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Un año menos malo, pero la reactivación económica será tibia

lunes, 1 febrero 2021 - 08:19
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Cuando se quiere explicar la crisis económica del país, se evalúa de inmediato cuál es el Producto Interno Bruto (PIB), que son todos los productos y servicios producidos. En 2020, este cayó alrededor del 9,5 %, según el Banco Mundial, en comparación a un año atrás. La mayor contracción registrada en la historia.

Pero para entender esta caída hay que revisar a otros factores. Por ejemplo, de las más de 200 actividades económicas (fabricar calzado, vender pasajes aéreos, entre otras) que existen en el país, solo 10 por ciento mejoraron ventas. Es decir, nueve de cada 10 actividades existentes tuvieron menos ingresos. Peor que la crisis posterremoto de 2016.

Las pérdidas totales se calculan, asegura Pablo Arosemena, presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil, en más de 28.000 millones de dólares. “Solo en la actividad comercial fueron 11.000 millones menos en ingresos”.

Esto, lógicamente, derivó en la reducción del empleo. De 3,1 millones de personas con empleo adecuado (reciben al menos salario básico) a diciembre de 2019, a septiembre pasado se llegó a 2,5 millones, aunque en el medio se tocó fondo al llegar incluso a 1,3 millones de empleos adecuados. A esto hay que sumarle, de acuerdo al último informe del INEC, que hay más de 500 mil personas en desempleo, y que hay otros 1,8 millones de personas que están en el subempleo, entre esos una mayoría que demanda más oportunidades de trabajo.

El escenario es complejo. “Este año no debe interpretarse como uno de crecimiento sino de mejoría frente al desastroso 2020”, explica Francisco Briones, especialista económico. Recuperarse al nivel de 2019, dice, tomará mucho tiempo. “No puede fijarse una fecha porque dependerá de cómo se maneje la economía del país”.

En ese sentido, la pendiente está muy empinada. Mientras la actividad empresarial y el empleo se achican, la deuda del Gobierno aumenta: su endeudamiento superó los 60 mil millones de dólares a noviembre pasado, es decir, 10 por ciento más que el mismo mes de 2019.

Briones indica que lo urgente es que el endeudamiento no siga creciendo. Pero para eso, agrega, es necesario subir los ingresos y, sobre todo, hacer un ajuste real a los gastos. “El problema será para el siguiente Gobierno porque el actual podrá sobrevivir con el inicio de los pagos de los impuestos, incluso hay pagos asegurados más adelante de multilaterales…”.

¿Qué esperar de las ventas?

Las cifras más actualizadas de 2020 muestran el desempeño de ventas de las empresas en el país hasta octubre. Hasta allí, la caída es superior a 20.000 millones de dólares. La cifra final, como advierte Pablo Arosemena, rondaría los 30.000 millones. Influyó al final la decisión del gobierno de decretar el Estado de Excepción en el último tramo de diciembre. “Perdimos alrededor de 1.000 millones de dólares en ventas por esta decisión”, asegura.

Por eso cree que las medidas por la pandemia deben ser bajo una mirada de soluciones y no restricciones. “Estar encerrados equivale a un impuesto que, según el nivel de encierro, puede representar una reducción importante de las ventas”, puntualiza Arosemena. Cree que hay soluciones sin generar problemas de salud como extender el horario de atención de los negocios. “En las tiendas de barrio, si se les permite atender dos horas más al día, se calcula que venderían unos 1.000 millones más al año”.

Si se toman las medidas apropiadas, dice, las ventas de las empresas este año serían 14 por ciento más que en 2020. “Suena bastante pero aún es muy por debajo de lo que se generó antes del COVID-19”, menciona.

Es un año marcado por la evolución del COVID-19, señala el especialista Briones. “La reactivación se puede agravar por la falta de certidumbre en las resoluciones de los Comités de Operaciones de Emergencia”. Para eso cree que es necesario definir una especie de manual de acción para que con antelación las empresas sepan cómo reaccionar ante determinada implementación. “El problema hoy es que no se sabe cómo actuarán, si las decisiones conllevarán medidas intensas o ligeras, y eso lleva a que ciertas empresas operen con lo mínimo indispensable sin tomar más riesgos”.

En lo que sí cuestiona al sector empresarial es en su falta de adaptación a la realidad en lo digital. “No se ha asumido totalmente”, puntualiza. Muestra de aquello es que varios negocios, luego de los meses más críticos, dejaron de lado sus ventas por canales electrónicos. “Debemos entender la necesidad de sí o sí adaptarnos a lo digital, más allá de la pandemia”.

¿Qué esperar del empleo?

Que las ventas crezcan 14 por ciento no implica que el empleo se reactive con fuerza. “A medida que la economía se recupere también lo harán los indicadores, entre esos el empleo. Pero no llegará al nivel pre-COVID-19”, menciona Xavier Villavicencio, catedrático de la Espae (Escuela de Negocios de la Espol). La proyección, dice este profesor, es que la economía mejore y, por ende, el desempleo se sitúa aproximadamente en 5,5 por ciento. Es mejor que el último reporte del INEC, que ubica al desempleo en 6,6 por ciento, pero peor que como terminó 2019, que era inferior al cuatro por ciento. “Aunque si hay una segunda ola o no hay un proceso rápido de vacunación, puede desmejorar todo”.

Sectores como el exportador, agrícola y de alimentos y bebidas es donde podrían concentrarse la mejora del empleo, mientras todo lo relacionado a hotelería, turismo y restaurantes, por el contrario, seguirá cuesta abajo. ¿Cómo reactivar en realidad el empleo? Algunos señalan la necesidad de un cambio drástico de la legislación laboral, otros que todo dependerá de las próximas elecciones presidenciales, para saber cuál es el rumbo, y el proceso de vacunación.

Mientras 2020 fue el peor año para la economía, pero no tan sombrío como se preveía a inicios de la pandemia, este 2021 se proyecta mejor. Claro, si es que no se repite el escenario dantesco de marzo. En resumen, un año menos malo.

 

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