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¿Ha perdido agresividad el Coronavirus?

martes, 30 junio 2020 - 12:01
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Las distintas etapas por las que está pasando la crisis del Coronavirus en el mundo siguen despertando nuevas preguntas para los expertos, cuyas respuestas, después, la población comenta o discute con visible interés.
 
Superamos hace semanas el momento de comprender la tasa reproductiva, la seroprevalencia o la diferencia entre una PCR que detecta la infección y un test inmunológico que detecta si hemos superado la Covid-19.
 
La gran preocupación del momento actual es si el virus se ha vuelto menos virulento. Es lo que opina  Miguel Pita, doctor en Genética y Biología Celular por la Universidad Autónoma de Madrid, quien acaba de publicar "Un día en la vida de un virus"
 
Lamentablemente, la ciencia tarda mucho en responder. Necesita tiempo porque lo hace con una necesidad de rigor a la que no estamos acostumbrados en estos tiempos en que la opinión intenta quitarle el sitio al conocimiento.
 
Los científicos aún no pueden dar una respuesta contundente sobre si el virus ha perdido virulencia o no, porque necesitan aplicar un elaborado método y tener certeza antes de hacer afirmaciones rotundas. Ese el motivo por el que los resultados rigurosos se hacen esperar.
 
Sin embargo, algo que sí pueden hacer desde ya los científicos es explicar cómo han sido las dinámicas de otros virus en situaciones equiparables.
 
Los datos del pasado nos enseñan que es cierto que los virus, después de llegar a un nuevo hospedador con furor, se van volviendo menos agresivos con el paso del tiempo. Por eso es esperable que vuelva a ocurrir en esta pandemia. Pero igualmente puede tardar en suceder, e incluso no ocurrir nunca.
 
Un detalle importante a tener en cuenta al hablar de virulencia es que, aunque solemos hablar de virus en singular, en realidad lo que nos infecta son cientos o miles de partículas virales (o viriones) de forma simultánea, publica el portal de ABC en España. 
 
Al infectarnos repiten incansablemente el mismo proceso: una o varias de ellas entran en una célula y producen cientos o miles de nuevas partículas virales. En otras palabras, una característica de los virus es su abundancia simultánea de copias. Son pequeños, pero muchos.
 
Así que, si el actual coronavirus se dispone a perder virulencia, es necesario que la pierdan los miles de millones de viriones que infectan a los millones de individuos de nuestra especie.
 
El proceso no es sencillo: no se trata de que una determinada partícula viral decida moderar su actitud.
 
Para que un virus pierda agresividad se tienen que ir acumulando mutaciones en el material genético (ARN) de los nuevos viriones que vayan surgiendo.
 
Esas mutaciones son modificaciones moleculares que ocurren al azar en ese manual de instrucciones de cada partícula viral que es su ARN.
 
Estos cambios pueden producir nuevos viriones que lleven un ARN que los haga menos agresivos. Aunque al ser aleatorias, las mutaciones pueden generar con la misma facilidad viriones más virulentos o no tener efecto.
 
Cada partícula viral de SARS-CoV-2 que ingresa en una de nuestras células da lugar a muchas nuevas copias. En ellas habrá una gran mayoría que serán exactas, y solo unas pocas mutantes.
 
Es lo normal cuando se hacen muchas copias de material genético: la maquinaria suele ejecutar bien su trabajo, pero en ocasiones comete errores. Le sucedería a cualquiera si copiase manualmente un texto miles de veces.
 
¿Podemos decir entonces que el SARS-CoV2 es ya menos agresivo? Responder una pregunta tan compleja de forma rigurosa no es posible sin antes analizar numerosos datos.
 
Es cierto que vemos menos casos cada vez, que los pacientes que reciben los hospitales son más leves, que cada día que pasa las cifras son más alentadoras… Pero probablemente no haya perdido agresividad.
 
Probablemente, la menor severidad y número de casos de Covid-19 que observamos actualmente sea consecuencia del confinamiento pasado, del distanciamiento social actual y de la experiencia y capacidad de nuestro sistema de salud de atender casos más leves, entre otros esfuerzos.
 
Seguramente no es que el virus sea ahora menos agresivo, sino que estamos más atentos. 

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