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Aterriza el control de precios

jueves, 4 junio 2015 - 01:38
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    No matemos la dinámica y el potencial de mejorar la eficiencia del mercado a través de controles de precios que siempre terminan pasando la factura a los consumidores.

    La ideología socialista gobernante se rehúsa a admitir que los precios se fijen por el “libre criterio” de los actores del mercado y no a través de una todopoderosa entidad pública. La Asamblea Nacional discutirá en los próximos días una reforma que declarará al transporte aéreo como “público, de interés y necesidad nacional”.

    Como resultado, será responsabilidad del Ministerio de Transporte implementar controles de precios para evitar la “excesiva discrecionalidad” que tienen las aerolíneas para aplicar tarifas diferenciadas. Las nuevas tarifas aéreas nacionales deberán ser: “Únicas e iguales para todos los usuarios”.

    El proyecto refleja el reducido entendimiento que existe en el país de cómo funcionan los mercados y de que los precios se fijan por la oferta y la demanda. El premio nobel de economía, Milton Friedman, explicó los riesgos de este tipo de políticas: “Nosotros los economistas no sabemos demasiado, pero lo que sí sabemos es crear escasez. Si usted desea crear una escasez de tomates, por ejemplo, emita una ley por la que los negocios no puedan vender tomates a más de dos centavos por kilo. Instantáneamente tendrá escasez de tomates.”

    Lo mismo sucede con el mercado del transporte aéreo, en donde las aerolíneas saben que un asiento vacío es dinero perdido. ¿Pero cómo explicar que en un mismo avión viaje un pasajero que pagó la mitad de lo que pagué yo?

    Las aerolíneas utilizan un sistema de precios variable que divide al avión en distintas tarifas. El grupo de precios más bajo se asigna a los clientes que compran anticipadamente o que aceptan mayores restricciones frente a cambios en su itinerario. De este modo, las aerolíneas reducen el riesgo que significa un cliente de última hora que podría terminar siendo un puesto vacío en el vuelo.

    Adicionalmente, las aerolíneas reaccionan frente a variaciones estacionales en la demanda: en los meses de vacaciones puede haber una mayor demanda en ciertas rutas. Las aerolíneas ajustan sus precios de modo que se logre un equilibrio perfecto entre ocupación y oferta de asientos. Todas las decisiones deben observar constantemente lo que hace la competencia para fijar precios competitivos.

    La mejor manera de mantener un mercado sano es a través de la aplicación de reglas que incentiven la competencia. La experiencia internacional demuestra que es contraproducente que el gobierno fije tarifas para una industria tan compleja como la del transporte aéreo.

    El Estado debería enfocarse en fortalecer el proceso competitivo: mejorar capacidades de monitoreo de reguladores, favorecer nuevas inversiones en la modernización y ampliación de flotas aéreas, y reducir barreras de entrada para que nuevas aerolíneas ingresen al mercado. Adicionalmente, las autoridades de competencia deben castigar comportamientos oportunistas.

    Pero no matemos la dinámica y el potencial de mejorar la eficiencia del mercado a través de controles de precios que siempre terminan pasando la factura a los ciudadanos.

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