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Ecuador incursiona con fuerza en la transportación eléctrica

viernes, 28 diciembre 2018 - 07:27
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La implementación de sistemas de transportación pública para mejorar la movilidad en las urbes grandes y medianas es uno de los principales retos de la sociedad actual, lo cual se está enfrentando a través de soluciones basadas en energía eléctrica.
Ecuador no es ajeno a esta realidad, pues varias ciudades están incursionando con fuerza en la movilidad eléctrica. Un ejemplo es Cuenca con su proyecto Tranvía, que tiene una ruta de 20,4 kilómetros en sus dos sentidos de circulación, con 27 paradas y unidades, que no utilizan combustibles fósiles para su movilización.
 
En la actualidad, el sistema está en fase de pruebas técnicas para comprobar que no haya inconvenientes en las unidades durante el recorrido. Posteriormente, se implementarán las etapas de pruebas con pasajeros, de adaptación de la ciudadanía y de la aprobación de la tarifa. Se espera que su funcionamiento oficial se realice en el primer semestre de 2019.
 
La ciudad capital, Quito, no se queda atrás en esta tendencia, pues cuenta con unidades de transportación amigables con el medio ambiente, como el bus articulado cien por ciento eléctrico, que brinda servicio en el corredor central norte.
 
El bus eléctrico tiene capacidad para 160 pasajeros, posee un sistema de cámaras de seguridad, tiene 18 metros de longitud y cuenta con 6 paquetes de baterías (15 años de durabilidad) de 360 Kw/h. Como parte de esta innovación en el transporte, la unidad cuenta con su propia estación de carga.
 
 
El tranvía de Cuenca contribuirá con la movilidad de la ciudad y la reducción de emisiones de CO2.
 
Según el Municipio de Quito, la meta para el 2020 es contar con unidades cero niveles de emisión de CO2 en el Centro Histórico capitalino.
 
A ello se suma el proyecto Metro de Quito, obra en construcción, que hasta a inicios de diciembre tenía un avance del 78 por ciento. Actualmente, se realiza el montaje de las vías.
 
La primera línea del metro tendrá 45,8 kilómetros de vías, las cuales permitirán cruzar la ciudad en 34 minutos, es decir, en una cuarta parte del tiempo que tome en la actualidad.
 
El sistema contará con 18 trenes eléctricos bidireccionales, compuestos de 6 vagones, dos de ellos vagones remolques con cabina, ubicados en los extremos; y cuatro vagones motores intermedios.
 
Se calcula que esta línea transportará a más de 400.000 personas al día, lo que supone 10 veces más que un trolebús, diversificando así las opciones de movilidad en la ciudad y reduciendo las emisiones de CO2.
 
En Guayaquil, una iniciativa de movilidad eléctrica surgió del sector privado con apoyo de la banca pública. Se trata de la compañía Saucinc (línea 89) que adquirió 20 buses eléctricos con un crédito de 8,4 millones de dólares de la Corporación Financiera Nacional (CFN).
 
La primera línea del Metro de Quito contará con 18 trenes eléctricos bidireccionales.
 
Los buses se utilizarán para brindar el servicio de transportación en la ciudad, pero además implicará en un lapso de 15 años una reducción de 2,9 millones de galones de diésel subsidiados, lo que representaría 8,27 millones de dólares de ahorro fiscal. 
 
El presidente del directorio de la CFN, Juan Carlos Jácome, destaca que esta operación crediticia se logró a través del producto ‘Financiamiento de Movilidad Eléctrica’, el cual brinda créditos desde 50 mil hasta los 20 millones de dólares, a una tasa de interés del 7,5 por ciento y a 15 años plazo.
 
“Un impulso importante fue la reforma legal tributaria de este año, que permite que la importación de buses eléctricos no esté gravada con IVA, lo cual reduce el costo financiero y hace más viable estas operaciones de crédito”, explica el funcionario.
 
Este producto financiero de la CFN ya ha generado el interés de empresas de transporte de otras ciudades, y además se está implementando con el Banco del Pacífico otro producto específico para financiar la adquisición de autos eléctricos para el servicio de taxi.
 
“Confiamos en tipo de créditos para la conversión de buses de transporte por todos los beneficios. Por un lado está el lado ambiental, con la reducción de emisiones de CO2; pero también está el aspecto, fiscal donde el Estado dejará de destinar recursos para la importación de combustibles”, asegura Juan Carlos Jácome.
 
De acuerdo a la Agencia Internacional de Energía, sustituir un vehículo de combustión interna por uno eléctrico reduce 12,8 toneladas de CO2 al año.

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