#NoMásCorrupción
Alberto Acosta-Burneo lunes, 19 octubre 2020 - 11:34
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POR ALBERTO ACOSTA-BURNEO
Los valores morales de una sociedad se forman junto con sus instituciones. Es por esto por lo que, cuando se destruyen las instituciones, muchos valores no sobreviven provocando una crisis moral. Estamos pagando un alto precio por el populismo del correato y su lucha persistente en contra de todos los poderes establecidos e instituciones de nuestra sociedad. ¿Qué hacer? Estas son algunas ideas:
EDUCACIÓN: La lucha contra la corrupción empieza en casa a través del ejemplo de honestidad que debemos dar a nuestros hijos en la vida diaria. Por ejemplo: no saltarnos una fila, no apropiarnos de bienes “abandonados”, entregar el vuelto correcto, honrando nuestras deudas, cumpliendo nuestra palabra…
CASTIGO MORAL: La corrupción es tan frecuente que se ha vuelto “normal” e incluso aceptada por los ciudadanos. Debemos instaurar el castigo moral a los corruptos visibilizándolos a través de “listados de la vergüenza”, en donde se encuentre la información de todas las personas condenadas por la justicia. En Carondelet, debemos retirar del salón amarillo los cuadros de los expresidentes condenados y colocarlos en un lugar “especial” donde todos puedan recordar sus delitos.
TRANSPARENCIA: Modifiquemos la normativa para obligar que toda actividad de la administración pública sea de conocimiento público. No son aceptables los “secretos de Estado” frente a los mandantes.
DIVISIÓN DE PODERES: Hay que limitar el poder del Estado a través de la división de poderes. El resultado será devolver las competencias a las instituciones de control para que minimicen la arbitrariedad de los políticos en el poder.
LIMITAR DISCRECIONALIDAD: El Estado debe tener objetivos y funciones claramente definidas. Priorizar el gasto público en esas áreas, al tiempo que se reduce todo lo demás. Las leyes de compras públicas deben reinstaurar las licitaciones y dejar de lado las contrataciones “a dedo”.
LIBERTAD DE EXPRESIÓN: Impulsar el rol fiscalizador de la prensa y de los ciudadanos a través de las redes sociales, impidiendo el acoso a aquellos buenos ciudadanos que denuncian a los corruptos. Con la corrupción, ¡ni perdón ni olvido!