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Gustavo Moscoso: La elegancia es una actitud

lunes, 26 enero 2015 - 11:05
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Hablar sobre moda con Gustavo Moscoso es mucho más que hablar de prendas de vestir. Después de emitir sus comentarios, viene una reflexión. Un argumento.

Cuando le preguntamos sobre cómo define el estilo de vestir ejecutivo en el Ecuador responde que hay una tendencia hacia la informalidad. “Diría que hasta 2008 cuando un ejecutivo llegaba a una reunión de negocios lo hacía siempre de terno, y las ejecutivas, con trajes sastre muy serios. Hoy que las barreras se han roto, existe una tendencia hacia la informalidad”.

Como previendo el efecto que puede tener sus palabras agrega: “Sin embargo hay que mantener un balance. Gozar de cierta libertad, pero hasta allí no más porque hay que guardar ciertos parámetros de respeto con las personas con las que se trata”.

Considera que la profesión o actividad a la que uno se dedique debe ser tomada en cuenta a la hora de seleccionar el vestuario. “Si tengo un litigio legal, no voy a buscar el abogado mejor vestido, quizás voy a pensar en ese que tal vez no está tan a la moda, con un terno un poco más ancho de los que se llevan ahora, porque eso me hace pensar que debe tener más experiencia que el del terno pegado al cuerpo. Somos sociedades en crecimiento, y aunque la capacidad profesional de una persona no puede ser definida por lo que tiene puesto, es parte de la estructura mental que aún tenemos”.

Menciona el área de las ventas como ejemplo. “Si una persona me viene a vender un seguro de salud, quiero que sea una persona impecable, con la piel perfecta, porque viene a venderme más tiempo de vida. Si alguien viene a venderme seguros exequiales quiero que venga vestida de blancos o grises, que me hable en un tono tan sutil que me transmita que voy a tener paz después de mis días en la Tierra. Por eso es tan importante amar lo que se hace, porque solo si amo lo que hago habrá congruencia entre mi forma de vivir, de expresarme ante el mundo y lo que hago”.

El diseñador sugiere que en estos detalles puede estar la explicación sobre porqué muchas veces no sabemos porque nos agrada tratar con alguien o lo contrario. Quizás esté relacionado con reacciones inconscientes a ciertos estímulos que la gente provoca sin saberlo.

Lo básico

Aclara que no necesariamente hay que gastar mucho para vestirse bien y que el “no tengo mucha plata” ya no es excusa. “Hoy en día hay ropa hecha en Ecuador de muy buena calidad y a precios asequibles, si se va comprando una camisa o una prenda al mes, se puede ir armando un clóset de muy buena calidad e ir haciendo combinaciones”.

Como guardarropa básico para un ejecutivo, en sus horas de trabajo no en su vida personal, sugiere como mínimo: un terno azul y uno gris, ocho camisas y entre ocho a diez corbatas. Hace una posible selección para una semana: El lunes el terno azul completo, el martes el pantalón gris y la chaqueta azul, el miércoles el terno gris completo, el jueves el pantalón azul con la chaqueta gris, y el viernes el pantalón gris con una buena camisa y sin chaqueta. “Se puede ir planificando de acuerdo al tipo de reuniones, no es una regla fija. Pero con esas prendas se pueden hacer infinidad de combinaciones y verse distinto cada día”.

Acepta que para las mujeres es más difícil trabajar con un grupo muy reducido de prendas pero cree que con una buena selección de la línea de sastrería se puede lograr. “Este estilo me gusta mucho porque va con el nuevo concepto de mujer: más proactiva, más protagonista, que sabe lo que quiere, no blanda. Por eso también me parece que el rojo es una gran opción para una primera y fuerte impresión. Pero hay que escoger un tono no intimidante ni vulgar y siempre atenuado por otras prendas”.

Concluye señalando que al primer ser humano que uno debe conquistar es a sí mismo. “Yo me conquisto a mí mismo frente al espejo, después salgo”, dice mientras afirma que la elegancia trasciende el buen vestir. “La elegancia es una actitud, es un comportamiento sumado a la manera adecuada de vestir, de comportarse. Hay mucha gente bien vestida, pero gente elegante, hay poca”.

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