Quito es un polvorín en potencia: ¿Logrará mediar la Iglesia?
Por su estructura social, Quito es un polvorín, advierte Antonio Ricaurte, exconcejal y exalcalde de Quito. Su reflexión es oportuna, en momentos en que el diálogo entre el Gobierno y la Conaie llegó a un punto muerto.
A esta hora, la Iglesia Católica podría ser una mediadora en las conversaciones, luego de que el presidente Guillermo Lasso desconociera como interlocutor a Leonidas Iza, presidente de la Conaie, y cuestionara el papel parcializado del presidente de la Asamblea, Virgilio Saquicela.
LEA TAMBIÉN: Gobierno desconoce a Virgilio Saquicela como mediador en diálogo, tras votar por destitución de Lasso
Tres son ahora los puntos del diálogo: la derogatoria de los decretos 95 y 151, que abrieron las puertas al aumento de la producción petrolera y minera. Y, especialmente, el precio de los combustibles, en particular, del galón del diésel.
El gobierno planteó una reducción de 10 centavos de dólar en el combustible, pero la organización indígena replicó que la reducción debe ser de 40 centavos de dólar.
Militante de Pachakutik, Ricaurte analiza las razones por las cuales “la estructura geosocial de Quito la puede convertir en un polvorín”.
Varios sectores populares tienen influencia de población indígena, porque fueron comunas ancestrales. En el centro y noroccidente, los sectores de San Juan, San Roque, Atucucho, La Pulida, La Comuna, Pisulí, San Fernando, Cotocollao, La Roldós, La Planada y Catzuquí de Moncayo.
En cambio, en la zona de influencia de la Mitad del Mundo se encuentran Pusuquí, San Antonio de Pichincha y Calacalí. En la salida norte de Quito están Carcelén, Calderón, Carapungo, Llano Chico, Llano Grande y Guayllabamba. Con influencia sobre la Eloy Alfaro, en el nororiente de la ciudad, se encuentran el Comité del Pueblo y La Bota. En cambio, con influencia en los Valles, se encuentran poblaciones como Tumbaco, Puembo, Pifo, Quinche; y, Conocoto, Amaguaña, Tingo, Alangasí. Todo el sur de Quito tiene esta configuración.
“Cada uno de estos sectores tiene una organización comunitaria (cercana a la lógica indígena) y que está preparada para reaccionar y bloquear la ciudad. Si las cosas siguen sin solución puede resultar muy peligroso, cuando toma fuerza un componente racista que confronta a un grupo minoritario y pudiente y a los sectores populares", señala.
¿Salidas? Ricaurte afirma que “insistir en no hablar con Iza es un error porque es el presidente de la Conaie y lo que dice o hace es resultado de lo que dicen las bases y el resto de dirigentes”. La otra opción es demostrar la fuerza del Estado, advierte. “Ésta es la salida con la que viven los manifestantes radicales, eso buscan, eso han hecho en zonas como San Antonio de Pichincha, en Calderón”.
La situación en el resto del país, donde persisten manifestaciones y cortes de vías, es aún peor, alerta Ricaurte.
