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Padre sirio protege a su hija haciéndole creer que las bombas son un juego

martes, 18 febrero 2020 - 02:31
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Desde que inició el conflicto en Siria en el año 2011, cerca de 20.000 menores han muerto y 5 millones han sido desplazados, según un reciente informe de Naciones Unidas. Aquellos que sobreviven lo hacen con secuelas psicológicas irreversibles.
 
Consciente del impacto psicológico de la guerra en los niños, Abdullah, un padre sirio, decidió inventar un juego para ocultar a su hija Salwa, el horror de la guerra en su país. 
 
La dinámica se llama “¿Bomba o avión?” y le ha hecho creer a la pequeña que los sonidos de bombas que llegan hasta su casa son fuegos artificiales o provienen de pistolas de juguete, por eso no hay que temerles, sino más bien reírse. 
 
Abdullah dijo al diario The Independent que los bombardeos, además de las muertes y caos que provocan, “estropean la psicología de los niños”. Este juego le vino a la mente poco después de que unas bombas cayeran muy cerca de su casa en Serakib y la pequeña sufriera una crisis nerviosa.
 
“Busqué soluciones para hacer de estos bombardeos una fuente de felicidad y no de miedo para la niña. Le enseñé que eso no daba miedo y que debía reírse”, comenta este ingenioso padre.
 
La horrible crisis al noroeste de Siria
El subsecretario general de la ONU para la coordinación de Asuntos Humanitarios, Mark Lowcock, ha alertado este lunes de la "horrible" situación que se vive en el noroeste de Siria, en donde cree que se han registrado 900.000 personas desplazas desde el 1 de diciembre, la gran mayoría mujeres y niños, por lo que ha pedido un alto el fuego.
 
"Están traumatizados y obligados a dormir al aire libre con temperaturas gélidas porque los campamentos están llenos. Las madres queman plástico para mantener calientes a los niños. Los bebés y los niños pequeños mueren a causa del frío", relata Lowcock en un comunicado.
 
Según ha explicado, la violencia en el noroeste de Siria es indiscriminada y las instalaciones de salud, las escuelas, las zonas residenciales, las mezquitas y los mercados han sido afectados.
 
"Las escuelas están suspendidas, muchas instalaciones de salud han cerrado. Existe un grave riesgo de brotes de enfermedades. La infraestructura básica se está desmoronando", alerta el representante de Naciones Unidas sobre el terreno.
 
 
 
 

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