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Marcelo Chiriboga, el hombre que nunca estuvo

martes, 14 junio 2016 - 10:13
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La noche antes de esta entrevista, Alfredo Espinosa volvía a Quito tras haber pasado cuatro días viviendo en el páramo, actuando para un trabajo de titulación de estudiantes de cine, cuando un hombre lo abordó en la calle al grito de “¡Chiriboga!”. Le dijo que cuando lo vio en “Un secreto en la caja” se lo creyó todo, que fue su hijo quien le hizo caer en cuenta de que era un falso documental. En una breve charla el señor le confió que había considerado totalmente posible que un gran novelista ecuatoriano, de la talla de un García Márquez o de un Vargas Llosa, hubiera sido proscrito por las dictaduras, y caído en el más profundo olvido histórico.

El nombre y la leyenda de Marcelo Chiriboga ya inspiraron una estupenda novela metaliteraria de Diego Cornejo: “Las segundas criaturas” (Dinediciones, 2010. Ed. Funabulista, 2012). Hoy el supuesto escritor fantasma del boom latinoamericano es el protagonista de una película ecuatoriana que se enmarca en el divertido género del mockumentary. De factura técnica impecable, un humor bastante negro y, sobre todo, con excelentes actuaciones “Un secreto en la caja” ha convencido a más de uno de estar viendo una historia real.

Alfredo Espinosa interpreta al mito. Con una trayectoria de 25 años como actor de teatro, cine y televisión, ha participado en 11 largometrajes ecuatorianos, entre ellos “1809-1810. Mientras llega el día”, “Qué tan lejos” y “Mono con gallinas”. Por estos días tiene dos películas en cartelera: “Un secreto en la caja” y “Tan distintos”. Chiriboga es su primer protagónico en el cine.  También actúa en varios episodios de EnchufeTV. Y el 7 de julio estrena “Nada es lo que parece” un trabajo de microteatro que él mismo dirige.

¿Cómo llegaste a “Un secreto en la caja”?
Javier Izquierdo, (el director) me buscó para hacer el personaje del periodista. Estuve cinco días repitiendo textos larguísimos con acento mexicano, como loquito. Hice el casting y pocas semanas después me llamó a decirme que no quería que sea el mexicano sino el protagónico, y me emocionó profundamente. En el cine de Ecuador, los contactos suelen darse en los mismos términos: lo primero que te dicen es “me gusta tu trabajo, queremos que trabajes con nosotros”, y lo segundo es “pero no hay presupuesto”. Es verdad, el cine tiene poco presupuesto en el país, por eso yo acepto prácticamente todas las alternativas.

¿Conocías del personaje de Chiriboga?
No, y de hecho tampoco sabía que existía el falso documental como género. Fue Javier Izquierdo quien me habló de esta anécdota maravillosa y terriblemente dolorosa: Carlos Fuentes y José Donoso se inventan a este supuesto escritor ecuatoriano del boom al que le dan nombre, apellido y una historia, un poco para burlarse de Ecuador, por ser el único país latinoamericano que en los 70 no tuvo un escritor representativo en términos de novela.

¿Te sentiste bien con el personaje?
Fue fascinante, a pesar de que no hay un desarrollo dramático, o es muy simple, pues es una entrevista ficticia que le hacen a Chiriboga. Pero ahí pongo muchas cosas que investigué respecto a la época, mi visión antropológica de la vida y las propuestas de Izquierdo. Me encantó el personaje, y la posibilidad de darle vida a todos estos vacíos del imaginario de los ecuatorianos, en relación con el tema cultural, histórico, social, con nuestros prejuicios. De desentrañar una serie de mitos de la historia oficial ecuatoriana, sobre la cual hemos ido construyendo una identidad extremadamente complicada.

Prácticamente todos los papeles de “Un secreto en la caja” están interpretados por profesionales. ¿Cómo fue la dirección de actores de esta película?
Javier confió profundamente en nuestros niveles de formación y la capacidad de hacer lo que nos pedía, que es una forma de dirigir poco común en el país. Muchos directores ecuatorianos prefieren a los actores naturales porque no confían en los profesionales, y eso significa que no confían en su realidad, ni en su potencial. La película convence, y eso significa que los actores ecuatorianos no somos malos. La libertad escénica que tuvimos logra el resultado dramático que se ve. Javier hizo un gran trabajo de dirección confiando en sus actores, algo que muchos directores, entre ellos los más famosos de Ecuador, en estos momentos no hacen.


Chiriboga (quinto de izq. a der.) participó
en la obra teatral "Lady's Night".

EL TEATRO

Espinosa tiene una carrera muy activa en teatro, acaba de cumplir temporada en Quito con “Lady's Night” y “Un enemigo del pueblo”, obras que se preparan para una gira nacional. El 7 de julio debuta en la dirección con “Nada es lo que parece” un trabajo de microteatro junto a Ibai Fernández y Antonela Moreno en el Patio de Comedias. Además prepara su primer monólogo “con muchos miedos”, confiesa.

¿Tipo stand up?
No. Es un monólogo con un texto de un valor dramático y teatral, está basado en “El estupendo matrimonio de Zabalita” (un graciosísimo cuento de Alejandro Carrión). No estoy de acuerdo con las fórmulas de monólogo propias de los 80 y 90. Para mí el fundamento del hecho estético en teatro es una historia bien contada. El stand up que se hace hoy, más que una forma de hacer teatro, es una forma de sobrevivencia. El monólogo es un ejercicio individual, pero en el que tienes que desarrollar todas las relaciones que no están presentes, se necesita saber cómo hacerlo… Y eso a mí me ha costado 25 años.

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