van solo por 15 o 20 días y no conocen la realidad de las poblaciones indígenas”.

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De hecho, el centro de salud de Saapapentsa cuenta con una doctora y tres personas más para atender a cinco comunidades, que unidas superan los 1.000 habitantes.

Así luce el centro de salud de Saapapentsa.

Ante la falta de personal, los enfermos deben pasar por al menos tres casas de salud. Primero van al centro de salud, luego son transferidos al hospital de Taisha y finalmente llegan a un hospital de Macas o Cuenca.

“Muchos mueren en los trayectos o la espera de una cita”, asegura un activista que recorre las comunidades Achuar y que prefiere mantener su identidad en el anonimato por temor a represalias. Él narra que hace poco un adulto mayor de la comunidad de Shuinmamus murió en el Hospital Vicente Moscoso de Cuenca tras esperar 11 días por una cita. “Decían que no había camas para recibirlo”.

En otra ocasión, una bebé de Saapapentsa, de tres meses, fue internada en Macas, pero los indígenas tenían miedo de que la entuben, así que la llevaron a Cuenca y falleció.

Pero la odisea no termina ahí, ya que muchos comuneros no tienen recursos para solventar los gastos de ida y regreso. Además, hay casos que no dominan el idioma español, lo que aúpa el sufrimiento.

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“Han existido ocasiones en que el director distrital de salud nos dice que no hay presupuesto para el retorno, entonces nos toca gestionar con el Municipio de Taisha o fundaciones”, indica Domingo Sanchim.

En el hospital de Taisha también hay desabastecimiento. Una niña de la comunidad Manantza permanece internada tras sufrir convulsiones. Podría tener epilepsia, pero aún no se ha logrado determinar un diagnóstico exacto porque no hay los elementos suficientes para hacerle tomografías u otros exámenes. La madre de la pequeña, en cambio, está en esa misma casa de salud para recibir insulina contra la diabetes, ya que en el centro de salud no había ese insumo, según un activista de la zona.

Centro de salud de Saapapentsa y hospital de Taisha.

CRISIS GENERALIZADA

“Estamos viviendo una crisis, no hay medicamentos, no hay nada. Cuando un Achuar se enferma y sale a Taisha los médicos dicen que no pueden atenderlo y lo trasladan a Macas”, denuncia Nase Lino, de la comunidad Sumpinanch Tiriats.

Agrega que el problema no solo es en las comunidades de Taisha, sino también en todas las provincias amazónicas, “pero nadie presta atención, a pesar de que el Estado obtiene millones de dólares de esta zona”.

“Durante más de dos décadas hemos enfrentado una situación crítica en el sistema de salud. Por ejemplo, la mayoría de infraestructura que hemos recibido no es del Estado, sino de las ONG. Actualmente, esas estructuras están desgastadas, en algún momento va a suceder una tragedia”, manifiesta Lino.

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El líder indígena recalca que cuando sucede algún caso, que provoca conmoción a nivel nacional, “todo el mundo se alarma, pero pasa el tiempo y se olvidan”.

En mayo de este año, por ejemplo, hubo alarma por la muerte de al menos ocho niños con leptospirosis. Según los comuneros, el Gobierno dio filtros de agua que duraban dos meses, una fundación, en cambio, donó 120 filtros con una duración de tres a cinco años, pero aún no hay un proyecto estructural que dote de agua potable.

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Un activista de la zona contabiliza alrededor de 21 fallecidos, entre bebés y adultos, por distintas causas en la comunidad Achuar en lo que va del año, pero advierte que pueden ser más. “El problema es que no hay un registro oficial de muertes ni de enfermos porque en la zona circulan múltiples afecciones: neumonía, posiblemente tosferina, fiebre amarilla, tuberculosis, malaria y desnutrición crónica infantil”.

Los comuneros Achuar solicitan centros de salud o un hospital más cercano, pero que tenga todos los insumos médicos y personal permanente. “Queremos ser respetados”.