Fundación Hemofílica apela cambio de tratamiento por falta de seguimiento clínico​​​​​

Tras una primera sentencia que negó medidas cautelares, la Fundación pide a la Corte frenar el uso del nuevo tratamiento, que según ellos, podría generar reacciones graves en pacientes

Integrantes de la Fundación Hemofílica, en manifestaciones a pocos minutos del inicio de la audiencia de apelación al cambio de sus tratamientos. Guayaquil.
Milca Cabrera Verduga

Su formal camisa blanca contrasta con el bastón café con el que Javier Córdova se apoya para caminar. El quiteño viajó desde la capital hasta Guayaquil para representar a la Fundación Hemofílica Ecuatoriana (Fundhec), de la que es presidente. Ellos buscan revertir un fallo judicial que negó su acción de protección contra el Ministerio de Salud Pública (MSP), tras la introducción de nuevas presentaciones del medicamento Factor VIII en 2022.

El sistema de salud pública incorporó hace tres años el Factor VIII recombinante en dosis de 500 y 1000 UI, y el Factor VIII plasmático en 1000 UI. Estas reemplazaron otras presentaciones del factor plasmático, usadas por más de una década, que, según Fundhec, ofrecían resultados clínicos estables y seguros.

El factor recombinante está hecho a base de células animales, pero la problemática radica en el cambio sin seguimiento médico, no en su origen animal. “No estamos en contra de nuevos medicamentos, sino de hacerlo sin control”, dice Córdova. Según la fundación, de 25 hospitales públicos que atienden hemofilia, solo tres tienen los equipos para hacer un cambio controlado de molécula.

¿Qué podría causar el cambio de medicamento?

El cambio del medicamento biológico podría generar anticuerpos que inactivan el tratamiento llamados inhibidores. “Cuando eso pasa, el medicamento deja de funcionar y puedes morir por hemorragia”, asegura. Actualmente, Fundhec contabiliza 854 pacientes con hemofilia y al menos 160 con enfermedad de von Willebrand. El MSP, en cambio, registra 832.

Córdova lideró a un grupo de unas 40 personas que acudieron el 1 de agosto de 2025 a la Corte Provincial del Guayas. Padres, jóvenes y niños vestían camisetas rojas y portaban pancartas unidos por una misma causa: la urgencia de frenar la intercambiabilidad de medicamentos que, aseguran, los pone en riesgo.

Alex Maldonado, de 29 años, adquirió hemofilia por genética y recuerda que en su infancia, antes de acceder al factor de coagulación, debía esperar hasta 4 horas para que el tratamiento hiciera efecto. “Con el factor actual es inmediato. No es solo calidad, es vida o muerte”. Aunque el joven recibe tratamiento profiláctico por el seguro social, señala que muchos pacientes aún no cuentan con ese acceso. “Si hubiera laboratorios y seguimiento clínico, podríamos aceptar el cambio. Pero sin eso, nos dejan a ciegas”.

Los riesgos de un cambio sin control clínico

Fundhec ha registrado al menos cuatro muertes por complicaciones asociadas a inhibidores desde que comenzó su lucha en 2018. La organización denuncia también que hay pacientes, como los 22 del hospital Teodoro Maldonado Carbo, que llevan más de siete meses sin el medicamento adecuado.

Por ello, solicitan que se implementen laboratorios que permitan control clínico durante el cambio de medicamento, y que mientras no existan esas garantías, se mantenga el tratamiento actual. “Si no nos escuchan, haremos vigilia, huelga de hambre, lo que sea necesario. Porque sin ese medicamento, no hay vida”, concluye Córdova. La audiencia de apelación finalizó sin una resolución inmediata y a más de una semana, la Corte aún no notifica su decisión.

El MSP sostiene que el tratamiento actual cumple con estándares internacionales de seguridad y eficacia. Señalan que su elección responde a criterios de disponibilidad y contexto local. Aseguran que el abastecimiento está garantizado hasta fin de año y que cualquier transición terapéutica debe estar fundamentada por un médico especialista.

“Antes de implementar cualquier cambio en el tipo de presentación, es fundamental que el médico realice una evaluación médica integral del paciente, considerando características clínicas, antecedentes de tratamiento y necesidades específicas para garantizar que toda transición terapéutica se fundamente en parámetros clínicos, científicos seguros y adecuados”, dicen desde el ministerio.